REGLAS ESPLICITAS PARA LA GESTION DEL PODER POLITICO

REGLAS ESPLICITAS PARA LA GESTION DEL PODER POLITICO

En una sociedad tradicional, la política percibida e interpretada desde el Poder, interpretada desde el Poder, interpretada desde el Poder, que se vive e interpreta desde la sociedad

En los criterios políticos tradicionales, el Poder era el sujeto político al que se le reconocía capacidad para hacer cumplir a sus súbditos, las decisiones que tomaba en beneficio del "todos", dando por supuesto que representaba la identidad de todos. Para tal propósito, utilizaba su capacidad para gratificar y reprimir.

La política tradicional consagraba la implícita interdependencia entre Poder y súbditos por qué no habría Poder sin súbditos, ni súbditos que pudieran sobrevivir sin la organización del Poder. Durante siglos, la estabilidad del Poder dependía de su capacidad para sobrevivir: organizaba alianzas, ensayaba organizaciones, se conculcaron pactos y se hacía lo que fuere para la supervivencia del Poder, en representación de sus súbditos o ciudadanos.

Para legitimar al Poder se utilizaron criterios religiosos, gracias a la explícita alianza entre el Poder y la confesión religiosa que hacía las veces de ideología. El soberano representaba a sus súbditos, impartía justicia y dictaba leyes. Cuando el modelo acabó siendo un freno al desarrollo, el liberalismo postuló que la legitimidad del Soberano no procedía del Dios o de la representación nacional, sino de la sociedad cuyos intereses gestionaba y representaba. Con tales criterios, la parte de la sociedad que pretendía acrecentar su riqueza y el desarrollo de sus iniciativas, diseñó toda una ideología alternativa al Poder instituido.

El liberalismo siguió confiando en el Estado, pero le restó poder dividiendo sus funciones, instituyendo en la vida terrenal, la trinidad del Poder.

Con la división de los poderes (legislativo, ejecutivo y judicial), se pretendía evitar la reedición del absolutismo que caracterizó las modernas monarquías pero, no se evitaron regímenes totalitarios ni dictaduras personales, de partido o ideológicas.

La otra gran reconversión del Poder fue acompañada de la separación del Estado de las confesiones religiosas. El siguiente paso fue la organización de la soberanía política y su pluralidad, a través del sistema democrático, con la mediación de partidos que representaran a los intereses parciales de la sociedad.

Verificación social

El poder de las instituciones procede de la autoridad que se les concede

Tanto el poder político como el económico mantienen su legitimidad gracias a la autoridad concedida por la sociedad a través del voto periódico, universal y secreto. El poder político recibe su autoridad a través del voto para que regule y dirija el rumbo de la sociedad. El poder económico, recibe su autoridad gracias a los logros aportados por el crecimiento económico.

Mientras la política trata de mantener la cohesión ideológica de la sociedad, la economía regula la asignación de recursos. Cuando el Poder pierde su capacidad para dirigir el rumbo de la sociedad y la gestión económica no puede garantizar el crecimiento necesario para mantener el pleno empleo y demás prestaciones sociales, se produce una verificación negativa del sistema capitalista.

Cuando la verificación negativa del sistema capitalista se encuentra en sus inicios, afectando al empleo o bien a la suficiencia del crecimiento, se produce una primera reacción en términos integristas, atrincherándose las posiciones al entorno de valores considerados parte de la identidad económica. Cuando se supera esa primera posición defensiva y prosigue la verificación negativa, se produce una implosión política:

El integrismo se torna fundamentalista en términos económicos y políticos

Se pone fin al discurso político y a su racionalidad,

Se valora la política en términos legales y se politiza la judicatura,

Los partidos políticos pierden la coherencia entre lo que representan y sus postulados,

Crece el desconcierto social,

Se crean las condiciones para la difusión de movimientos populistas, fascistas o religiosos

La única forma de evitar la implosión política es la de contar con alternativas en las que la sociedad pueda confiar. Dejar que los años pasaran sin que los socialdemócratas

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