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Resumen De Análisis Del Mundo Contemporáneo


Enviado por   •  14 de Julio de 2015  •  4.197 Palabras (17 Páginas)  •  336 Visitas

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Capítulo 1

La conformación de los Estados Nacionales: del Feudalismo al absolutismo.

Europa durante los siglos XIV y XV tuvo una larga crisis económica y social donde se manifestaron las dificultades y los límites del FEUDALISMO.

Feudalismo: se caracterizó por la generalización de los vínculos de dependencia personal, donde la pirámide era encabezada por el rey. Cuando los vasallo le juraban fidelidad al señor, éste le entregaba un beneficio (frecuentemente era una tierra) que con el tiempo recibió el nombre de feudo. En un determinado momento los señores eran más poderosos que el monarca debido a que concentraban más posesiones que el mismo rey; dentro del feudo, el señor ejercía sobre la población ciertas atribuciones que correspondían a la esfera pública, por ejemplo: la administración de justicia, el cobro de impuestos o el reclutamiento de tropas. La base de la economía durante el FEUDALISMO fue el trabajo rural, donde se utilizaba el trueque. El comercio se realizaba sólo para satisfacer las necesidades de artículos de lujo de la nobleza, donde la mayor parte de la población estaba “atada” al poder del señor feudal, trabajando gratuitamente las tierras del señor, donde no recibían una retribución en dinero, si no que sólo podían consumir los alimentos del trabajo de su tierra.

Las monarquías descentralizadas (gobierno de uno, de una persona, que implica una relación estrecha entre el poder personal del rey y el ejercicio del poder público, donde el gobierno local y/o regional gozan de cierta autonomía para decidir y gestionar en determinados aspectos) fueron características de la etapa feudal-medieval, ya que se reemplazó el poder central de los monarcas por el poder local de los señores feudales. En esta época los reyes no poseían un ejército nacional, ni contaban con recursos económicos, ya que los señores feudales se ocupaban de la defensa territorial, la fragmentación política era evidente. El Estado “MODERNO” logró la interacción territorial y nacional donde se delimitaron las fronteras nacionales, el mercado se unificó y adoptaron símbolos como banderas o escudos, organización del ejército nacional permanente esto se logró a partir de la prohibición a los señores a mantener y utilizar sus ejércitos privados institucionalización de una burocracia permanente de esta manera funcionarios reales controlaban y ejecutaban las órdenes reales. El momento clave de la formación del Estado Moderno fue a mediados del siglo XVI, XVII. Las problemáticas que debieron enfrentar estos Estados giró en torno a dos cuestiones: La soberanía que pretendía afirmarse frente a los poderes universalistas del imperio y del papado y la pretensión de monopolizar el poder. Los Estados Nacionales se dieron dentro del marco del despegue del CAPITALISMO (sistema económico basado en la difusión de la propiedad privada, de las relaciones salariales y la existencia de una economía de mercado con sistema de precios que permite un racionalismo económico, es un sistema político que protege a la propiedad privada).

Las “nuevas” monarquías tuvieron que crear un espacio político propio, buscando un equilibrio entre los sectores socale con más poder : nobleza feudal y burguesía. Los “conservadores” tendieron a retrasar las transformaciones porque sus intereses se veían afectados y los “progresistas” fueron los encargados de promover y llevar adelante esos cambios.

Maquiavelo fue quien propuso la necesidad de obtención y conservación del poder, había que recuperar el orden social que la fragmentación del feudalismo había socavado, permitiéndole a los seres humanos ser forjadores de su propio destino. Con Maquiavelo, el Estado fue encarado como una suma de poder, donde el gobernante debía recurrir a la violencia para imponer un nuevo orden, este objetivo colocaba al Estado y en especial al gobernante, en un nuevo planteo de que el liderazgo se basaba en el uso de la coerción, valía más ser temido y luego amado. La reforma protestante (cuya crítica estaba dirigida a la estructura piramidal del catolicismo como iglesia Universal) se centró en intentar despolitizar las preocupaciones de la Iglesia y en eliminar el entrometimiento monárquico en el clero, alentó el desarrollo del capitalismo, de allí en adelante las clases medias protestantes serian las grandes promotoras del avance capitalista. En el siglo XVI los franceses comenzaron a definir la noción de Estado en sentido moderno. El principal teórico fue Bodin, quien distinguió entre Estado y gobierno, considerando al Estado como un ámbito de poder distinto tanto del gobernante como del conjunto de los súbditos, atribuyéndole al Estado la soberanía, ésta soberanía se centró en la figura del rey, en particular en la del monarca absoluto. Para Bodin, el poder absoluto es ejercido por el monarca sin que los súbditos puedan ponerle límites, era una soberanía legislativa indivisible e inalienable, de esta manera la figura del rey tenía la condición de juez supremo y la de legislador. El poder absoluto se hallaba limitado por las leyes divinas y naturales.

