Qué Le Falta A La Enseñanza

Tradicionalmente, la enseñanza estaba basada en “clases magistrales”, es decir, los alumnos llegaban a clase y se sentaban a la espera de que el profesor comenzara a exponer la lección limitándose solamente a escuchar, sin ningún tipo de participación ni correspondencia alguna. El profesor era la máxima autoridad dentro del aula, la cual se extendía más allá de éstas, llegando incluso a ser una figura “casi temida” por el propio alumno.

En la actualidad, los alumnos que están en secundaria, bachillerato o están empezando su vida universitaria se están viendo vistos en un cambio en la rutina y en la forma que tenían de asistir a una clase. Lo que le falta a la enseñanza es la participación de una manera más activa por parte de los alumnos en las clases. Ellos son los que quieren aprender y ellos son, a la vez, los que deben buscar solución a sus dudas y problemas.

El aprendizaje es personal, pero el proceso es fundamentalmente social, fruto de la cooperación e interacción. La participación se convierte, pues, en un objetivo, un proceso y un contenido. Volviendo a la participación en clase del alumno, ésta es un buen indicador de su motivación hacia la asignatura. Por tanto, lo que se debe conseguir es que el alumno sea capaz de adaptarse a estas nuevas formas de aprender y todo ello con ayuda del profesor.

Además, la figura del profesor ha dejado de ser esa figura rígida y autoritaria para convertirse en alguien más cercano al alumno, alguien al que el alumno puede recurrir si encuentra algún tipo de problema a la hora de aprender en su asignatura gracias a las tutorías. Se ha logrado esa interacción profesor-alumno que antes no existía, con el fin de que el alumno se sienta protegido y respaldado por el profesorado y pretendiendo crear un desarrollo autosuficiente en éstos.

...