Reflexión desde el film: Escritores de la libertad
kimy0488Tesis15 de Agosto de 2013
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ALGUNAS IDEAS PARA PENSAR EL ENCUENTRO ENTRE FILOSOFAR Y EDUCAR.
Reflexión desde el film: Escritores de la libertad.1
Introducción.
“Escritores de la Libertad” está basada en la historia real de la maestra Erin Gruwell (Hillary
Swank), cuyo primer trabajo como maestra de una peligrosa preparatoria de Los Ángeles la puso en
contacto con jóvenes agresivos que veían la escuela como una pausa fugaz entre sus guerras étnicas
y vidas criminales. Sin embargo, la tenacidad y el compromiso de la docente logran cautivar poco a
poco a estos jóvenes, para que escaparan a las formas de violencia que los atrapaban desde su
infancia y deliberaran nuevas formas de elegir la vida o la muerte, ¿por qué vale la pena vivir o por
qué vale la pena morir?.
Ante todo es una propuesta pedagógica movilizadora que sacude los fundamentos de las políticas
educativas, las directivas de las autoridades, las posturas de los docentes y nos invita a pensar en
cada frase, en cada episodio, y esto, ya es una invitación filosófica muy placentera.
Entrada de la filosofía a la educación.
En primer lugar, se asume una postura que es la entrada de la filosofía “a secas” en el campo de
la educación. Otra postura diferente, plantea la filosofía de la educación como un campo ya
definido, habilitada como una especialidad. Advirtiendo el riesgo que esta última posición encierra:
que la reflexión sobre las cuestiones educativas se desligue de su matriz filosófica de origen, es que
se prefiere habilitar la reflexión filosófica desde su especificidad en el campo de la educación. Esta
entrada de la filosofía en el campo de la educación está movilizada para reconquistar el espacio de
un auténtico despliegue de la interrogación filosófica. El filosofar en este sentido lleva implícito los
siguientes rasgos: es una interrogación total donde todo concepto, saber, valor o práctica pueden
ser interpelados; es un preguntar radical, que va hasta la raíz, el fundamento; se pregunta por el fin
último (¿el bien?, ¿el hombre?, ¿la dignidad?); es un preguntar conducido por la razón, todo pensar
y acción humana requiere argumentación y justificación.
En segundo lugar, aquí se elige habilitar una filosofía de la existencia, más que una filosofía de
la esencia. Esto quiere decir, que el hombre es lo que se hace al existir; por lo tanto, lo que es el
hombre, sólo puede determinarse por el análisis de las instituciones, de las prácticas, que pretenden
hacer advenir “la humanidad en el hombre”. Así situados, el filosofar se plantea como una
interpelación del sentido que le conferimos a los demás, a los acontecimientos, a las valoraciones y
a las prácticas que ocurren en cuanto se acercan o se alejan de un proyecto humano legítimo.
En tercer lugar, se asume la filosofía desde una perspectiva hermenéutica, con la potencia de la
interpelación y el poder heurístico, que trata de desvelar y esclarecer teorías y prácticas. Las
realidades educativas –cada una de las escenas de este film-, se convierten en signos humanos que
se procuran descifrar, el vínculo entre las preguntas y las respuestas puede ser explicitado en sus
presupuestos. Más allá de la explicación, vemos que la comprensión y la interpretación permiten
entrar a tramas más profundas de dicha realidad educativa, que dejan a la luz intenciones, sentidos
y significados. La mirada hermenéutica comprometida en alcanzar la totalidad, puede habilitar
diversos procedimientos: genealógicos, arqueológicos que den cuenta de las razones históricas de
cada teoría o práctica que da legitimidad o fundamentos a la institución educativa en tanto
institucionaliza saberes, valores y prácticas.
En síntesis. La educación constituye una apuesta actuante, es una acción que implica un esfuerzo
por legitimar como válido el proyecto a seguir sobre la conversión del hombre. La filosofía en
cuanto actividad racional, da lugar a la discusión argumentada que puede poner al descubierto las
arbitrariedades o dogmatismos que guían las opciones educativas. “Escritores de la libertad”, es
una película que habilita a entrar a las tramas de la discusiones filosóficas que entraña el campo de
la educación, y en este caso particular, más propiamente en el de las instituciones educativas
formales.
