ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Tejido de Sangre (Isha’aluu Atulaa)


Enviado por   •  23 de Noviembre de 2015  •  Ensayos  •  1.714 Palabras (7 Páginas)  •  223 Visitas

Página 1 de 7

Tejido de Sangre (Isha’aluu Atulaa) es el concepto que el pensamiento Wayuu* crea para simbolizar la Vida. Se expresa así: El Universo todo es un gran telar en permanente urdimbre. Cada hilo, cada hebra es un camino que, entre dedos, se tejen unos a otros formando un conjunto de elementos funcionales como la red de arroyos que se une a la red del río y la del río a la del mar; como la red de la flor entretejida a la red de los pájaros y la de estos a la red de las siembras silvestres y luego a la red de los cantos y la de los cantos a la de los sueños, y así se recorre la vida en lo infinitesimal. En todo el gran telar existe un hilo que es el núcleo del tejido: La Palabra (Pütchikalü). Este hilo entrelaza todo lo existente: lo remoto-origen (ii-sumaiwa), lo invisible-onírico (pülasü-lapükat) y lo visible-mortal (Akuwa’ipa). Un camino se debe a otro y varios obstáculos surgen (espontáneos o premeditados) poniendo en riesgo el sistema vital; por ello la importancia de La Palabra para destejer y restaurar el tejido y recomponer la red de acuerdos. Así se orienta la organización Wayuu. Unos a otros entrelazados por la sangre más allá del cuerpo individual. El tejido extenso de la familia que incluye el territorio, el monte, la fauna, el linaje y el paraje, el sueño y la clarividencia. Miguelángel López-Hernández ste Tejido de Sangre nos habla de un origen de la vida simple e irrepetible, nos habla de la tenacidad que nace de la vulnerabilidad, de la reciprocidad como sentido último de la generosidad. Así circula la vida en la cotidianidad Wayuu. La Palabra reedificada día a día. Este Universo Wayuu, como relato mítico, narra acerca de la relacionalidad del espacio y el tiempo en donde se vive; espacio multidimensional que se interpreta como un conjunto de territorios intersegmentados: el Origen fundacional (el Mito genésico de Juyaa −padre móvil y único− y Mma −madre fija y múltiple−); el Invisible sustentador (el sueño y sus premoniciones, los espantos y las apariciones) y el Visible congregador (lo tangible, las familias de fauna, flora y humanos). Este relato deviene de la observación a la diversidad del día y la noche, a los pasos de las edades humanas, a los ciclos climáticos, a las inteligencias asociadas. Así, las cosas mismas nos hablan: la vida es sistema circular del caos y el orden. Así, el mito mismo nos hace creer, la Palabra misma nos hace decir: falta y compensación, error y reparación, correspondencia y complementariedad. Así, diseñamos nuestra ontología, el orden social como réplica del entorno y fijamos nuestro sistema normativo como manifestación de la autonomía y del derecho propio. El sistema normativo wayuu se sostiene desde el concepto de la sacralidad de la vida: la extrema fragilidad física humana es inspiración para una só- lida construcción ética. Todo lo que no salga de su cauce fortalece la vida, pero el cauce no es inmóvil, salta, se remueve, produce alteraciones y engendra conflictos. Atender su relación causa-efecto permite reubicación, restauración y reordenamiento social. Y he aquí la figura del Pütchipü’üi (Palabrero) que surge como referencia especializada en la resolución de conflictos. Su presencia garantiza la vigencia del recurso del diálogo compensatorio como herramienta funcional para la paz y la reconciliación. El Pütchipü’üi es símbolo y representación de los caminos pacíficos de las confrontaciones Es el personaje de la etnia Wayuu que lleva la palabra de una familia ofendida hacia la atención de la familia ofensora; para ello se debe reconocer en el personaje las cualidades básicas para ejercer dicha función: ser un hombre de sumo respeto, sereno, se- “la Vida es una niña de quince años”, “la paz es un camino sin puertas cerradas”, “el respeto es el fogón donde se cuece la templanza”, “el conflicto es una fiebre que atenta con el sistema de riego de la sangre”, “las diferencias son como las brisas: necesarias para respirar y refrescarse de sí mismo”, “la serenidad es el rostro de la inteligencia” ORALIDAD | 23 Colombia *Wayuu: Pueblo Indígena de familia lingüística Arawak. Habita en la Península de La Guajira (compartida por Colombia y Venezuela). Su organización social se rige a partir de linajes maternos pertenecientes a un Clan y su autoridad recae en la figura del Alaüla (Abuelo o Tío Materno). Cuentan con un sistema consuetudinario basado en la reciprocidad y la compensación, representado en el Pütchipü’üi (Palabrero), que intercede en los conflictos entre dos linajes familiares con la herramienta de la Palabra. El Pütchipü’üi media (solicitado por la familia ofendida) con el fin de restaurar la confianza entre las partes, de recomponer el orden social amenazado y de evitar las guerras que podrían trascender a las mismas familias en conflicto. La Palabra, por lo tanto, se asume en la cultura Wayuu como un instrumento vital que requiere decantarse para mantener el estar bien (Anaasü Ma’in) entre todos. El Pütchipü’üi la asume como un organismo vivo con sistema propio que exige atención, nutrición y responsabilidad a aquellos que deciden portarla. P atrimonio I nmaterial P atrimonio I nmaterial Pütchipü’üi (Vestuario Tradicional). © Miguelángel Hernández 3 34 66 18 56 76 8 42 70 22 62 79 7 40 68 20 58 78 14 48 74 26 64 80SUMARIO I SUMARIO II CONTRAPORTADA PORTADA 24 | Anuario 17 ORALIDAD | 25 rio, honesto, sincero, con gran imaginación, como