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Toribio (cuento oaxaqueño)


Enviado por   •  6 de Junio de 2013  •  Tutoriales  •  6.521 Palabras (27 Páginas)  •  408 Visitas

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Toribio (cuento oaxaqueño)

Autor: Francisco de la Cruz Jiménez

Esto ocurrió a una muchacha. Muy hermosa fue, en verdad. ¿Eh? No les mentiré. Por aquellos días era rubia, alta y se maquillaba demasiado.

La muchachita, era muy delicada. Frente a cualquier varón que deseara cortejarla, ella volteaba hacia otra parte, y arrugaba la nariz en señal de asco. Así se comportaba con sus pretendientes.

Aunque no faltó alguien quien, al parecer, sí lo hizo: logró ablandarle su alma. Claro, se trataba de Toribio. Un muchacho a quien apodaban Tou. Fue él quien la amó a plenitud y poca importancia daba a las tonterías de ella.

En el día previsto para la boda esta mujer ya no quiso, se encerró en su casa y nadie pudo sacarla de ahí.

Transcurrió el tiempo y la boda no se realizó.

Esta pena mató a Toribio poco a poco.

Mientras tanto, la muchacha aquella se negaba a salir de casa y perdió el apetito. Aún vestía la ropa blanca y los zapatos negros que fueron comprados para la boda.

En forma muy lenta adelgazó su cuerpo. Su nariz se le arrugó, igual que su piel. ¡Ja! ¿Sabes cuál fue su destino?

¿Alcanzas a mirar a la guajolota? Fíjate muy bien en ese animal ... Su vestido blanco, de novia, ennegreció, y sus zapatillas se despintaron. ¡Se encogió a más no poder!

Aunque tiene maquillada su cara aún se encuentra arrugada su nariz.

Desde la muerte de Toribio, la guajolota sólo se dedica a llorarlo y lo busca por todas partes para casarse con él, tal vez para que vuelva a ser como antes, una bella mujer.

Escúchala con atención; te darás cuenta que solloza así: "Tou’, Tou’ , Tou’ ..."

Cuando te acerques hacia donde esté, aplaude muchas veces y fuerte; verás que fácilmente te confundirá con Toribio, extenderá sus alas y bailará junto a ti, imaginando que tú eres Toribio y que está celebrando la fiesta de casamiento.

En varios pueblos de Oaxaca, es una costumbre bailar con una guajolota durante las fiestas de casamiento, para que ella olvide a Toribio, un muchacho que la amó tanto.

La mamá de los alacranes (cuento oaxaqueño)

Autor: Francisco de la Cruz Jiménez

Muchos, muchísimos años han pasado, desde que los alacranes eran grandes y altos, parecidos a los toros que ya pueden trabajar en el campo. Su nombre era Meu’, porque mugía así: "meu’, meu’, meu’" ... En ese entonces comían tierra y pasto.

De pronto ocurrió un temblor de tierra muy fuerte y sopló un gran viento que duraron siete días, derribaron al suelo a las aves en pleno vuelo; arrancaron desde la raíz árboles frondosos y pequeñas plantas. Las montañas se desgajaron y se descompuso el mundo.

Todo lo que había sobre la tierra fue aplastado por las piedras. El Meu’ vivía en la montaña, ésta era su casa, y allí fue aplastado; durante el temblor y el ventarrón le cayeron pesadas rocas.

Cuando la tierra recobró la calma, apareció el sol y alumbró su hermosura, el cielo se limpió. Los animales que salvaron la vida en las cuevas, poblaron nuevamente la tierra.

¿Y el Meu’? Pues con mucho cuidado juntó y pegó pedacitos de su cuerpo, con saliva que le había escurrido al suelo. Escogió los menos aplastados pero aún así: ¡qué pequeño y chato quedó su cuerpo!

A partir de entonces fue llamado Meu’ xu bi; porque Meu’ fue aplastado durante el xu temblor y bi, viento.

Ahora estos alacranes, desde pequeños, comen a la madre por miedo que ésta sea aplastada nuevamente en el próximo temblor y el fuerte viento que harán desaparecer nuestra tierra.

Y al darse cuenta de que alguien se mueve junto a ellos, los tiernos alacranes huyen y se esconden donde pueden; y de ser necesario, le clavan una espina; por tanto pavor que le tienen a los temblores y al viento.}

Hada de las aves (cuento mexicano)

¿De dónde venimos las aves? –le preguntó un gorrioncillo a un abeto–.

- ¿Acaso no lo sabes tú que eres un ave?

- No, no lo recuerdo … sólo sé que tenía muchas ganas de volar … volar sin detenerme.

- ¿De dónde vienen las aves? –le preguntó un abeto al viento–.

- De entre las nubes … eso creo.

- ¿De dónde vienen las aves? –le preguntó el viento a las nubes–.

- De las montañas … eso creemos.

Y el viento emprendió un largo viaje hacia las más altas montañas, y preguntó : ¿de dónde vienen las aves? Pues sé que las aves mismas no lo recuerdan, y no vienen de los árboles, ni de las nubes, ni de mí.

- ¡Ah! –suspiraron las montañas– las aves vienen de muy lejos, de otro mundo, uno que sólo existe en la mente de una hermosa hada llamada Liana.

- ¡ Cuéntenme montañas la leyenda de esta hada!

Y así las montañas comenzaron la historia: ocurrió hace muchas eras, cuando aún no existía el tiempo, allá lejos en un secreto templo de antiguos dioses ahora olvidados, que un rey de nombre Onir se sentía muy solo, anhelaba una hija, una princesa que lo heredaría todo, y una noche el rey no pudo más y se fué al templo a pedir un milagro, a cambio daría lo que fuera si tan sólo le concedieran a su pequeña.

Aquella noche los antiguos dioses se reunieron, sabían que el rey era un hombre bueno y decidieron conceder su deseo, por entre las estrellas y detrás de la luna viajaron los dioses y regresaron con una niña de sonrisa de cristal y mirada azul que el rey nombró Liana, la niña era el sol del palacio, protegida por los dioses y bendecida por todas las constelaciones, largos años hizo feliz a su padre, pero sucedió que un día el rey Onir paseaba por los confines de su reino, distraído sin cuidar a donde lo llevaban sus pies y por accidente cayó, y cayó con rumbo hacia la nada, y cuando los dioses se percataron no permitieron que muriera, lo conviertieron en basto océano,verdes prados, poblados bosques de frondosos árboles, ardientes desiertos, solitarias islas, inmensas masas de hielo, exhuberantes junglas, altísimas montañas y el más azul de los cielos.

Al escuchar lo acontecido la princesa Liana rogó que regresaran a su padre al palacio, pero

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