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TEORÍA DE LA ARQUITECTURA Tema: El Espacio Intermedio


Enviado por   •  4 de Febrero de 2019  •  Tareas  •  641 Palabras (3 Páginas)  •  109 Visitas

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UNIVERSIDAD TÉCNICA PARTICULAR DE LOJA

TEORÍA DE LA ARQUITECTURA  

Nombre: Nixon Quishpe Chamba

Fecha: 13/06/2017

Tema: El Espacio Intermedio

El Pabellón de Barcelona de Mies van der Rohe representa, de una manera emblemática, la arquitectura que Giedion consideró como la perteneciente a la tercera edad del espacio, aquella en la que según el autor podía reconocerse una intensa interacción entre el interior y el exterior. En el Pabellón esta fluida comunicación parece incluso haber dado origen a un nuevo tipo de espacio, que se localiza justo en el encuentro de dos condiciones, allí en donde el ‘’dentro y el fuera’’  se encuentran. Es un espacio que, dada su ubicación tiene un carácter versátil y flexible, territorio al que se llama espacio intermedio. Su función es mediadora, llevando a cabo la transición entre el ‘’dentro y el fuera’’; por tanto, a veces integra y otras separa.

Ejemplo emblemático de este tipo de espacio es aquél ubicado frente al estanque menor, estanque contenedor de la pieza escultórica de bronce Der Morguen obra del escultor alemán Georg Kolbe. La pérdida de materia del límite entre lo exterior y lo interior, se manifiesta al haberse convertido el tradicional muro en un ámbito espacial conformado por un plano acristalado la superficie del suelo y la cubierta que vuela. Incluso su desmaterialización es óptica, desde el momento en que el cristal permite visuales hacia los espacios interiores, creando la ilusión de estar dentro sin estarlo. La noción de dentro y fuera pierde así nitidez.

Lo aparente y lo real: Recorrer los espacios del Pabellón, significa para el espectador adentrarse en un espacio inédito, dominado por el juego de transparencias y reflejos. La transparencia, capacidad de un cuerpo para permitir la visión a través de su materia, se hace presente en el Pabellón por medio del cristal. Se trata siempre de un cristal laminado. Su presencia se da en variedad de colores. Existe el cristal claro o incoloro, es decir en su estado natural, y aquél cuya superficie luce una tonalidad gris. Aunque en ambos casos la transparencia permite el vínculo visual entre espacios colindantes, es evidente que toda percepción se ve matizada por la tonalidad de la superficie acristalada; pero, sobre todo, donde la variedad en el color del vidrio alcanza mayor protagonismo es en la materialización de un efecto óptico fundamental, intencionalmente buscado por Mies van der Rohe: El reflejo.

El reflejo, imagen desvelada sobre una superficie brillante al contacto con la luz, a diferencia de la transparencia, se presenta en el ámbito del Pabellón en diversidad de materiales. Las características de los elementos capaces de producir este fenómeno óptico son variables. Por un lado, se encuentran aquellos materiales cuya superficie son evidentemente brillante y por ende con gran capacidad de reflejo: el ónice, los mármoles (el verde antiguo de Tinos y el verde de los Alpes) o el metal bruñido. Es menos evidente pero igualmente efectiva la labor del travertino romano, que presentándose a primera vista como un material opaco, desvela su capacidad de reflejo al ser expuesto a la acción de la humedad. Esta capacidad de reflejo no se limita sólo a las piezas que componían constructivamente el Pabellón, sino que puede aparecer incluso en elementos naturales, como el agua, que por su protagónica participación en la composición y su capacidad de afectar la percepción de los espacios, se convierte en un material más.

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