El absolutismo: es la forma de gobierno que tiene como principal objetivo el control total del Estado y la ausencia de poderes alternativos al que reclama para sí el derecho ilimitado de gobernar. El absolutismo monárquico se caracterizó por la aspiración del rey (soberano) de personificar la soberanía. El Estado absolutista (a través de la monarquía) se fue desarrollando y como consecuencia, la centralización del poder monarca en Europa Occidental. La dominación del Estado absolutista fue la dominación de la nobleza feudal en la época de transición del capitalismo. El siglo XVI se cerró en los grandes países de Europa occidental sin la realización plena del absolutismo; hasta ese momento ninguna monarquía occidental (ni siquiera España) gozó de un poder absoluto sobre sus súbditos. Todas las monarquías se vieron limitadas y ningún Estado absolutista pudo disponer a placer de la libertad ni de las tierras de la nobleza, ni de la burguesía. La implementación plena del Estado absolutista se dio en un proceso que duró cien años, en un contexto de depresión agrícola, demográfica y de continua baja de precios. La política económica implementada por estos Estados fue el mercantilismo, que exigía la supresión de las barreras aduaneras internas para crear un mercado interno unificado. El mercantilismo alentaba la exportación de bienes a la vez que prohibía la de metales preciosos y la de moneda, esta doctrina consistía en la intervención coherente del Estado en el funcionamiento de la economía. La idea fundamental era que la riqueza de una nación se basaba en abundancia acumulada por el Estado, para ello era fundamental reducir las importaciones logrando el autoabastecimiento de armas, alimentos y manufacturas y de esta manera no depender del extranjero. La revolución militar llegó a su máximo esplendor ya que los ejércitos, frete a las necesidades expansionistas de los Estados, se multiplicaron. El costo de estas enormes máquinas militares creó profundas crisis de ingresos en los Estados absolutistas. El siglo XVII fue escena de repetidas rebeliones locales nobiliarias contra el Estado absolutista de Occidente, utilizando algunas veces, la rabia de las masas urbanas y/o rurales como arma contra la monarquía.

Los siglos XVI y XVII presenciaron una transición desde la acumulación primitiva del capital (se produjo en la transición del régimen feudal al capitalismo) al ejercicio pleno del capitalismo comercial.