valores fundamentales. El Pütchipü’üi simboliza el conjunto de virtudes del hombre recto en la cultura Wayuu; guarda la unidad de los elementos vitales: fauna, flora, entorno humano, en permanente retroalimentación de saberes. Por ello, es un conocedor de los lenguajes circundantes, como el de las aves: el Utta como pájaro persuasivo; el Choocho, diligente y laborioso; el Arülüwasü, práctico y funcional; el Anuwana, señorial y sereno. Afines son los caracteres de los Pütchipü’üi: el especializado en atender los conflictos relacionados al matrimonio; el experto en conflictos menores como hurtos y ofensas verbales; el de poderosa habilidad para asumir los casos de sangre como riñas y homicidios; y también existe el Pütchipü’üi que aglutina todas estas características. Este hombre consagrado al conjunto de los saberes, pule el don de La Palabra con recursos narrativos originarios desde la metáfora, el símil, la metonimia, la alegoría, y desactiva los conflictos a partir de discursos argumentativos cargados de simbolismos como “la Vida es una niña de quince años”, “la paz es un camino sin puertas cerradas”, “el respeto es el fogón donde se cuece la templanza”, “el conflicto es una fiebre que atenta con el sistema de riego de la sangre”, “las diferencias son como las brisas: necesarias para respirar y refrescarse de sí mismo”, “la serenidad es el rostro de la inteligencia”. La Palabra, que encarna el Pütchipü’üi, recrea todo el paisaje de su tradición oral: los relatos del mito (Achikii Sumaiwa), las interpretaciones del sueño (Lapüsirü), los colores del cuento (Aküjalaa) y las singularidades del canto a capela (Jayeechi). Esta Palabra encarnada contiene todos los matices de las características de los valores wayuu; de allí la importancia del Pütchipü’üi como gran reserva moral del mundo wayuu, conocedor y guardián del conjunto de valores, y protector de la Sujutujirawa Wayuu, o sea, los valores colectivos originarios: la Ouunuwawaa (Solidaridad en la reciprocidad), la Ayanamajaa (Trabajo colectivo en beneficio comunitario), el Ekirawaa (Compartir lo que se produce), la Akaalinjirawaa (Disposición al sacrifico, a colaborar, a participar permanentemente), el Pa’inwa Sulu’u Woumain (inclinación hacia el Acuerdo con el entorno), la Awalaajaa (Conciliación y compensación), y la Wanaawajirawa Akua’ipa (Justicia y equilibrio social Wayuu); entre otros. La importancia del reconocimiento de la UNESCO al sistema normativo wayuu como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad (Noviembre de 2010), radica en que proviene de una plataforma técnica de origen occidental que preserva y salvaguarda las invenciones originales de los pueblos del mundo; es decir, viene de una lucha vecinal e implícita contra el “concepto promocional del mosaico de culturas”, concepto que confronta la diversidad política y facilita la comercialización vertical de todo producto. La globalización interna dos características: presenta una estructura de estandarización en la cual pretende uniformar a la población mundial en un solo estilo de vida; a su vez, proyecta una estructura pluralista que propone el diálogo de las diferencias y el valor a la diversidad cultural. En esta corriente se instalan las políticas reconocedoras de la diferencia como valor imprescindible de la vida; el respeto y la defensa de las culturas originarias; y la salvaguarda de los principios rectores de las naciones indígenas. En otras palabras: la cultura occidental, como cultura predominante, amenaza a las culturas originarias o no occidentales con su sistema de “consumismo bursátil”; pero es en su seno donde se deben librar los mejores debates en torno a las acciones de protección de singularidades y del diálogo respetuoso en la diversidad. Desde nuestra perspectiva, el Patrimonio Inmaterial de la Humanidad significa el reconocimiento del consenso orbital para seguir siendo autónomos y soberanos desde nuestra Wakuwa’ipa (nuestra propia manera de ser), por ello entendemos que es un reconocimiento a toda la Cultura Wayuu y los Pütchipü’üi como autoridades morales y representantes de todo el universo Wayuu. En resumen, vemos el reconocimiento de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad como instrumento operador para reedificar nuestra autonomía, desde la singularidad política y cultural del pueblo wayuu. La Palabra nutriente la llevan los Pütchipü’üi para dialogar en torno a la autonomía territorial, alrededor del respeto y la No Intervención del Estado en los territorios wayuu (como redentor omnipresente en proyectos macroeconómicos), con el propósito de ilustrar y darles a conocer al Aliijuna guajiro, colombiano y extranjero, los mecanismos de funcionamiento de la organización social wayuu, y cómo deben ser las relaciones en los territorios y con los intereses legítimos de los grupos familiares que la habitan. Dicho de otro modo, el Patrimonio Inmaterial de la Humanidad es una apertura a la diplomacia horizontal del mundo, un título diplomático que equilibra los encuentros desde la autodeterminación, facilita el entendimiento y fortalece el respeto entre los Wayuu y los Aliijunas (personas no Wayuu). De igual manera, se deberá convalidar internamente en el universo wayuu; para ello, es fundamental cumplir con el Plan endógeno de Salvaguarda y el desempeño ético y humanista de sus líderes de la OUUTKAJAWAA MULOÜSÜKALÜ NATUMA PÜTCHIPÜ'ÜIRUA (Junta Mayor de Palabreros).

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (10.8 Kb)   pdf (63.8 Kb)   docx (13.8 Kb)  
Leer 6 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com