Tradiciones Familiares

TRADICIONES

La enseñanza de las naciones: se definía el aprendizaje como asociación perceptiva y sensorial. Las propuestas didácticas se centraban en la ejercitación de los sentidos y en las experiencias físicas con los objetos.

A medida que el niño crece, sus formas de conducta son cada vez más numerosas y por la rutina se convierten en hábitos.

Se idearon una serie de actividades, juegos y procedimientos tendientes a educar los sentidos; juegos viso-motores y motrices; ejercicios de silencio, atención y memoria, etc. Hay guías con pasos a seguir para enseñar las nociones espaciales (arriba, abajo, adelante, atrás), las figuras geométricas, etc.

Se buscaba producir impresiones en el espíritu del niño, a través de los objetos o “demostraciones” en clase (se trabajaba primero en el cuerpo, luego con los objetos y finalmente se pasa al plano gráfico.

Los niños solo repetían lo que la maestra había expuesto. Se buscaba aislar cada noción para que el niño pudiera aprehenderlas por separado y no confundirlas entre sí.

Los hábitos y las rutinas de la vida cotidiana (saludos, intercambios, higiene, alimentación, descanso): en el jardín, las prácticas de la vida cotidiana tales como la alimentación, el descanso y la higiene eran partes de la organización del tiempo. Se privilegiaba el aprendizaje de los hábitos. Estos aspectos eran centrales para la fundamentación del rol social y pedagógico de la escuela que tenía por objetivo “preparar para le vida”

Existen jardines de jornada simple y jardines de jornada completa. En el primero el tiempo de permanencia del niño es más breve. Parece poco cuestionable la educación de algunas rutinas tales como la merienda, el descanso, el saludo inicial y el intercambio, que suelen ocupar la mitad del tiempo efectivo que el niño está en la escuela.

La propuesta pasa por darle el significado que estos tienen para la vida en común. Buscamos que los niños sean autónomos. Este aprendizaje hacia el “gobierno de sí mismos” encuentra un espacio privilegiado. Le permiten ir pasando de las manifestaciones egocéntricas iniciales a otras que tienden a la cooperación y coordinación de tareas con otros sujetos.

Estas actividades están vinculadas con la asignación de actividades cotidianas para la enseñanza de actitudes y de valores, conceptos y procedimientos por parte del maestro.

El ambiente y los materiales de desecho: el ambiente del jardín diseñado por María Montessori tenía como objetivo pedagógico que el niño se sintiera en la escuela como en su “casa”, que pudiera moverse con libertad y responsablemente.

Pareciera confundirse esta necesidad de preparar un ambiente acorde con el tamaño y realidad de los niños con la creación de un ambiente fantaseado y estático que no le ofrece posibilidades distintas de las que podría encontrar en su hogar. Dibujos esteriotipados, carteleras estáticas, rincones predeterminados, espacios pautados para algunas actividades, etc.

En las actividades que se realizan en el jardín, muchas veces hemos visto que se incluyen una serie de materiales que no son los más apropiados para la tarea. La docente justifica su incorporación alegando el placer que experimenta el niño al encontrarse con diferentes materiales y que éstos son “materiales de desecho”. Lo que para cierto grupo es considerado material desechable, para otro es elemento de alimentación y subsistencia.

La caja de sorpresas: constantemente las maestras hacen gala de diversos recursos para concitar el interés de los niños. Diferentes materiales, gestos y lenguajes sobreactuados, “sorpresas permanentes” convierten la actividad que se desarrolla en el jardín en una tares más de animación que la real enseñanza.

Las propuestas didácticas

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