1 Nirian Carbajal, Profesora de Filosofía. Profesora Efectiva en los cursos de Filosofía de la Educación y Pedagogía.
2
Esta entrada de la filosofía a la educación se intenta esbozando algunas posibilidades de
reflexiones guiadas desde algunos referentes filosóficos tales como: Aristóteles, Nietszche, Kant,
Bachelard, Paturet entre otros.
1.- La entrada a la educación desde las dimensiones: ontológicas, epistemológicas,
antropológicas y axiológicas.
1.1. Cuestiones epistemológicas.
Con mucha arrogancia, creemos que estamos embarcados en ofrecer una “buena educación”,
defendemos la potestad de tener una “buena formación” y nos abogamos la tarea de “educar bien”.
Resulta interesante invertir las afirmaciones en interrogantes: ¿qué entendemos por una buena
educación?, ¿qué implica una buena formación?, al educar ¿para qué, a quién y cómo educamos?.
Tomando como punto de análisis la formación: ¿qué queremos decir cuando creemos formar?,
¿quién dispone cómo se da forma?, ¿sobre qué fundamos nuestra autoridad de educador para dar
forma a otros?, ¿para qué se da forma?. Un buen punto de partida puede ser, ver la formación como
un acto complejo a la vez ontológico, epistemológico, ético y estético.2
Desde el enfoque ontológico, es interesante ir al encuentro de distintas perspectivas sobre qué se
entiende por formación, dar forma. ¿La formación es una cuestión de interioridad y/o de
exterioridad?.
- Si se encara en sentido aristotélico, en el marco de una teoría del cambio en general, la formación
constituye un caso particular de (in)formación de una materia prima por obra de un agente y con
miras a un fin. También, desde el planteo aristotélico, cabe preguntarse si la formación sigue la
versión poiesis (fabricación) o la versión praxis (acción entre sujetos). Aquí surge un debate
educativo interesante, cuando la tarea de formar toma dos rumbos posibles: la de formar como
poiesis, que implica moldear, encauzar a los individuos desde la exterioridad; la de formar como
praxis, que implica reconocer a los sujetos como agentes que participan en la mejoría de su propia
vida junto a otros.
- Paturet es quien retoma este análisis aristotélico, y nos sitúa en nuestro tiempo, afirmando que el
modelo ideológico propuesto por la tecnociencia, tiene como punto de partida, el principio de
poiesis. Esta perspectiva desde el supuesto del ser humano educable, entiende el educar como un
acto de fabricación de un modelo de hombre, donde se determina el sentido de naturaleza humana a
desplegar. Alcanzar la condición de sujetos poiéticos, implica apropiarse de los criterios de eficacia,
calidad y rentabilidad. El acto educativo, implica el dominio del cálculo, el desarrollo de
competencias básicas. Las formas de evaluación dan cuenta del cumplimiento de los objetivos, de
las metodologías eficaces o ineficaces en vista de los resultados obtenidos. En este sentido, las
políticas educativas afirman que la programación asegura el éxito; la “buena educación” se delinea
desde el modelo hegemónico vigente. Desde otro sentido, este encauzamiento de los individuos
hacia formas de racionalidad instrumental, constituye una forma de aniquilación de la libertad. Este
camino es el que predominantemente han recorrido y tomado muchas concepciones que orientan
las Ciencias de la Educación.
La formación no puede reducirse a determinantes socio-económicos, ni a dimensiones
metodológicas o técnicas. Afirma Paturet, que el hecho de situar la acción educativa en la poiesis,
significa negar por un lado la indeterminación de sentido y por otro, la indeterminación del sujeto.
La idealidad de este sujeto a formar, olvida su capacidad para producir significaciones y la lista de
motivaciones irracionales que caracterizan la práctica educativa.
Cuando educar sale de la visión poiética, y vuelve a la versión práctica, se reconoce a los sujetos
como agentes, capaces de efectivizar la afirmación de la libertad para sí y para la condición
humana.
- En la concepción de Kant, resulta interesante trabajar la formación en relación al ¡sapere aude!,
atrévete a pensar, atrévete a ser tu propia autoridad, atrévete a asumir la condición de ser racional.
Esta perspectiva de la formación en cuanto perfeccionamiento de la humanidad, incluye planteos
bien interesantes: alcanzar la razón autónoma y el despliegue de la libertad interior y exterior en
2 Surge del planteo del cuádruple arraigo de la formación propuesto por Bachelard, citado en “Conclusión:¿qué es la
filosofía de la educación”, Michel Fabre, publicado en “Educación y Filosofía. Enfoques contemporáneos”,
compilador Jean Houssaye, pág.
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