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ENTREVISTA A NATALIA DUCO

Voluntad, coraje, temple y perseverancia podrían ser los cuatro pedestales del Partenón de Natalia Ducó, la atleta chilena de 23 años que conquistó el noveno lugar en el lanzamiento de la bala en los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Para ella, sus dioses no están en el Olimpo de la Antigua Grecia, sino en el aprendizaje de vida que ha tenido, en esos recovecos llenos de quiebres, luces y sabiduría. En esa trayectoria ha recibido las enseñanzas de importantes guías, como su entrenadora cubana, Dulce Margarita García y su psicólogo, Antonio Estévez. También de sus amigos y familiares.

- ¿Cuál fue el apoyo que recibiste de tus padres, cuando decidiste comenzar un camino profesional como deportista?

- Ha sido importante el apoyo de ellos, hoy están orgullosos de mí, felices. Pero el proceso de ver a una niña que dice: “mamá, quiero ser lanzadora de bala profesional”, no fue fácil. De inmediato, ella me dijo: “primero quiero que termines el colegio, luego que estudies una carrera profesional”. Pero fui bastante rebelde, de hecho, me fui de mi casa a los 15 años y al salir de cuarto medio, mis papás me inscribieron para dar la PSU, pero no la rendí.

- ¿Con qué tenía que ver tu rebeldía?

- He sido un poco rebelde porque yo no quiero ser como son todos y para eso hay que hacer cosas diferentes. Yo me considero una persona absolutamente distinta, pues me motiva lograr lo que nadie ha hecho, como ser campeona olímpica o campeona mundial. El modo de hacerlo es lanzando la bala cada vez más lejos.

- ¿Qué te motiva a alcanzar esa meta?

- El motivo final siempre es transmitir algo a los demás, trasciende a la obtención de una medalla, ya que eso es transitorio, material y no significa mucho. Yo soy lanzadora de bala porque sé que puedo superarme, gracias al apoyo de Dulce Margarita García, mi entrenadora, quien me ayudará a conseguir lo que quiero.

- ¿Qué has aprendido de Dulce Margarita García?

- Soy una persona muy afortunada porque he tenido a muchos maestros. Ella, por ejemplo, es la gran maestra para mí. Si yo me consideraba una persona motivada y autoexigente, soy un granito de arroz al lado de mi entrenadora. Potencia mucho mis cualidades y me ha ayudado a superar todas mis debilidades, haciéndome pruebas fuertes en la vida. Ha sido una amiga, una segunda mamá, una compañera. Es mucho más que una entrenadora, porque me ha educado y eso se lo agradezco.

- ¿Cómo fue la fase de entrenamiento para Londres 2012?

- Siento que no hay una fecha de preparación para Londres, porque ha significado toda mi vida. Creo que las experiencias previas a mi decisión de ser atleta también fueron influyentes, pues me han ido formando como persona y deportista. En el fondo, Natalia Ducó en su integridad fue la que logró el noveno lugar olímpico.

- ¿Qué significó finalmente ese logro para ti?

- Para mí fueron muy importantes los Juegos Olímpicos porque llegar a Londres era una meta puntual, donde me probé a mí misma. En relación mi entrenadora, significó un periodo de cuatro años de trabajo e implicó un ciclo súper difícil, especialmente por los obstáculos del entorno, pero que hoy agradezco, porque gracias a ellos tengo mayor fortaleza.

- ¿Cuáles fueron esos obstáculos?

- Principalmente las críticas relacionadas con mis marcas anteriores, cuando era parte de una categoría juvenil. Cuando pasé al nivel adulto, comenzaron los cuestionamientos sobre mi rendimiento, apuntando a que no sería capaz de obtener un buen resultado. A pesar de estas críticas, nunca perdí la motivación, al contrario, vi una oportunidad para crecer y estar más segura de mí misma.

- ¿Cómo es la vida de un deportista de alto rendimiento?

- Para mí, ser deportista profesional es un estilo de vida, una decisión crucial sobre la manera en que soy como persona. Es de mucha intensidad, es decir, todo lo que a alguien le pudo haber pasado como extremo, ocurre en la carrera deportiva y en poco tiempo. Eso se relaciona con el rigor y la disciplina que se adquiere día a día, hay un sacrificio desde una edad temprana, hay que tomar decisiones, perseverar y tener buena disposición. En el fondo, ser deportista se traduce en una fuerza que uno mismo crea, pues el único vigor que podemos crearnos es la voluntad. Eso es ser deportista.

- ¿Qué les dirías a esos jóvenes que tienen sueños, pero que se frustran porque no pueden superar los obstáculos que se les presentan para alcanzarlos?

- Actualmente existe un mal en la sociedad: no hay tolerancia al fracaso. La guía de las personas no está en su interior, sino que en el exterior, en lo que quiere la sociedad y la familia de ti, en lo que tenemos que hacer para ser bien vistos por otros. El éxito para mí se traduce en estar más conscientes de lo que nosotros realmente queremos, y ser fieles a eso. Esto es válido para cualquier meta, desde plantar un árbol hasta ser campeón en alguna disciplina deportiva. Para eso hay que atreverse, dejar de lado el miedo, y el temor a enfrentar los problemas y las crisis.

- A los 17 renunciaste a la posibilidad de estudiar una carrera universitaria, sin embargo hoy estudias psicología. ¿Qué gatilló el cambio?

- Me encanta conocer personas, y cuando veo a alguien que transmite una energía especial, siempre le pregunto, por favor, cuéntame tu historia de vida. Eso en parte me motiva a estudiar psicología, pero además, me interesa tener lecturas relacionadas con el conocimiento humano, especialmente de la mente, que para mí lo es todo. Ahí está lo central. Quiero complementar el deporte con una profesión que me dé herramientas para conocer más el poder de

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