En la edad media, la monarquía feudal de Inglaterra fue más poderosa que la francesa. En el marco del sistema de soberanías feudales fragmentadas, el poder del monarca sólo podía sostenerse gracias al consentimiento de excepcionales asambleas de vasallos, capaces de votar un apoyo económico y político extraordinario. A partir del siglo XIII hubo cambios importantes dentro de la estructura monárquica, por ejemplo, el rey no podía confiscar tierras ni arrestar a los súbditos sin el consentimiento de los pares. Con el tiempo el parlamento inglés, determinó que ningún monarca podía decretar nuevas leyes sin el consentimiento parlamentario. La dinastía Tudor, a comienzos del siglo XVI inició un camino prometedor hacia la construcción de la centralización del poder real y la conformación de un Estado Nacional empapado de absolutismo. La segunda mitad del siglo XVI implicó la ausencia del Parlamento, donde no se logró la expansión en el continente ya que no había un ejército permanente ni profesional. La extinción del linaje Tudor y la llegada de la dinastía de los Estuardo crearon una situación política fundamentalmente nueva para la monarquía, donde los Estuardo persiguieron los ideales de la realeza absolutista, que eran en ese momento las normas corrientes en todos los países de Europa Occidental. El capitalismo agrario y mercantil se había afianzado en contraposición con los demás países del continente y la aristocracia inglesa en su conjunto se había adaptado a ellos. La monarquía tendió a acercarse a la alta nobleza y a la alta burguesía, dejando de lado los sectores importantes como la pequeña y mediana nobleza y burguesía. El enfrentamiento entre los caballeros (alta nobleza y clero) y los cabezas redondas (pequeña y mediana nobleza, burguesía y campesinado), permitió que el ejército del Parlamento se enfrente y derrote al rey. El Parlamento estableció como forma de gobierno una República que devino en una dictadura. Al morir Cromwell (quien generó la dictadura) el país, osea Inglaterra, volvió a ser gobernado por la dinastía Estuardo, restaurando la autoridad real, al Parlamento y a la ley, pero esto duró poco ya que Jacobo II pretendió restablecer nuevamente el absolutismo, gobernar sin consultar al Parlamento y aumentar los impuestos, esto conllevó a la revolución Gloriosa, donde el triunfo revolucionario inauguró una nueva etapa de la historia inglesa: *la instauración de la monarquía parlamentaria, *la división de poderes (legislativo y ejecutivo), *la superioridad de la ley (que emana el Parlamento) sobre la voluntad del rey y *la garantía de la libertad individual y la propiedad privada.

La participación en la guerra de los cien años hizo que la monarquía francesa heredara impuestos y ejércitos permanentes, y si bien “la nueva monarquía” no era aún un Estado centralizado o integrado, a fines del siglo XV estaba en camino hacia la conformación de un Estado Nacional. Las guerras de religión terminaron en la reafirmación del Estado real y a partir de ese momento, el absolutismo francés llegó con relativa rapidez a su madurez y le permitió a Francia alcanzar la supremacía continental durante el siglo XVII. La monarquía francesa se afirmó en cuanto a la centralización real a partir del siglo XV, ganándose un espacio político entre la burguesía en ascenso y la nobleza en decadencia, durante el siglo XVII la monarquía absoluta se afianzó y alcanzó su plenitud. Uno de los recursos financieros era la venta de cargos que se fueron tornando hereditarios a cambio de un pago de un pequeño porcentaje anual sobre su valor de compra, cuya consecuencia social fue la creación de una burguesía que tendió a asimilarse crecientemente con la aristocracia a través de los privilegios de los cargos. El peso de todo este aparato recayó en los pobres, ya que el Estado absolutista golpeó sin piedad a las masas rurales y urbanas. La gran crisis que asoló a las economías europeas en los siglos XIV y XV produjo una violenta reacción feudal. La represión de los señores contra el campesinado aumentó con intensidad durante el siglo XVI y la consecuencia política en Prusia y Rusia fue de un “absolutismo coetáneo”, en cambio el absolutismo en Europa occidental fue un mecanismo de compensación por la desaparición de la servidumbre en un contexto de creciente economía urbana y capitalismo, en cambio, las bases del “absolutismo oriental” se asentaban en la posesión nobiliaria de la tierra en extensas regiones (productivas para la agricultura de cereales) escasamente pobladas, y por eso tenían la necesidad de “atar” al campesino a la tierra.

Capítulo 2

El cuestionamiento del absolutismo, su debilitamiento y las

revoluciones liberales.

Al siglo XVIII se l conoce como el siglo de las luces, con muchas verdades “absolutas”, como que por ejemplo el sistema político más apropiado era la monarquía. Las ideas de la ILUSTRACIÓN pusieron en tela de juicio la monarquía absoluta y el origen divino del poder real proponiendo distintas alternativas respecto al Estado, la soberanía y al poder. A diferencia de Maquiavelo y los reformadores protestantes, los contractualistas presentaron un método analítico compartido, con variaciones conceptuales entre ellos. La teoría de Contrato Social comenzó por el planteo del “estado de naturaleza”, éste Estado es entendido por los contractualistas como la condición originaria de la humanidad, de este Estado los hombres salen mediante un contrato, en el que se encuentra el origen de la sociedad y del poder político y es necesario para establecer el orden social que asegure el desarrollo de los individuos y el bien común. Los contractualistas reconocían la existencia de los “derechos naturales”, por lo tanto se opusieron a las doctrinas que justificaban el origen divino del poder, ya que son los individuos los que, mediante el contrato, renuncian en parte a sus propios derechos, de manera racional y voluntaria.

