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Sherlock Y La Misoginia


Enviado por   •  3 de Abril de 2015  •  1.069 Palabras (5 Páginas)  •  245 Visitas

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SHERLOCK Y LA MISOGINIA

Gabriel Llanos

I

Digresión

El género policial nace de una necesidad. Los tiempos cambian, debe cambiar la palabra. El mundo moderno, la industria trae consigo la violencia, trae consigo el crecimiento de las ciudades, la sobrepoblación, la necesidad de disminuir los cuerpos. Si Poe es el abuelo de este género, Doyle es el padre. El género policial es el género de la ciencia deductiva llevada a las letras. Es el género que busca hallar la razón al sinsentido urbano. Psicopátas como “Jack El Destripador” despiertan el morbo en los escritores, ese morbo que promueve al arte. La sangre, los cuerpos mutilados, las cartas misteriosas, las historias enrevesadas. El género policial surge por esa necesidad de cambiar modelos (el romanticismo en crisis ya no da respuestas a los hombres abotagados de ese conocimiento. Balzac, Víctor Hugo, ya no son suficientes para los públicos ávidos de nuevas historias) modelos caducos, que no van con la moda ni las editoriales (la editorial surge y se convierte en formador de la esfera pública, esa esfera que crea los imaginarios, que crea las ciudades), así que el mejor producto: la novela policial

II

Transcurrir

Sherlock transcurre su vida entre lupas, química, estudios sobre el tabaco, histriónicas representaciones, cocaína y el sonido de su violín. El ruido de las tonadas acompañan su solitario transcurrir. Su suceder quijotesco, acompañado de un Sancho refinado, intelectual, sumido y maravillado a la perspicacia de él. Sherlock asombra, maravilla a hombres y mujeres, el Sherlock solitario, héroe épico de un mundo a punto de quebrarse. La ciencia y la racionalidad acompañan a Sherlock. Esa ciencia que justifica toda el accionar del ser humano, esa maravilla llamada conocimiento moderno. Tras una pipa y una mirada analítica, el personaje de la gabardina trata de marcar precedentes ante un nuevo mundo, de decir: aquí está la luz, la ciencia, la deducción, nada es al azar, nada está suelto al libre albedrío. Todo es producto de una serie de encadenamientos, de una sucesión de hechos irrefutables. El más moderno de los detectives no tiene la pizca de ingenio ni de inteligencia que la de Sherlock (Excepto el increíble Poirot, que de humano tiene su bigote y su postura de gentleman). Los intentos de igualar al hombre de la suspicacia son vanos, nadie será más grande que Sherlock, nadie podrá igualar su estado, su conocimiento. La única manera de igualar a los dioses es viendo sus debilidades (porque sus perfecciones son inalcanzables) y es ahí donde el ser humano despierta. Sherlock sangra, sangra como los seres que estudia, como los hombrecitos imperfectos que son objeto de su análisis (La calle es el laboratorio de Holmes, la estupidez y criminalidad son sus fuentes de investigación).

Si de algo se le puede acusar a Sherlock no es el de que sea un adicto, al fin y al cabo las drogas son para él una manera de mantener el cerebro activo (hacerlo sólo cuando no hay trabajo) si de algo es culpable es de su fobia, su menosprecio a la mujer (si es culpable

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