Taller De Educacion Fisica
elchiva7516 de Marzo de 2014
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PROYECTO EDUCATIVO |
“LOS RECREOS: UN MOMENTO Y LUGAR PARA DISFRUTAR” |
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ESCUELA Nº 1-032 “MARIANO MORENO” |
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DOCENTES DE PRIMER CICLO |
01/01/2012 |
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ESCUELA 1-032 “MARIANO MORENO”
PROYECTO EDUCATIVO
“LOS RECREOS, UN MOMENTO Y LUGAR PARA DISFRUTAR”
El recreo: un lugar significativo
En la escuela no solo existe el espacio del aula, en donde se imparten normalmente clases y en el cual la relación pedagógica está claramente definida y es objeto de múltiples análisis. Hay otro lugar, es un lugar fuera del aula, aunque dentro de la escuela, es el patio del recreo.
En este lugar aparecen distintas representaciones corporales que merecen nuestra atención. Aquí los niños y niñas tienen otras maneras de desenvolverse y de relacionarse entre ellos/as y con el resto de las personas que allí se encuentran (maestras, profesores, etc.), son otros los códigos que manejan y otras las posiciones que ocupan, no tienen la contención del aula ni la obligación de permanecer sentados y callados.
Este particular lugar, existe dentro de la escuela, y por ello dentro de una tradición educativa que tanto de forma explícita, como a manera de currículo oculto marca el qué hacer cotidiano; lo que allí sucede no son hechos aislados, son, de alguna forma, hechos educativos.
Disciplinas y resistencias corporales en la escuela
Vamos a referirnos a la forma en que el cuerpo y con él, las prácticas corporales, es encauzado en distintos esquemas, gracias a estrategias decontrol disciplinario que rigen en la escuela, principalmente en el aula, y que a la hora del recreo, parecen desaparecer o por lo menos resquebrajarse.
Es la disciplina o las técnicas y tácticas disciplinarias que se producen y que instauran en el cuerpo un mecanismo de control, tan efectivo, que nadie en la escuela escapa a su vigilancia jerárquica, teniendo como norma principal dominar y controlar a los alumnos haciéndolos dóciles. (Foucault, 2000, p.139 – 199)
La escuela es un espacio de producción y reproducción de esas prácticas, muchas de carácter disciplinario, que involucran al cuerpo en su totalidad, aunque desde una concepción biológica-tecnológica (Le Bretón, 2002a); y al juego en un lugar restringido, y muchas veces reprimido. Juego, que más contenido en el aula, pasa a una liberación tal en el recreo, que da pie a distintas manifestaciones corporales que hablan por sí mismas de ese cambio radical y de esa ruptura del aula al recreo.
Por un lado en el aula se aplica la moral del no tocar, no molestar, no hablar, es decir el tipo de prohibiciones que interfieren con el “normal” desarrollo de una clase; pero por otro lado se permitió hacer mucha cosa en el recreo que antes no se dejaba, es decir, también se controló el espacio del recreo, pero de otra forma, con muchas menos prohibiciones, se dejó hacer.
Parecerían existir dos lugares bien diferenciados, en donde los códigos morales que rigen, tanto para los alumnos como para los docentes, son distintos y opuestos: el del interior del aula, en donde el mensaje hacia el cuerpo es no hacer, y el del exterior del aula o recreo, en donde el mensaje hacia el cuerpo es dejar hacer.
Esa división o separación de contenidos morales, o lugares cargados de significado y de producción de sensibilidades, genera una contradicción tal en la propia escuela que es vivida día a día, como una ruptura, como un quiebre.
En la escuela, según Mclaren(1995), hay un mecanismo o una forma ritualizada de instrucción que el maestro lleva adelante a través de técnicas institucionalizadas de enseñar, creando un marco ritual en donde las actitudes, los gestos y las conductas de los alumnos están medidas, debiendo ser correctas y en cualquier caso transgredirlas implica la sanción. Transgredir implica una resistencia a la “normalización” y es allí cuando el alumno se enfrenta al sistema ritual, desestructurando el orden imperante.
Este mecanismo disciplinario, regido por la norma y la sanción, junto con ese marco ritualizado de actitudes correctas, se ve más potenciado dentro del aula que fuera de ella, por las propias características del encerramiento entre cuatro paredes, y la estructura de la ubicación espacial, de los niños-cuerpos, o mejor dicho, niños-mente, ubicados en columnas y filas, y por el control próximo, celular, gobernado por ese clima o marco ritual.
