Panebianco - Modelos De Partidos (Resumen)
IreneI24 de Mayo de 2015
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PANEBIANCO – MODELOS DE PARTIDO
Hay dos prejuicios en la literatura sobre los partidos que ponen en peligro la posibilidad de un serio análisis ORGANIZATIVO de los partidos.
-Prejuicio Sociológico: creer que las actividades de los partidos son el producto de las demandas de los grupos sociales que representan, y que los partidos políticos son sólo manifestaciones de las divisiones sociales.
Impide ver que entre los partidos y el sistema de las desigualdades sociales existe una relación compleja cuya designación con el término representación conlleva una fuerte dosis de imprecisión y simplificación.
El partido es en sí mismo y ante todo, un productor de desigualdades en su propio seno: desigualdades que llamaré ORGANIZATIVAS para distinguirlas de las de estratificación social.
-Prejuicio teleológico: atribución a priori de fines a los partidos, de objetivos que según el observador representan la razón de ser del partido en cuestión. Identificados sus fines, sus actividades se deducirán de ellos. O bien, se medirá la eventual desviación respecto a los fines de los comportamientos efectivos del partido. Yace la idea de que los partidos son organizaciones constituidas en función de objetivos específicos y orientadas hacia su consecución.
Dos versiones del prejuicio teleológico: primera da lugar a definiciones elaboradas en base a las metas ideológicas y la segunda conduce a definiciones mínimas en base a los objetivos de cualquier partido.
A la primera corresponden dos premisas:
Los partidos son grupos que persiguen la obtención de ciertos fines.
La ideología de cada partido es el mejor indicador de sus fines.
Punto débil de la primera premisa es que da por descontado algo que, es preciso demostrar.
Punto débil de la segunda premisa es más evidente. Suponiendo que los partidos sean grupos orientados a la realización de sus fines, con aquella premisa se da por sentado que los fines declarados (metas ideológicas) se corresponden con los fines reales.
Más insidiosa, por su apariencia más científica es la de definición mínima y comparten, en la mayoría de los casos la afirmación de Anthony Downs “los partidos desarrollan políticas para ganar las elecciones; no ganan las elecciones para desarrollar una política”
Respecto a la versión precedente del prejuicio teleológico (elaboradas), la relación entre objetivos electorales y metas ideológicas se invierte: en aquella la victoria electoral es un medio para la realización de los objetivos ideológicos aquí la ideología es un medio para la obtención de la victoria electoral.
Si los fines de los partidos, como sostengo en este trabajo, no pueden ser determinados previamente, surge el problema de cómo distinguir los partidos de las demás organizaciones. La única respuesta es que los partidos, se distinguen por el específico ambiente en el que desarrollan una específica actividad. Sólo los partidos operan en la escena electoral y compiten por votos. Se distingue los partidos por la actividad.
Los dilemas organizativos
Identificación de algunos dilemas organizativos, esto es, las exigencias contradictorias, que cualquier partido, debe equilibrar de un modo u otro.
Dilema I: modelo racional versus modelo del sistema natural
Modelo racional: las organizaciones son principalmente instrumento para la realización de fines específicos. Las actividades y orden interno son comprensibles a la luz de sus fines organizativos. Si se trata de una asociación voluntaria, el modelo racional predica, la identificación de los participantes con los fines organizativos, es decir, la existencia de una causa común. Prejuicio teleológico es su más directa expresión.
Objeciones:
a) Los fines reales de una organización no pueden ser nunca determinados a priori.
b) En el seno de una organización existe siempre una pluralidad de fines a veces tantos como autores integran la organización.
c) A menudo el verdadero objetivos de los dirigentes de las organizaciones no es la consecución de los fines para los que se constituyó la organización, sino, el mantenimiento de la organización misma.
Sistema natural: No contempla la organización principalmente como un instrumento para la realización de los fines de sus titulares. Sino más bien como una estructura que responde y se adapta a la multiplicidad de demandas por parte de los distintos jugadores y que trata de mantener el equilibrio conciliando aquellas demandas.
El papel de los dirigentes también se contempla de modo distinto, adquiere una especie de papel mediador.
