Sobre el Liderazgo y Fallas en gobiernos progresistas en latinoamerica

La victoria de Mauricio Macri en Argentina, ha despertado la opinión de varios analistas y políticos respecto a la posible reconfiguración de fuerzas políticas en toda Latinoamérica, es decir, mientras el populismo en países como Argentina, Bolivia, Ecuador, Venezuela y Brasil va perdiendo terreno, son los partidos de derecha los que van emergiendo y lo más probable, se dice, es que al menos, al igual que en Argentina, los parlamentos de todos los países se pueden ver inmersos en un tono de igualdad alrededor de la representación política: es la aparición necesaria de nuevos liderazgos, en contra del populismo o bien, la personificación de la política en un líder visible.

Sin embargo, la discusión alrededor de la alternancia política olvida un factor importante, el del centro político, y es aquí donde tanto opositores como oficialismo no prometen mucho cuando se enfrentan a elecciones. Partamos de lo siguiente: el populismo de izquierda, nacionalista y, en algunos casos, indigenista, ha puesto la igualdad social como referente, lo que ha significado un movimiento de dos partes: por un lado, la emergencia de identidades políticas cooptadas por los respectivos gobiernos, sean movimientos sociales indígenas como en Bolivia o en Ecuador, y por otro, el crecimiento de otros movimientos sociales de tinte urbano pero que no declaran afinidad entre los partidos, sea porque la inclusión a esos partidos debe ser siempre condicionada o porque el campo político simplemente carece de debate respecto a estas identidades. En el primer caso, el panorama es uno agotado, el debate es prácticamente nulo y lo político está subsumido al programa del partido de gobierno. El segundo caso merece mucha más atención: las contradicciones en gobiernos progresistas respecto del ecologismo, como en Brasil y Argentina, respecto del reconocimiento a la diversidad sexual, como en Ecuador y Bolivia, respecto del rol de la mujer en la sociedad, como el caso boliviano o los altos índices de crímenes en Venezuela (lo que es transversal a todas las sociedades latinoamericanas, y donde todos los problemas descritos tienen su incidencia), han sido puestas en escena por las identidades que no se incluyen a la política, lo que ya es sugerente: la política convencional está sometida a lo programático de cada gobierno, y aquí no se excluye ni la derecha ni cualquier forma de oposición.

Lo del centro político no implica que el partido en gobierno sea el que va definiendo la agenda pública en cada una de las sociedades a las que se refiere, todo lo contrario: el centro político es aquel que va especificando las fronteras antagónicas en cada esquema, es decir, existen ciertos signos, conceptos, significaciones que van emergiendo como respuesta a la acción del estado. Si bien el debate en Bolivia, por ahora, está sumergido en la legalidad de la repostulación del presidente Morales, el debate real está en lo de la igualdad social, la

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