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Psicologia


Enviado por   •  27 de Agosto de 2012  •  5.487 Palabras (22 Páginas)  •  264 Visitas

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II.- ESTADIOS DEL DESARROLLO SEGÚN H. WALLON

Al nacer, la principal característica del recién nacido es la actividad motora refleja. H. Wallon llama a

esta etapa estadio impulsivo puro. La respuesta motora a los diferentes estímulos (interoceptivos,

propioceptivos y exteroceptivos) es una respuesta refleja. A veces parece adaptarse a su objeto

(succión, prensión-refleja, etcétera), otras veces actúa en forma de grandes descargas impulsivas, sin

ejercer el menor control en la respuesta, debido a que los centros corticales superiores aún no son

capaces de ejercer su control. En este sentido, la forma más degradada de la actividad es la que

posteriormente se da cuando queda abolido el control superior (en las crisis convulsivas, por ejemplo).

Cuando no se desarrolla normalmente el sistema nervioso, es la única respuesta, y sin posible progreso.

Los límites del primer estadio no son muy precisos. Con todo, aun apareciendo nuevos modos de

comportamiento, H. Wallon no habla de nuevos estadios, sino cuando realmente ha prevalecido un

nuevo tipo de conducta. Ha hecho retroceder a los seis meses lo que llama el segundo estadio, lo que

no implica que necesariamente hasta los seis meses únicamente se den las respuestas puramente

impulsivas del comienzo de la vida. Por el contrario, H. Wallon atribuye gran importancia a la

aparición de las primeras muestras de orientación hacia el mundo del hombre; la alegría o la angustia;

ya manifiestas a los tres o cuatro meses: sonrisas, cólera, etc. Pero hasta los seis meses ese tipo de

relaciones con el mundo exterior no es el dominante, y así H. Wallon habla de un segundo estadio, o

estadio emocional cuya existencia niega J. Piaget basándose en que la emoción en sí nunca es

dominante ni organizadora, H. Wallon caracteriza este estadio como el de la simbiosis afectiva que

sigue inmediatamente a la auténtica simbiosis de la vida fetal, simbiosis que, por otra parte continúa

con la simbiosis alimenticia de los primeros meses de vida.

El niño establece sus primeras relaciones en función de sus necesidades elementales (necesidad de que

le alimenten, le acunen, le muden, le vuelvan de lado, etc.), cambios que adquieren toda su importancia

hacia los seis meses. En este estadio, tanto como los cuidados materiales, el niño necesita muestras de

afecto por parte de quienes le rodean. Le son necesarias las muestras de ternura (caricias, palabras,

risas, besos y abrazos), manifestaciones espontáneas del amor materno. Además de los cuidados

materiales exige el afecto. Según H. Wallon, la emoción domina absolutamente las relaciones del niño

con su medio. No sólo extrae unas emociones del medio ambiente, sino que tiende a compartirlas con

su o sus compañeros adultos, razón por la que H. Wallon habla de simbiosis, ya que el niño entronca

con su medio, compartiendo plenamente sus emociones, tanto las placenteras como las desagradables.

El tercer estadio de H. Wallon es el llamado estadio sensitivomotor o sensoriomotor; coincide en parte

con lo que dice J. Piaget, salvo que para H. Wallon, aparece al final del primer año o al comienzo del

segundo. Según con lo que denomina “sociabilidad incontinente”, el niño se orientará hacia intereses

objetivos y descubrirá realmente el mundo de los objetos. H. WalIon concede gran importancia a dos

aspectos diversos del desarrollo, el andar y la palabra, que contribuyen al cambio total del mundo

infantil. El espacio se transforma por completo al andar, con las nuevas posibilidades de

desplazamiento. En cuanto al lenguaje, la actividad artrofonatoria (espontánea, imitativa

posteriormente), que supone una organización neuromotora sumamente fina, se convierte en una

actividad verdaderamente simbólica. H. Wallon define la actividad simbólica como la capacidad de

atribuir a un objeto su representación (imaginada) y a su representación un signo (verbal), cosa que ya

es definitiva a partir de un año y medio o dos años. En sus primeras publicaciones distingue el estadio proyectivo. Aunque en algunas de sus síntesis no lo

menciona, con todo, es un estadio que posee considerable interés en la medida en que guarda relación

con toda la concepción genética walloniana del paso del acto al pensamiento. Es el estadio en que la

acción, en lugar de ser, como será más tarde, simplemente ejecutante es estimuladora de la actividad

mental o de la que Wallon llama la conciencia. El niño conoce el objeto únicamente a través de su

acción sobre el mismo, lo que nos retrotrae a la noción epistémica de egocentrismo de Piaget, ya que

Wallon insiste en el aspecto de la importancia de la acción como postura, que durante algún tiempo

oscurece lo demás. Las percepciones visuales carentes de la idea de resistencia y obstáculo serán los

instrumentos fundamentales del posterior progreso de la “objetivación”.

Mientras dura el estadio proyectivo, el niño siente una especie de necesidad de proyectarse en las cosas

para percibirse a sí mismo. Quiere eso decir que sin movimiento, sin expresión motora, no sabe captar

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