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Poblacion Transnacional

lucylili11 de Diciembre de 2013

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INTRODUCCION

El “transnacionalismo” y la configuración de comunidades transnacionales forman parte importante del proceso de globalización de la sociedad contemporánea. En este sentido, la segmentación del mercado de trabajo es la base de una segmentación de la población en estratos económicos, sociales y culturales diferenciados Si bien los diversos segmentos (o estancos) ocupacionales se configuran siguiendo una lógica económica dictada por el proceso de desregulación contractual y flexibilización laboral, quienes integran cada uno de estos segmentos no lo hacen de acuerdo con una lógica estrictamente económica, sino en función de procesos de diferenciación social “extraeconómicos”, fundados especialmente en factores de diferenciación cultural, étnica, demográfica, de género y de condición migratoria. Sobre la base de dichos factores se configuran grupos poblacionales con desventajas sociales y diversos grados de vulnerabilidad, que les impiden establecer otros marcos de regulación de sus condiciones de vida, trabajo y reproducción social, en un contexto estructural en el cual ya no parecen operar los mecanismos de negociación política y social surgidos en las sociedades industriales y plasmados en el Estado de bienestar. Este es el caso de la configuración de minorías sociales y culturales (mujeres, niños, migrantes y grupos étnicos, entre otros), cuya vulnerabilidad construida socialmente se traslada al mercado laboral bajo la forma de una desvalorización de su fuerza de trabajo y, por ese medio, de una desvalorización de sus condiciones de vida y reproducción.

En este marco estructural, las comunidades transnacionales y la “transmigración”, adquieren un significado especial. En no pocos casos, las redes sociales de reciprocidad, confianza y solidaridad operan también como un mecanismo para enfrentar el problema de la vulnerabilidad social y política originada por la condición étnica y migratoria de la población, y que la ubica en una situación de minoría social. Los trabajadores migrantes, atrapados en contextos de desigualdad y precariedad generados por el proceso de globalización, buscan articular formas de responder, aunque no de “sustraerse”, a dichos procesos como actores dentro de sus propias comunidades. En este sentido, su articulación por medio de comunidades transnacionales abre oportunidades de acción para enfrentar, a partir de ellas, la situación de vulnerabilidad. Los riesgos del traslado, los costos del asentamiento, la búsqueda de empleo, la inserción social en las comunidades de destino la reproducción cotidiana de familia en las comunidades de origen, entre otros aspectos, tienden a descansar sobre el sistema de redes y relaciones sociales que configuran las comunidades transnacionales, de modo de facilitar tanto el desplazamiento como la inserción laboral del migrante. Asimismo, el capital social de los migrantes les permite enfrentar y crear respuestas aunque no salidas a las condiciones de precariedad de su empleo, derivadas de la flexibilidad laboral y desregulación contractual que caracterizan los mercados laborales en esta era de globalización. De hecho, la transnacionalización de la fuerza de trabajo sobre la base de las redes sociales de las comunidades puede entenderse también como la contraparte de la globalización del capital, aunque no necesariamente como una globalización del trabajador. En este sentido, la dicotomía comúnmente establecida, según la cual el capital se globaliza y el trabajo se localiza, aquí se considera mal planteada. Por una parte, hay que distinguir entre “trabajo” y “fuerza de trabajo”. El trabajo, como proceso y como acto, es tan globalizado como el mismo capital, lo que no ocurre con la fuerza de trabajo.

CARACTERISTICAS RETOS Y DESAFIOS QUE ENFRENTA LA POBLACION TRANSNACIONAL

Esta transnacionalización está íntimamente vinculada con la migración internacional, predominantemente hacia los Estados Unidos. Esa forma de vinculación entre lo local y lo global no resulta de las acciones de firmas internacionales ni de las políticas estatales, sino de la sociedad misma. Y d e b ido a los enlaces que los migrantes mantienen con sus lugares de origen, se está formando una red de relaciones que traspasan las fronteras, vinculando individuos, hogares y comunidades enteras. En este contexto, el tejido socio productivo de las localidades “expulsoras” de mano de obra insertada en el mercado laboral del Norte está sujeto a un conjunto de intercambios tanto económicos, como políticos y socio-culturales. Son estos flujos desde “abajo” los que cobran relevancia ya que implican lo que sucede entre los miembros de una comunidad que viven fuera de las fronteras territoriales (locales o nacionales) y cómo pueden impactar directamente en la vida de los habitantes de otro territorio. Consideramos que el fenómeno ha llegado a formar una parte estructural de la vida cotidiana, no solo de muchas familias centroamericanas, sino de comunidades enteras y de la región misma. Este artículo analiza los distintos flujos o intercambios (económicos, políticos y socio-culturales) que se observan entre varios tipos de comunidades (familiares, étnicos, y territoriales sobre todo) vinculados a la migración transnacional, destacando la emergencia de nuevos actores.

