Resumen 7 habitos de la gente altamente efectiva
Tomi RojasSíntesis10 de Septiembre de 2018
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HÁBITO 1: SER PROACTIVO
El hábito de la proactividad nos da la libertad para poder escoger nuestra respuesta a los estímulos del medioambiente de acuerdo con nuestros principios y valores. La proactividad forma parte de la naturaleza humana.
La proactividad no significa sólo tomar la iniciativa, significa que, como seres humanos, somos responsables de nuestras propias vidas. Nuestra conducta es una función de nuestras decisiones, no de nuestras condiciones. Podemos subordinar los sentimientos a los valores. Tenemos la iniciativa y la responsabilidad de hacer que las cosas sucedan.
La visión que tenemos de nosotros es normalmente el resultado de deformaciones de las percepciones y paradigmas de quienes nos rodean (el espejo social). Hay tres mapas sociales que explican la naturaleza del hombre:
• Determinismo genético: La culpa es de los abuelos, el ADN heredado.
• Determinismo psíquico: La culpa es de los padres, su educación, infancia, etc.
• Determinismo ambiental: La culpa es del jefe, el responsable es el ambiente.
Producto de estos determinismos solemos responder a un mismo estímulo de manera similar, ya que nuestra respuesta está condicionada (modelo reactivo) (Modelo conducta y Acción Weber).
El fenómeno de libertad (Lo dice el falopero que le gusta a la profe) última refiere a que somos autoconscientes, por lo que somos capaces de percibir nuestra participación en las situaciones como observadores y decidir en qué forma puede afectarnos o no nuestro ambiente. La libertad última se interpone entre el estímulo y la respuesta, permitiendo modificar a la respuesta. La libertad interior de elegir está compuesta por cuatro elementos:
• Autoconciencia: Capacidad de pensar en nosotros mismos y de elegir libremente.
• Imaginación: Capacidad de crear más allá de nuestra realidad presente.
• Conciencia moral: Percepción de lo correcto e incorrecto.
• Voluntad independiente: Capacidad para actuar sobre la autoconciencia.
La libertad asociada a la capacidad de elegir, va de la mano de la respons-habilidad, que es nuestra habilidad para elegir correctamente nuestra respuesta al estímulo.
Diferencias entre reactivos y proactivos
PERSONAS REACTIVAS
PERSONAS PROACTIVAS
No hacen ejercicio de su libertad y responsabilidad
Hacen ejercicio de su libertad y de su responsabilidad
No tienen capacidad de subordinar los impulsos a los valores
Tienen capacidad de subordinar los impulsos a los valores
Se ven afectadas por el clima del ambiente
Generan su propio clima
Están acostumbradas a que se actúe sobre ellas
Toman iniciativa, actúan
“No puedo hacerlo” Refuerzan el paradigma de que están determinados
“Examinemos nuestras alternativas”
Sienten que deben hacer algo
Eligen qué hacer
Otorgan al exterior el poder de control, están llenos de “tener”. “Si tuviera mi título tendría un mejor empleo”
Trabajan en el “ser”, en lo único que tienen control. “Puedo ser más paciente y sensato”
Lo que está afuera tiene que cambiar antes de que cambien ellos
Cambiar de adentro hacia afuera.
Círculo de Influencia/preocupación
Proactivas --> Círculo de Influencia
Reactivas --> Círculo de Preocupación
Las personas proactivas se centran en su círculo de influencia, compuesto por aquello que pueden modificar e intentan ampliarlo, mientras que aquellas personas reactivas se centran en los defectos de otros, problemas del medio y en circunstancias, situaciones donde no tienen control, esto les genera como resultado, Culpa – Acusación – Lenguaje Reactivo – Energía Negativa.
Todo eso genera que el círculo de influencia sea más chico y se agrande el de preocupación otorgándole el poder de controlarnos.
Se pueden dar tres situaciones de control sobre las preocupaciones:
• Directa: se resuelve trabajando los hábitos 1, 2 y 3.
• Indirecta: se resuelve a través de nuestra influencia, trabajando con los hábitos 4, 5 y 6.
• Inexistente: se resuelve asumiendo la responsabilidad de cambiar nuestra actitud, aceptar auténtica y pacíficamente los problemas y aprender a vivir con ellos.
Hábito 2: Empezar con un fin en mente
Comenzar con un fin en mente significa saber adónde se está yendo, de modo que se pueda comprender mejor dónde se está, y dar siempre los pasos adecuados en la dirección correcta.
