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Teoría De La Conspiración


Enviado por   •  7 de Abril de 2015  •  1.625 Palabras (7 Páginas)  •  190 Visitas

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BIOTERRORISMO Y CONSPIRACIÓN

“En la guerra y el amor todo se vale”, así versa el cliché que trata de justificar la naturaleza y evolución de la raza humana. Mezcla de sentimientos y racionalidad, la lucha por el poder data desde los primeros días del hombre en sociedad y el conflicto entre civilizaciones debe ser la primera relación internacional, aunque no integradora. Ideología, religión, xenofobia, partidos políticos, fundamentalismo, problemas limítrofes, libre mercado, pobres y ricos, epidemias, son algunas de las excusas en este juego de pugnas por hegemonía.

Vivimos en un mundo regido por la imposición de paradigmas y la competencia como vías de control de los recursos y de las personas. En este escenario, el conflicto bélico ha escrito una historia donde las armas biológicas han desempeñado un rol importante. El bioterrorismo para generar enfermedades y azuzar a las personas, a través del empleo de sustancias perniciosas contra la población, refuerza las vías de la dominación y las grandes conspiraciones.

En las batallas del mundo antiguo se utilizaban flechas con veneno o heces fecales en la punta para generar daño en la población enemiga; las grandes pestes y epidemias han sido premeditadas para muchos con el objetivo de desestabilizar países; el envío de correspondencia con virus de diferentes tipos se ha sumado a estas formas de ataque, como el ocurrido en 2001 en Estados Unidos semanas después del incidente del 11 de septiembre, cuando se envió por correspondencia sobres infectados de ántrax a medios de comunicación y representantes políticos con mensajes de venganza que fueron atribuidos a los grupos fundamentalistas islámicos. ¿Fue realmente así o formó parte de la seguidilla de excusas que Estados Unidos pone al frente para continuar con sus planes expansionistas?

Aunque la respuesta sea evidente para algunos, es curioso como la mayoría de personas evita reflexión alguna y se deja llevar por el camino de quien adelanta la información masiva, generando psico-sociales y posicionando pensamientos como parte de la estrategia agresiva, para ganar el respaldo de la sociedad con el fin de tener terreno libre para poder perpetrar invasiones políticas, económicas y sociales en soberanías ajenas.

Recuerdo claramente el 11-S. Estaba caminando con un amigo en la mañana cuando nos detuvimos en una bodega porque había un tumulto atendiendo la televisión. Vimos el incendio que había originado un avión que perforó uno de los edificios del World Trade Center y luego el segundo impacto. La gente estaba asombrada y aterrada, la narradora de CNN daba las primeras noticias, “al parecer, un ataque terrorista”, señalaba. Mi amigo en ese entonces me dijo: “Ahí está pues, ese es el costo del abuso de Estados Unidos, que no se quejen”. Evidentemente, no era difícil pensar eso debido a las tensiones que tenían con el medio oriente, sobre todo con Irak en los noventa.

Semanas después apareció el ántrax. Varios países producen esta enfermedad como arma biológica de guerra: “Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, Canadá, Francia, Iraq, Siria, Egipto, Libia, Paquistán, Irán, Israel, Sudáfrica, China, Taiwán, Corea del Norte, Corea del Sur” , entre otros, lo cual llevó inclusive a la firma de la Convención de Armas Tóxicas y Biológicas en 1972, para regular la producción y llevarla solo a fines de investigación y pacíficos, acuerdo al que le hicieron caso omiso porque según las estadísticas, su desarrollo con fines bélicos ha aumentado.

Dimitri Khazelov es un ciudadano ruso ex funcionario de las fuerzas militares de la ex Unión Soviética que realizó una profunda investigación sobre el “amerithrax”, el uso del ántrax de Estados Unidos con fines expansionistas, que dejó a 5 personas muertas y 17 infectadas. Sobres infectados con la bacteria fueron enviados a oficinas de medios de comunicación periodísticos como CBS, ABC, NBC y a dos senadores demócratas ¿Quién había enviado esa correspondencia? Las esporas iban acompañadas de mensajes: “Esto es lo que sigue / Toma penacilina ahora / Muerte a EE.UU. / Muerte a Israel / Alá es grande” o “No nos pueden detener / Tenemos este ántrax / Vas a morir ahora / ¿Tienes miedo? / Muerte a EE.UU. / Muerte a Israel / Alá es grande” Evidentemente, la histeria quedó desatada en la primera potencia mundial, que ya había visto violada su soberanía con este impacto simbólico que burlaba al poder económico global.

La idea colectiva señalaba a los terroristas como culpables, más precisamente a los fundamentalistas islámicos. Nadie estaba seguro en casa. Los neoyorquinos experimentaron sentimientos similares a los nuestros en la época de sendero, cuando en Lima no podías estar por mucho tiempo en espacios públicos por miedo a que explosionemos literalmente. El discurso global aceptaba que esa acción terrorista era parte de la secuencia del 11-S y era derecho de Estados Unidos dar una respuesta.

Como no hay crimen perfecto, con el transcurso de las investigaciones surgieron evidencias que ponían en duda la responsabilidad del fundamentalismo. El análisis del contenido de las cartas evidentemente sugería que los

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