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Psicopedagogía

jesusdmr26 de Abril de 2013

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Introducción

El núcleo del fortalecimiento de valores humanos desde las instituciones educativas se expresa en la estrategia educativa de intervención concebida con ese fin. Por ello, una estrategia educativa se concibe como la determinación de los elementos básicos que ponen de manifiesto la dirección principal de la actividad educativa que sirve de sustento a la incorporación ininterrumpida y sistemática de todas las posibilidades educativas que brinda la propia vida del centro docente, el entorno social, la comunidad, el territorio, la sociedad y el mundo en cada momento y en cada lugar.

Es por eso que a través de ese sistema es que se puede diseñar las acciones de influencias educativas y diseñar la estrategia de intervención para la formación de la personalidad que exige nuestro tiempo. A la vez, el determinar los componentes de cada valor, que proporciona los elementos de unidad entre ellos, permite dimensionar las acciones que conforman el proyecto educativo en cada nivel. Si aceptamos la idea de que los valores humanos se forman y/o fortalecen, si pueden ser realizados, descubiertos e incorporados por el ser humano, precisamente aquí radica su importancia pedagógica y orientadora.

Por lo tanto, los métodos de enseñanza y aprendizaje, constituyen el eje de dirección para las actividades de aula, el cual tanto docentes como estudiantes pueden construir, reflexionar y evaluar para el desarrollo de la práctica educativa.

1. Categorías rectoras de la Orientación.

Desde las posiciones actuales sobre la orientación educativa y su propio enriquecimiento teórico, pero sobre todo durante las tres últimas décadas, ha transitado hacía un modelo socio-psicopedagógico en el que, además de estar presente los padres, la familia, tutores, los maestros, también ha de estar presente la sociedad, unas veces como "sujeto-objeto" de orientación, y otras como facilitadora de la misma, aportando los medios para que los agentes puedan asumir su rol con mayor garantía.

De esta manera la determinación del sistema de valores en correspondencia con las áreas de intervención de la orientación educativa, permite el desarrollo de la educación en valores humanos dirigida hacia objetivos y fines precisos en respuesta a los problemas que se detecten a través del diagnóstico educativo veraz.

No hay contradicción en nuestras posiciones con la variedad de tratamientos que desde diferentes propuestas asumen autores al valorarla como orientación vocacional, profesional, etc., o en relación a la variedad y extensión de la acción orientadora en cuatro áreas de intervención: orientación profesional, orientación de los procesos de enseñanza-aprendizaje, atención a la diversidad y orientación para la prevención y el desarrollo humano. (Molina, 2002).

De esta manera, se ve la orientación educativa como estrategia en función de las necesidades de atención al individuo, es decir, personalizada atendiendo a la dialéctica de lo diverso y lo diferente, considerando la orientación profesional, como una ayuda para atender a los alumnos, en los problemas relacionados con la escuela orientación escolar, y orientación personal a través de la cual se promueve el conocimiento de sí mismo para que sea capaz de resolver los problemas de la vida, y en la orientación encaminada a valorar las consecuencias de las acciones, la reflexión de la conducta hacia los demás y consigo mismo en consonancia con los valores humanos universales y socialmente reconocidos.

También se debe comprender, como la orientación educativa tiene que tener un carácter sistémico, respondiendo a:

- La naturaleza de la orientación: ¿qué es?, un proceso que no escapa de la posibilidad de definirlo como una actividad, como técnica, pasando por considerarla una relación (que es la tendencia más frecuente), restando así importancia a otros aspectos de la orientación.

- La justificación del proceso: ¿por qué? atiende a una situación que no es abordada por otros procesos dentro de la estructura social.

- El propósito: ¿para qué se orienta?, la intención y la justificación contribuirán a definir el objetivo, tanto de la sociedad como del individuo.

- El método: el ¿cómo? significa la manera de abordar el proceso de asesoría, según los procedimientos, técnicas e instrumentos utilizados para ofrecer orientación preventiva.

La concepción sobre la orientación educativa no puede encerrarse en la idea de su carácter integral, sino debe añadirse la idea de lo armónico, pues esto último garantiza la relación dialéctica entre la multivariedad de fenómenos y áreas de actuar del individuo, con la simultaneidad de roles sociales y personales que debe asumir a lo largo de su vida, no separados por momentos, sino interconectados en el enramado mundo social, visto así desde los enfoques de los estudios sociales de la ciencia y la tecnología y de la complejidad.