Estos procesos plantean retos poco visibilizados hasta ahora, donde la migración transnacional puede fortalecer, debilitar o transformar el tejido socio-productivo de la localidad, y simultáneamente ampliar las posibilidades de inclusión para la población o crear nuevos grupos de excluidos.

1. Delimitaciones: transnacional y comunidad

Con el concepto transnacional aplicado a la migración se ha desarrollado una literatura creciente que ha tenido que enfrentar considerables críticas. Este concepto se ha utilizado generalmente para referirse al capital y a firmas internacionales. Pero ha sido aplicado también al crimen, al terrorismo, a las comunidades cibernéticas. En otras palabras, se está utilizando “transnacional” sin mayor discriminación, corriendo el riesgo de perder su poder explicativo. Portes, (1999:219) definen al transnacionalismo como “Las ocupaciones y actividades que, para su implementación, requieren contactos sociales regulares y sostenidas en el tiempo a través de las fronteras nacionales”. Tipos de transnacionalismo: desde arriba, como lo son los gobiernos y las corporaciones; y desde abajo, ejemplificado en los migrantes y pequeños comerciantes. Portes considera que se requiere mayor precisión, ya que el término se aplica a una amplia gama de actores, actividades y relaciones. Este autor propone un análisis diferenciado entre actores internacionales (los Estados y otras instituciones con claras bases nacionales, pero con actividades en otros países), actores multinacionales (las instituciones cuyo propósito e intereses sobrepasan las fronteras nacionales, tal como la Iglesia Católica o las Naciones Unidas), y actores transnacionales. En este último grupo el autor propone que el término transnacional hace referencia a las actividades iniciadas o sostenidas por actores no institucionales, siendo estos grupos o redes de gente organizada que actúa entre fronteras.

En este sentido, las actividades transnacionales de migrantes son solo una de sus posibles manifestaciones. Consideramos que tanto la definición propuesta arriba y la diferenciación entre tipos de actores ayuda a delimitar su aplicación mientras que ofrece ciertas condiciones o requisitos. Así en el caso de la migración, implica que no son necesariamente todos los migrantes, junto con sus familiares, los que pueden ser considerados transnacionales, solo los que se involucran en actividades que traspasan fronteras durante un período sostenido. Consideramos que se están observando cambios cualitativos y cuantitativos importantes, en donde la aplicación del concepto transnacional a ciertos procesos de la migración es particularmente útil, y quizás ofrezca la única manera de abordar algunas problemáticas locales en busca de su explicación y solución fuera de los países de origen.

En primer lugar, el volumen de la migración en general, pero particularmente en el caso centroamericano, ha crecido de forma fenomenal tanto en el monto de remesas, como en el porcentaje de hogares receptores como el número de personas involucradas, la migración internacional tiene que ver con diversos niveles de interdependencia. En este sentido, se vincula a relaciones globales de grandes dimensiones. Por ejemplo, las relaciones político-económicas de larga data entre Senegal y Francia, Turquía y Alemania, y El Salvador y Estados Unidos establecen el marco general en que se vinculan las poblaciones.

Pero en las últimas décadas, en el caso centroamericano, estos vínculos se deslizan a través del mercado laboral, generando una interdependencia entre demanda y oferta de mano de obra en ciertos nichos de la economía. La falta de empleo en el lugar de origen para hombres o mujeres, jóvenes o adultos, residentes urbanos o rurales, con diferentes niveles de escolaridad, además de la disponibilidad de empleo en otros lugares tiene mucho que ver con quien emigra y por qué.

Muchas mujeres migrantes de la región trabajan en limpieza doméstica o cuidando los niños en los hogares de la clase media en Los Ángeles, Houston, Miami o San José, Costa Rica, o encuentran empleo en la industria hotelera en lugares como Las Vegas o en las playas de Costa Rica. El empleo agrícola es también un sector de importancia para Mexicanos, Hondureños, y Guatemaltecos, quienes cosechan diversos productos en el estado de Washington, Florida, California, y Texas

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