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Reencarnación.


Enviado por   •  17 de Octubre de 2016  •  Tareas  •  1.025 Palabras (5 Páginas)  •  160 Visitas

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Reencarnación

Esta tarde salí de la oficina un poco más temprano de lo normal y aunque en dos días -a causa del trabajo- sólo pude dormir por intervalos de tiempo demasiado cortos, al bajarme del metro lo último que me apetecía era ir directamente a mi departamento.

Caminé sin rumbo fijo hasta que divisé un pequeño parque al otro lado de la calle y, con un café exprés en una mano y en la otra un libro que estaba a punto de terminar, me dirigí hacia él. Al encontrar una banqueta desocupada bajo la sombra de un frondoso árbol, pasé por encima de mi cabeza la correa del maletín que llevaba cruzado en el pecho y lo dejé a un lado antes de sentarme.

Era un día soleado, pero el calor no llegaba a ser abochornante. Esta era la temperatura perfecta para pasar un día en familia, pensé mientras echaba una mirada alrededor por encima de las gafas oscuras que cubrían mis ojos. Algunas risas infantiles llegaban hasta mí, niños que corrían entre los árboles jugando alegres bajo la supervisión de una madre que de vez en cuando gritaba un par de advertencias. Una pareja recostada en el césped se miraba cariñosamente mientras otra se alejaba, tomados de la mano, en busca de privacidad. Un par de mujeres corrían juntas y otras dos se tomaban fotografías, turnándose para posar y hacer gestos exagerados a la cámara.

Tuve la extraña sensación de que el único que no hacia parte de este lugar era yo. Ese pensamiento no me asustó. La verdad es que nunca había encajado con los demás.

Extendí las piernas y las crucé a la altura de los tobillos; miré las agujetas de mis zapatos desatadas, pero no le di importancia. En su lugar, acerqué el vaso de café a mis labios y le di un largo sorbo.

No sé cuánto tiempo pasó, pero el cansancio de esos días pareció aflorar, sentí los parpados pesados y la respiración cada vez más pausada. Definitivamente necesitaba dormir, y estuve a punto de tomar mis cosas para dirigirme a casa cuando la vi.

Ella caminaba despacio, con una mano sujetaba la correa de un Pastor Alemán que amenazaba con liberarse de su agarre pues iba delante de ella, al mando de la situación... como si estuviera guiándola.

Estaba vestida con ropa deportiva -camiseta y pantalón de yoga, zapatillas para correr y el cabello recogido en una coleta-. Sus ojos estaban ocultos tras unos lentes oscuros, pero no tenía ninguna duda.

Era ella.

No puede ser, pensé inmediatamente. Eso no podía ser.

Me levanté de un salto sin saber realmente que iba a hacer. Mi corazón latía frentico mientras ella avanzaba hacia mí despacio con una leve sonrisa en sus labios, tan hermosa como la recordaba.

Abrí la boca porque de repente la respiración me faltaba. No podía dar crédito a lo que veía.

Era ella.

Al pasar frente a mí no se detuvo, ni siquiera se giró para mirarme un segundo. Y aunque no podía pensar con claridad, sabía que no la dejaría ir. No podía perderla... No otra vez.

Extendí la mano para tomar la suya y al sentir aquella piel tibia y suave bajo mi palma, me sacudí con fuerza, como si hubiese recibido una descarga eléctrica.

—Tiffany —susurré con voz débil, entrecortada. Mis pensamientos y recuerdos se agolparon dentro de mi cabeza chocando entre ellos con tal fuerza que las sienes empezaban a palpitarme. «Yo te vi morir... Yo no pude protegerte. ¿Cómo es posible que estés aquí?» Quería preguntar en voz alta, pero mis palabras no encontraron vía de escape y lo único que fui capaz de hacer fue pronunciar su nombre otra vez—. Tiffany.

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