El carácter sistemático de la orientación educativa se logra en la medida que se atiendan a:

- Tomar en consideración y transcender el ámbito escolar. La orientación se concibe como un conjunto de actividades preventivas, de desarrollo y atención a los sujetos en formación que integra a los agentes educativos (padres, familia y comunidad).

- La orientación exige la definición permanente de estrategias y programas de intervención dirigidos a atender la diversidad de alumnos. (Molina, 2002)

Además del carácter sistémico y sistemático, el carácter docente organizacional de la orientación educativa está condicionado por:

La orientación es competencia de especialistas y de todos los agentes educativos, jugando un rol protagónico el profesor tutor, como agente promotor de cambios. La orientación tiene que ser vista como un proceso integrado al currículo, de carácter permanente, a lo largo de toda la vida, en el contexto tanto formal como informal, donde actúe el individuo e intervengan activamente los agentes educativos.

Es así, como la orientación educativa se convierte en un instrumento esencial para el desarrollo del proceso de la educación en valores humanos en nuestros centros de educación y en particular en la Educación Superior. Los autores coincidimos con la apreciación de Molina (2002) al considerar la orientación educativa como un proceso interdisciplinario, multidisciplinario y transdisciplinario, sustentado en los principios de intervención preventiva, desarrollo y atención a la diversidad del alumno, cuyos agentes educativos (orientadores, padres, docentes-tutores, familia y comunidad) asumen la función de facilitar y promover su desarrollo integral para que se constituyan en seres transformadores de sí mismos y de su entorno.

La significación de la orientación educativa como guía del proceso de la educación en valores humanos se manifiesta en su carácter complejo, integral y armónico, a través de las propias dimensiones del proceso formativo de la educación superior cubana.

2. El contenido del proceso de Enseñanza: Contenidos conceptuales, procedimentales y actitudinales

Los contenidos constituyen el conjunto de saberes culturales, sociales, políticos, económicos, científicos, tecnológicos que conforman las distintas áreas disciplinares y se consideran esenciales para la formación del individuo (Odreman, N 1996).

En este mismo orden de ideas se cita otro concepto de contenido, concebido como “Un conjunto de saberes o formas culturales cuya asimilación y apropiación por los alumnos y alumnas se considera esencial para su desarrollo y socialización. La idea de fondo es que el desarrollo de los seres humanos no se produce nunca en vacío, sino que tiene lugar siempre y necesariamente en un contexto social y cultural determinado”. (Coll y otros. 1992, citado por Agudelo, A, y otros).

Los contenidos constituyen la base sobre la cual se programarán las actividades de enseñanza-aprendizaje, con el fin de alcanzar lo expresado en los objetivos.

Para tal fin se deben establecer tomando los siguientes criterios.

.- Una secuencia y contextualización de acuerdo con los grupos de estudiantes.

.- Basarse en una concepción constructivista del aprendizaje.

.- Selección y distribución en torno a ejes organizadores y un guión temático.

Se pueden considerar como el conjunto de información puesta en juego en el proceso educativo y se corresponden con la pregunta ¿qué enseñar?

Se clasifican en tres tipos: conceptuales, procedimentales y actitudinales.

a) Los Contenidos Conceptuales.

Corresponden al área del saber, es decir, los hechos, fenómenos y conceptos que los estudiantes pueden “aprender”. Dichos contenidos pueden transformarse en aprendizaje si se parte de los conocimientos previos que el estudiante posee, que a su vez se interrelacionan con los otros tipos de contenidos. Durante muchos años constituyeron el fundamento casi exclusivo en el ámbito concreto de la intervención docente. Están conformados por conceptos, principios, leyes, enunciados, teoremas y modelos.

Sin embargo, no basta con obtener información y tener conocimientos acerca de las cosas, hechos y conceptos de una determinada áreas científica o cotidiana, es preciso además comprenderlos y establecer relaciones significativas con otros conceptos, a través de un proceso de interpretación y tomando en cuenta los conocimientos previos que se poseen.

b) Los Contenidos Procedimentales

Constituyen un conjunto de acciones que facilitan el logro de un fin propuesto. El estudiante será el actor principal en la realización

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