Hobbes: consideraba la necesidad de conservar el orden sociopolítico basado en la monarquía absoluta dado que para él el “estado de naturaleza” del hombre era un estado de guerra, que sólo podía ser controlado por un estado absolutista, el instrumento que justificaba el absolutismo del Estado para mantener el orden social era el contrato, por medio de éste, los hombres transferían al soberano su derecho natural, siendo el Estado el único que conservaba estos derechos. Despoja el pensamiento religioso en la teoría política, intentando elaborar una teoría política “pura” basada en los conceptos de orden y poder.

Locke: su teoría se ubicaba desde una posición más afín a los nuevos grupos sociales que lograron su representación política y es considerado, el precursor del LIBERALISMO político. A diferencia de Hobbes, el “estado de naturaleza” estaba basado en la razón y por ende no se trataba de una lucha de todos contra todos sino de un estado de asistencia mutua y buena voluntad. El poder del gobernante podía ser revocado por el pueblo, la principal función del Estado es el de la preservación de los derechos individuales y la soberanía, coincidía con los poderes del Parlamento, para Locke, el Estado surge de un pacto previo entre los seres humanos, todo gobernante queda sometido a la dedición de la mayoría de los ciudadanos y no podía comportarse en forma dictatorial o despótica.

Montesquieu: inspirado en el pensamiento de Locke, elaboró una teoría acerca de las limitaciones de los poderes institucionalizados, con el fin de proteger al individuo frente a las arbitrariedades del poder público. Ambos partes de la base de que las decisiones no deben concentrarse, por lo que los órganos del poder han de auto controlarse a través de un sistema de contrapeso y equilibrios. El eje de su análisis se concentró en la búsqueda de las condiciones necesarias para la preservación de la libertad mediante el arbitrio constitucional (la clásica división de poderes de la actualidad provienen del planteo de Montesquieu) la división de poderes se convierte en objeto principal del constitucionalismo liberal, que encuentra así un modelo institucional opuesto al absolutista.

Voltaire: la monarquía podía mantener su carácter de absoluta solamente si actuaba en beneficio de la comunidad, rechazaba la idea de un origen divino del poder de los reyes y sostenía que los monarcas debían respetar en sus acciones los principios de la Ilustración, debía mantener la seguridad individual como objetivo primordial.

Rousseau: desarrolla la “teoría democrática” en la que se descarta, por un lado la idea de de “estado de naturaleza” de Hobbes y por el otro abandona el individualismo de Locke, ya que para él, la bondad es condición del hombre pero es pervertida por una sociedad que se opone a las leyes naturales en un contexto de sociedad basada en desigualdades sociales. Afirma que las desigualdades y el estado de guerra son inherentes a la sociedad y no a la naturaleza, es por eso que el hombre nace libre pero vive encadenado. Su objetivo era la implantación de una comunidad organizada solidariamente, desterrando el individualismo y a partir del contrato social, lograr la unidad del cuerpo social subordinando los intereses particulares a la voluntad general. La base del Estado es para él un compromiso entre el pueblo y sus gobernantes: el contrato social, si el gobernante no cumple este contrato, el pueblo puede desplazarlo. Su teoría presentó los intereses de la burguesía francesa, opuesta al poder político de la aristocracia.

