Procesos cognitivos

Procesos Cognitivos

Por. Ma. del Carmen Aceves

1. Procesos cognitivos básicos 

Los procesos cognitivos básicos son un factor del desarrollo que estructura la interacción con el medio, organizan la experiencia, en un proceso dialéctico que conduce al equilibrio. Estos procesos se relacionan de manera permanente y son una parte importante que va configurando el desarrollo del ser humano. Estos procesos son: sensación, percepción, atención, concentración y memoria.

a) Sensación. Fenómeno fundamentalmente biológico constituido por procesos fisiológicos simples, centrados en mantener las funciones normales del organismo; la sensación representa el efecto inmediato de los estímulos que recibe del mundo exterior. Este proceso básico es la primera etapa de reconocimiento, durante la cual el individuo, a nivel orgánico, transmite y transforma, en forma de vivencias, los elementos de reconocimiento llamados referentes.

La sensación, entonces, constituye el sistema perceptivo de la memoria sensorial, los órganos de los sentidos (olfato, tacto, vista, oído y gusto) forman un sistema que le permiten al individuo tener conciencia del mundo exterior. Las primeras sensaciones con mayor importancia para la supervivencia en etapas tempranas del desarrollo provienen de la piel, el tacto, el olfato y el gusto; la vista y el oído van especializándose y afinándose, en etapas posteriores a la infancia.

b) Percepción. Al ser el hombre un animal con una carga genética flexible para dar respuestas a los condicionamientos y situaciones impredecibles del medio ambiente, debe alejarse de este esquema y crear una secuencia de representaciones mentales (simbólicas). La Organización e interpretación de la información que provee el ambiente, “entendido éste como el hábitat ecológico y el social de su propio grupo donde se desarrolla como ser humano” (Ramos. 2000:2), es procesada, desde la experiencia, como objeto significativo. 

Se hace referencia a las acciones procesadas en el cerebro, en un continuum de evaluación del entorno, en términos individuales y de grupo, para la creación de interacciones, la sobrevivencia y la inclusión al grupo social. Estas secuencias constituyen las denominaciones o explicaciones que el hombre se da y enuncia a partir de las sensaciones que dichas experiencias le provocan.

La percepción integra de forma simultánea diferentes señales y, esto, compromete la creación de procesos de aprendizaje y maduración. Posee un carácter integral, por lo que no se explica como la mera sucesión y yuxtaposición de representaciones mentales, en la vida concreta estos procesos son más complejos ya que las determinantes temporales, espaciales y circunstanciales, que forman el contexto, integran esta pluralidad de sensaciones en percepciones delimitadas como una unidad perceptiva (conceptos) que las une y se configuran en principios de organización perceptual.

En términos de una vinculación, sensación y percepción, se pueden explicar por separado, desde la perspectiva fisiológica, en los procesos de recepción y elaboración en el sistema nervioso central, pero desde la experiencia y la vivencia constituyen procesos complementarios e indisolubles que suceden en el mismo instante.

c) Atención. Capacidad de seleccionar información sensorial (sensación y percepción) y dirigir los procesos mentales. Presenta fases,  entre las que puede destacar la orientación, selección y sostenimiento,  que dan sustento a la comprensión como soporte de la concentración.

En este nivel de procesamiento de información se hace referencia al carácter discriminativo y complejo que acompaña todo el sistema de  cognición. La atención  es  responsable de filtrar información e ir asignando los recursos para permitir la adaptación interna del organismo,  en relación a las demandas externas. Ardila, Rosselli, Pineda y Lopera, (1997) establecieron que la concentración es el resultado del aumento de la atención y orientación sobre un estímulo en un espacio de tiempo determinado.

El procesamiento de la información sucede de forma selectiva, ya que el hombre al estar expuesto a innumerables estímulos debe excluir y seleccionar. Esta selección está determinada por las características del estímulo, por las necesidades y la experiencia sensitiva del individuo, las características del contexto y los motivadores que permiten el sostener la atención. Es el momento donde el individuo genera una necesidad de aprendizaje, al verse motivado o interesado, y las determinantes de esta distinción y reorganización de los estímulos son motivadas por aquello que le genera sorpresa, novedad, peligro, interés, etc.

El carácter de sostenimiento e intencionalidad (interés) que el individuo le aporta al procesamiento de información se explica como “La Concentración”; definida como la capacidad y disposición para mantener  la atención, se manifiesta por su intensidad y la resistencia a desviar el interés  a objetos o estímulos secundarios. Se identifica con el esfuerzo que debe poner la persona más que por el estado de vigilia.

La concentración de la atención está vinculada con el volumen y la distribución de los impulsos que motivan a la persona. Estos referentes son inversamente proporcionales entre sí. De esta manera, mientras menos objetos haya que atender, mayor será la posibilidad de concentrar la atención y distribuirla entre cada uno de los objetos (Celada y Cairo, 1990; Rubenstein, 1982).

El orden cognitivo surge por la necesidad de control sobre el entorno y para explicar estos procesos es importante, ubicar que cada nivel no mantiene diferencias, así que es necesario identificar el momento en que el cuerpo se prepara para adaptarse hacia aquello que orienta el interés de los sentidos,  a una fuente de información o estímulo,  y el tiempo en que se sostiene, identificar los procesos que se suceden en este lapso,  dan  cuenta de cómo sucede el procesamiento, que actividades se llevan a cabo y qué características, en lo individual, suceden. Este momento es denominado control, en el continuum del procesamiento para la transformación y enriquecimiento del desarrollo mental.

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