La relación entre los fines organizativos y la organización se invierte: si en el modelo racional la variable independiente son los fines y la dependiente la organización, en el modelo del sistema natural los fines son tratados como una variable dependiente, y no pueden plantearse como punto de partida.
Respecto del problema de los fines organizativos el modelo del sistema natural implica, tres consecuencias:
1. Los fines organizativos oficiales son una fachada detrás del cual se esconden los fines efectivos.
2. Los fines efectivos sólo pueden ser concebidos como resultados de equilibrios sucesivos.
3. El único fin que compartes los distintos participantes, y no siempre, es su mínimo común denominador – la supervivencia de la organización.
Los modelos suelen presentarse como contrapuestos, pero pueden ser consecutivos como en el modelo de Michels. Las organizaciones nacen para la realizaci´n de ciertos fines compartidos por los participantes y en torno a los cuales se forja la fisonomía de la organización. Con el paso del tiempo, las organizaciones desarrollan en su interior tendencias, por un lado la autoconservación y por otro la diversificación de los fines de los distintos actores organizativos.
La teoría de la sustitución de los fines de Michels ilustra el paso de la organización desde su etapa de instrumento para la realización de ciertos objetivos a la de sistema natural. Esta como el sistema natural den una mirada más realista que el modelo racional.
De todas formas, los fines oficiales no pueden ser reducidos a una mera fachada por do razones; no se explicaría por qué muchos conflictos intra-organizativos se desarrollan en torno a valoraciones contrapuestas del rendimiento de la organización, de su capacidad para perseguir eficazmente los objetivos oficiales. Ni se explicaría la comprobada capacidad de resistencia de las ideologías organizativos y la obligación de invocarlas que siempre pesa sobre los dirigentes.
Dilema II: incentivos colectivos versus incentivos selectivos
Dos versiones de la teoría de los incentivos. 1. Los incentivos que la organización debe distribuir para asegurarse la necesaria participación, son sobre todo incentivos colectivo, a todos los participantes en la misma medida. 2. Incentivos selectivos la organización los distribuye solamente a algunos partícipes y de modo desigual.
Las dos versiones corresponden a la distinción entre bienes públicos y bienes privados. Y representan a la orientación sociológica (participación como fruto de una comunidad de valores) y la orientación económica (de la participación como resultado de la búsqueda de un interés privado).
Hay distintas formas de clasificar los incentivos organizativos.
Incentivos colectivos: identidad (identificación con la organización) solidaridad, e ideológicos.
Incentivos selectivos: poder, status, y los incentivos materiales.
La teoría de los incentivos selectivos explica bastante bien el comportamiento de las élites que compiten entre sí dentro del partido por el control de los cargos, así como de los clientes que intercambian votos contra beneficios materiales. Pero la actividad de los militantes se explica mejor en términos de incentivos colectivos, o del electorado fiel.
Los dos son recíprocamente contradictorios. Si la organización distribuye demasiados incentivos selectivos, resta credibilidad al mito de la organización como instrumento enteramente volcado en la realización de la causa. Por otra parte si pone en exceso el acento sobre los colectivos se compromete con la continuidad de la organización. Debe encontrarse un equilibrio.
Los incentivos selectivos se condicen con el sistema natural tutela del equilibrio de la organización.
Los incentivos colectivos la empujan para el modelo racional.
La primera función interna de la ideología es la de mantener la identidad; se convierte en la fuente principal de los incentivos colectivos. La segunda es la de ocultar la distribución de los incentivos colectivos no sólo ante quienes no se benefician de ellos, sino ante los ojos de los propios beneficiarios.
Dilema III: adaptación al ambiente versus predominio
Toda organización está implicada en una multiplicidad de relaciones con su entorno.
Hay tendencias a adaptarse al entorno o a dominarlo.
En primer lugar, que la organización tienda a adaptarse o a dominar su entorno depende, de las características ambientales. En segundo lugar “ambiente” es una metáfora para indicar una pluralidad de ambientes. Escenarios que en general son interdependientes, pero distintos. Esto significa que una misma organización puede desarrollar estrategias de dominio en ciertas áreas y adaptación en otras.
El partido es una organización que busca la propia
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