Podemos dividir al siglo XVIII en dos etapas: la primera rica en guerras dinásticas y coloniales (en Europa Occidental) por la continuidad del desarrollo socio-económico y la otra mitad fue más explosiva: escenarios de la primera fase de la Revolución Industrial (la vida de los habitantes de Europa se modificó en forma revolucionaria conformándose la sociedad capitalista. Los cambios que se operaron en este período modificaron el sistema político, las relaciones sociales, las formas de producción y los lugares de residencia, al conjunto de estas transformaciones se lo denomina “revolución industrial”, donde la difusión de la propiedad privada y las relaciones salariales fueron fundamentales para el estallido de este proceso revolucionario, la burguesía fue la clase social que impulsó el cambio de las relaciones sociales y políticas enfrentándose a otros grupos sociales. Las transformaciones fundamentales fueron: la sustitución de fuentes de energía animal o humana por la energía mecánica gracias a la utilización de nuevas materias primas abundantes por ejemplo: se reemplazó el carbón vegetal por el mineral, la introducción de de motores propulsores de energía “máquina a vapor” y la sustitución de los hombres por máquinas fue parte del proceso de trabajo. Esta revolución fue paralela a la “revolución de los trasportes terrestres”: ferrocarriles, fluviales y marítimos, la máquina a vapor, que dinamizó la economía internacional gracias a la comunicación con lugares remotos del mundo.) Ante el éxito internacional de poder capitalista británico (dado por el progreso económico que desde la revolución agrícola hasta e momento de despegue de la revolución industrial, hicieron un país mas próspero), los monarcas absolutos intentaron programas de modernización económica, social, intelectual y administrativa para “aggionarse” con los nuevos tiempos en donde la convicción del progreso, la riqueza, la civilización y el dominio de la naturaleza estaba imbuido en las clases dirigentes de la Ilustración. Los principales rasgos del pensamiento ilustrado fueron el proyecto de un sistema político y burocrático centralizado.