Muchas veces las personas se encuentran logrando victorias vacías, éxitos conseguidos a expensas de cosas que súbitamente se comprende que son mucho más valiosas. Personas de todas las clases sociales a menudo luchan por lograr ingresos más altos, más reconocimiento o un cierto grado de competencia profesional, solo para descubrir que su ansiedad por alcanzar la meta les ha privado de cosas que realmente importan y que ya han quedado fuera de sus posibilidades.
Todas las cosas se crean dos veces. Ejemplo de ello es la construcción de una casa. Primero se diseñan los planos y luego se construye la casa. Debemos desarrollar la Autoconciencia y hacernos cargo de las primeras creaciones, sino estaríamos permitiendo por omisión que otras personas y las circunstancias que están fuera del círculo de influencia den forma a gran parte de nuestra vida.
En el plano organizacional, estas creaciones mentales y físicas se trasladan al liderazgo y la administración.
El liderazgo implica concentrarse en la pregunta “¿qué quiero lograr?”, a diferencia de la administración que se centra en el límite inferior: “¿cuál es la mejor forma de lograr lo que quiero?”.
Ejemplo
Imagine un grupo de personas abriendo un camino por la selva. El líder es la persona que se sube al árbol mas alto, mira alrededor, y declara “estamos en la selva equivocada”. Los gerentes son las personas que siguen a los trabajadores que cortan la maleza, y van escribiendo los manuales de procedimiento. A estos últimos no les importa si es la selva correcta o no, siempre y cuando estén progresando en su trabajo. Para ser efectivo, no importa cuánto se trabaje si se está́ en la selva equivocada. De allí que el liderazgo va primero, y la administración después.
Reescribir el guión: convertirse en el primer creador
La proactividad se basa en el privilegio humano de la autoconciencia, la imaginación y la conciencia moral. Gracias a ello podemos escribir nuestro propio guión. Por medio de la imaginación podemos visualizar los mundos potenciales que hay en nuestro interior. Por medio de la conciencia moral podemos entrar en contacto con leyes o principios universales, con nuestros talentos y formas de contribución particulares, y con las directrices personales con los cuales podremos desarrollarlos más efectivamente.
Al desarrollar nuestra autoconciencia, muchos de nosotros descubrimos guiones inefectivos, hábitos profundamente enraizados y totalmente indignos de nosotros, por completo incongruentes con las cosas que verdaderamente valoramos en la vida. El segundo hábito dice que no es obligatorio vivir siguiendo esos guiones. Tenemos la responsabilidad de utilizar nuestra imaginación y creatividad para escribir otros nuevos, más efectivos, más congruentes con nuestros valores más profundos y con los principios correctos que dan sentido a nuestros valores.
Un enunciado de la misión personal
El modo más efectivo de empezar con el fin en mente consiste en elaborar un enunciado de la misión, filosofía o credo personales. Se centra en lo que uno quiere ser (carácter) y hacer (aportaciones y logros), y en los valores o principios que dan fundamento al ser y al hacer. Al enunciado de la misión personal se le puede denominar «constitución personal».
Cuando se ha adquirido ese sentido de misión, se posee la esencia de la propia proactividad. Estamos en posesión de los valores que dirigen nuestra vida, de la dirección básica en virtud de la cual establecemos nuestras metas a corto y largo plazo. Contamos con el poder de una constitución escrita basada en principios correctos, que permite evaluar efectivamente todas las decisiones concernientes al uso más efectivo del tiempo, del propio talento y energía.
Nuestra misión personal no puede ser creada, sino que debe ser detectada por cada persona. Esto significa que una persona no debe preguntarse cuál es su misión o vocación en la vida, sino que debe responderse a sí mismo.
Para redactar la misión personal se debe realizar un importante trabajo proactivo y de introspección personal, determinando cual es nuestro círculo de influencia y que cosas nos guían en esta vida. Una vez realizado este análisis, se procede a formular cuál es nuestra misión personal y empezar a vivir en base a cumplir lo que cada persona escribió como vocación o misión.
Pueden pasar semanas o incluso meses hasta sentirse 100% conforme con uno mismo, para ello se deben efectuar cambios menores en el enunciado de la misión según cada persona lo requiera.
Para redactar el enunciado de la misión personal debemos utilizar el hemisferio izquierdo del cerebro, en donde se encuentra en mayor proporción los pensamientos proactivos y relacionales (el derecho va más para el lado de la lógica).
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