Aunque puedan parecer prácticas pedagógicas antiguas, el excesivo disciplinamiento en el aula, es una práctica que hoy se realiza en la escuela. Quizás como una última
estrategia desesperada, por dominar a niños y niñas muchas veces “bien difíciles”, y con logros inmediatos que de alguna forma son efectivos, pero con rápidas consecuencias a la salida del recreo: corridas desesperadas, caídas, golpes, atropellos, etc.
La salida de esa “prisión”, es una descarga de energías, de prohibiciones corporales que fuera, en el patio, tienen más lugar para expresarse. Los niños se confunden con los otros y se pierde el individualismo, por lo tanto se pierde control celular. Es más fácil confundirse entre sus pares y hacer cosas que antes eran reprimidas, tienen más libertades, o por lo menos, controles más flojos.
En el recreo se expresan distintas prácticas corporales que dejan ver con más facilidad esas conductas, quizás de resistencia; a las que prestaremos especial atención como representaciones que a pesar de estar presentes en un espacio y tiempo difuso, como lo es el recreo, contienen una serie de ingredientes sociales y culturales que lo hacen particularmente rico.
Así el juego es normalizado y se le quita su origen creativo: “Al querer normalizar el juego de los niños, se corre el riesgo de traicionar el potencial de creatividad que supone y que desarrolla... Los adultos están siempre tentados a aprovechar ciertas disposiciones de la infancia para motivar artificialmente acciones conforme a los fines que se han fijado” (Schmitt, en Barreau – Morne, 1991:367)
La institución escolar acompaña muy lentamente a los cambios sociales (en sus saberes, en su
currículo), pero en el recreo, los tiempos y los ritmos parecerían correr distinto, permitiendo cierta permeabilidad con el exterior, vinculándose quizás más rápidamente a los cambios sociales y a esas prácticas alternativas que llegan desde fuera de la escuela. En el patio escolar aparecen los juegos espontáneos y con ellos las novedades del momento.
Estos cambios en los juegos, que podrían obedecer a la difusión de determinados programas para niños a través de los medios, parecerían introducir la lógica de mercado en la escuela, generando espacios con potencialidad de consumo.
Pero también están los juegos tradicionales, que casi no cambian a lo largo del tiempo, dando la impresión de ubicarse lejos de esas lógicas sociales abarcadoras y totalizantes, acercándose quizás a prácticas corporales con un mayor arraigo local y comunitario, con cierto grado de identidad en el sujeto.
En este sentido podemos apreciar en nuestro patio de juegos, a niños y niñas saltando la soga o jugando rayuela, como así también escuchando música de cumbia en pequeños parlantes adaptados en el celular.
Una cuestión pedagógica e ideológica
Aquí lo primero es considerar al espacio del recreo y a las prácticas corporales que en él aparecen, como un lugar más de la escuela cargado de significados a la manera de currículo oculto y relacionado con procesos ideológicos y hegemónicos del espacio social total.
Considerar que el recreo escolar es un lugar “neutral”, en donde los hechos que allí suceden (que
están controlados por agentes de educación), no tienen relación alguna con procesos ideológicos, parecería un tanto ingenuo, contado con los argumentos de Apple(1986:13), sobre el análisis de la hegemonía. Sabemos que la escuela conserva y distribuye (además de reproducir la desigualdad), la propiedad simbólica o el capital cultural, “las instituciones de conservación y distribución de la cultura, como las escuelas, crean y recrean formas de conciencia que permiten el mantenimiento del control social sin que los grupos dominantes tengan necesidad de recurrir a mecanismos manifiestos de dominación”
Las prácticas corporales y el cuerpo allí representado, son penetrados por los discursos ideológicos que de forma arbitraria se presentan como legítimas en determinados momentos, constituyendo un problema digno de investigación.
Si tomamos en cuenta que este discurso comienza desde los equipos de dirección hacia arriba (como un sin sentido) y no al revés.
Es por este motivo, que nos empeñamos en “salvar el recreo”, lograr que siga siendo el tiempo y lugar de esparcimiento de nuestros niños y niñas sin otro interés que el goce, el disfrute de un modo intra e inter-subjetivo.
Es de nuestro interés, formar a niños y niñas conscientes de un buen uso de su libertad, con autonomía tanto en su pensamiento como en su corporeidad, para no volver a repetir los errores del pasado.
En tanto sigamos agregando normas o reglas a un espacio tan valioso como este, dejamos de favorecer el crecimiento y
maduración que nuestros niños y niñas de la escuela “Mariano Moreno” se merecen.
PROYECTO ESCOLAR:
“Los recreos, un momento y lugar para disfrutar”
Destinatarios/as:
Alumnos/as del 1º ciclo de EGB del turno tarde.
Responsables:
Personal
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