La creencia en le progreso reflejaba el visible aumento en conocimientos y técnica, en riqueza, bienestar y civilización, donde los hombres de la Ilustración procedían por lo general de las cases intermedias de la sociedad, eran hombres de talento y méritos propios, independientes de su nacimiento, donde el orden social que nacería de sus actividades serían un orden burgués y capitalista. Esto se reflejó tempranamente en Gran Bretaña y fue imprescindible para la gesta de la Revolución Industrial. El lema de las monarquías ilustradas era “todo para el pueblo pero sin el pueblo”. En Rusia y Prusia no hubo grandes rebeliones aristocráticas contra la llegada de un Estado centralizado. En Rusia, por ejemplo, las luchas sociales, en la transición al absolutismo, no se dieron con las clases privilegiadas ni con los propietarios, si no con las clases explotadas rurales y urbanas. El siglo XVIII presenció una armonía entre aristocracia y monarquía. Rusia fue el único Estado europeo que mantuvo el absolutismo inaugurado a principios del siglo XVII, casi sin alteraciones hasta el siglo XX. En Prusia el poder central se apoyó en la nobleza para consolidarse, aunque reduciendo sus poderes para lograr la centralización. Durante el siglo XVII, el Estado trabajó la construcción de una fuerza militar importante, ya en el siglo XVIII, se concentró también en la ampliación del ejército, duplicando su número y dedicando, por otro lado, a poner atención en la instrucción y el entretenimiento militar, implementó el servicio militar obligatorio. La organización de la burocracia fue otra de las preocupaciones, lucharon para la profesionalización de los que ocuparan cargos en ella. Prusia tenía las condiciones sociales y económicas que la convertían en potencia europea, durante el siglo XVIII, Prusia también tuvo una política expansionista, lo que generó que a partir de mediados de siglo se conformaran coaliciones en su contra. Otro avance importante fue que por primera vez la educación primaria debería ser obligatoria para todos los hombres. Las trece colonias de América del Norte, en manos inglesas, optaron a fin del siglo XVIII por la vía revolucionaria para lograr su autonomía política y económica, esto les permitió procurarse de un sistema de gobierno y derechos soberanos a expensas de su metrópoli y a su vez, despojarse de otros elementos (privilegios heredados por linaje) para resaltar el carácter igualitario de un conjunto social específico. El reconocimiento de los valores basados en el derecho natural, en la libertad ciudadana, en la igualdad y el derecho a la propiedad privada e ilimitada, formaron parte de la fundación del Estado. El surgimiento histórico del FEDERALISMO coincide con la promulgación de la constitución norteamericana cuando Estados previamente soberanos pactaron asociarse con un vínculo más fuerte que el basado en el derecho internacional, propio de las confederaciones. Transcurrieron 10 años, desde la independencia, para que pudieran imponer un Estado federal aquellos dirigentes políticos que aspiraban al desarrollo económico de toda la nación y a su afirmación política frente a las potencias europeas. El aparato estatal fue organizado según las concepciones de Montesquieu, creando tres poderes independientes pero de mutuo control. Las teorías democráticas de Rousseau influyeron fundamentalmente en lo que se refiere a un “estado de naturaleza” igualitario, que el Estado debía preservar evitando los extremos de riqueza y los distintos grados del poder deberían ser exactamente iguales. Esta sociedad constituida por blancos protestantes y anglosajones, imbuidos de “espíritu capitalista” y con ganas de gozar una vida terrena satisfactoria sobre la base de su propio y libre esfuerzo, conformó el desarrollo de un Estado Liberal, basado en los derechos individuales y en la acción del Estado de acuerdo con el “bien común” y como garante del funcionamiento de un mercado libre en la sociedad civil. La economía norteamericana en este período fue esencialmente agraria, basada en explotación extensiva de los recursos, en la extensión territorial y con claros problemas de mercado y transportes (en la medida que se iba agrandando el territorio nacional). La revolución democrática fue anterior a la revolución industrial. Durante el siglo XVIII Francia era la más poderosa y en muchos aspectos la más característica de las viejas monarquías absolutas y aristocráticas de Europa. Hubo dos grandes revoluciones en el siglo XVIII, donde Gran Bretaña proporcionó el modelo para los ferrocarriles, fábricas y el nuevo modelo económico, que hizo estallar las viejas estructuras económicas y sociales del mundo, gracias a la influencia de “su” revolución industrial, Francia influenció política e ideológicamente a partir de “su” revolución, proporcionó el vocabulario y los programas de los partidos liberales, radicales y democrático de la mayor parte del mundo, ofreció por ejemplo, vocabulario y concepto de nacionalismo, proporcionó códigos legales y un modelo de organización científica. La revolución francesa se cuestionaba “el antiguo régimen”, pretendía sustituir: monarquía absoluta, privilegios de la nobleza y el clero, soberanía nacional, derechos del hombre y ciudadanos, producto de una monarquía absoluta fundamentada en un sistema rural de base feudal que coexistía con un desarrollo capitalista a la que no era ajena la nobleza. La reacción aristocrática contra el absolutismo se transformó en una revolución burguesa que lo derribó. La burguesía solicitó la igualdad fiscal, la libertad de prensa, el respeto a las individualidades, la igualdad de derechos civiles. La revolución puso fin a la sociedad estamental (la división social se realizaba en función a la voluntad divina, la pertenencia a cada uno dependía del origen del nacimiento) en Francia, abrió paso a un nuevo camino: el constitucionalismo, la división de poderes etc. La revolución Francesa inauguró un ciclo revolucionario, los franceses aspiraban a fundar un mundo radicalmente nuevo. El nuevo marco legal, dio pie al incentivo de una incipiente industrialización, el Estado intervenía en la economía imponiendo barreras aduaneras para la importación, estimulando las exportaciones y el aumento de la producción, el ascenso de la burguesía al poder político y la legislación “liberal” apuntaban a lograr un proceso similar al de Gran Bretaña pero loa avatares políticos-revolucionarios a los que estuvo sometida Francia durante la primera mitad del siglo XIX, retrasaron el proceso de industrialización casi un siglo. La importancia del período revolucionario plasmado en Francia a fines del siglo XVIII radica fundamentalmente en las profundas influencias que ejercieron en América latina, llevando a cabo nuevas naciones independientes del poder colonial español. Pero la revolución ocasionó serios planteos en los absolutismos europeos, a partir de 1793 los franceses lucharon contra todas las nociones del continente en una guerra “ideológica”: de un lado estaba el espíritu revolucionario que pretendía extender en toda Europa los principios de libertad e igual y del otro, los monarcas absolutos y la aristocracia quienes veían peligrar su poder y privilegios. Romanticismo: se gesta a fines del siglo XVIII y exalta las libertades, la pasión y el interés por os temas del pasado histórico de los pueblos.

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