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Técnicas estudios

afsolorzano22 de Junio de 2014

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Las técnicas de estudio son estrategias, procedimientos o métodos, que se ponen en práctica para adquirir aprendizajes, ayudando a facilitar el proceso de memorización y estudio, para mejorar el rendimiento académico. El aprendizaje puede relacionarse con el manejo de un contenido teórico o el desarrollo de habilidades para dominar una actividad práctica.

Es imprescindible conocer que no existe una estrategia de estudio única y milagrosa. Cada persona tiene que aprender ha aprender con su propio ritmo y método. Sin embargo, los estudios realizados en esta área han permitido conocer diferentes técnicas, que al ponerse en práctica, facilitan considerablemente la aprehensión de conocimientos.

A continuación encontraran una serie de técnicas de estudio que les podrán ser de utilidad:

GERENCIAR EL TIEMPO:

Todos los habitantes de las ciudades tenemos poco tiempo. Las actividades se suceden sin interrupción. Y cuando nos queda algo, la industria del ocio se lo lleva todo. La televisión es la gran asesina de muchas autopromesas de "fin de año". Y no se trata de tonterías, realmente roba el tiempo necesario para "hacer" aquello que en fecha señalada nos propusimos.

Gestionar el tiempo es clave para aprender algo sistemáticamente. El tiempo es un bien escaso; más aún que el dinero. El dinero va y viene, el tiempo sólo se va.

Recordemos, a los hábitos solo se los puede cambiar construyendo nuevos hábitos. Y para ello se necesita tiempo. Como dice J.L. Servan-Schreiber: "creemos que la diversidad nos va a cambiar, y es la monotonía la que nos cambia".

Un obstáculo importante en nuestra administración del tiempo reside en las creencias. Hemos desarrollado -en muchos casos- una creencia tan incorrecta como saboteadora: controlar el tiempo es un aspecto más del trabajo. Refiriéndome al "trabajo" como medio de supervivencia; a lo que hacemos para ganarnos la vida. Por lo tanto, evitamos inconscientemente aplicar esa medida a las tareas lúdicas o de autodesarrollo.

¡Pues falso!, cobremos conciencia de que nuestra vida está hecha de tiempo. Cuando el tiempo se nos acaba... ¡se acabó!. Mientras nos queda tiempo, hay cosas por hacer y por disfrutar. Es un derroche absurdo “perder el tiempo”.

Dicen los hindúes que a cada ser humano se le asigna un número finito de respiraciones. No podemos cambiarlo, sólo podemos inhalar y exhalar más despacio. Las respiraciones serán las mismas, están contadas, pero la vida será más larga. Quizá sea una metáfora. Pero una metáfora importante. Quizá llevemos una "bomba de tiempo" en nuestro interior, y cuando suena el reloj estalla. En todo caso quiero enfatizar que gestionar nuestro tiempo no es una necedad. Demos al tiempo su valor.

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Para poder gerenciar adecuadamente nuestro tiempo, es recomendable estructurar un horario de actividades semanales, esto permite planificarlo y controlarlo. Un horario adecuado debe contener las actividades de rutina: comidas, clases, traslados, descanso, trabajo, sueño, etc. Igualmente, se deben identificar los tiempos libres, para poder asignar el tiempo semanal para el estudio y el ocio. Una vez elaborado el horario de actividades, con todo lo mencionado, hay que respetarlo, por lo tanto hay que ser realista con la distribución del tiempo. Por supuesto, existen inconvenientes que pueden hacer que variemos lo programado, esto es normal, lo importante es que mientras sea posible, respetes el acuerdo al que llegaste contigo mismo.

Una técnica de elevado valor para ayudarte a respetar el horario de actividades que establezcas, consiste en la aplicación de un reforzamiento positivo. El reforzamiento, es una herramienta válida para aumentar la probabilidad de ocurrencia de una conducta deseada. Si se utiliza para reforzar la implementación de un horario de estudio, puede llevarse a cabo de la siguiente forma:

1. Crea una lista de reforzadores, es decir, premios (objetos o situaciones) que posean un elevado valor para ti. Desde lo más sencillo hasta lo más elaborado.

2. Elige un premio pequeño para utilizarlo de forma diaria, inmediatamente después de cada sesión de estudio. Los reforzadores, al igual que los castigos, son efectivos si son contingentes (utilizados inmediatamente después de ocurrida la conducta).

3. Escoge un premio moderado que puedas ofrecerte si cumples con el horario que te estableciste para toda la semana.

4. Una semana antes de comenzar el proceso de auto-reforzamiento, elimina de tu rutina esos objetos o situaciones que seleccionaste como premios, para aumentar su valor. Si los utilizas aun cuando no cumplas con tus objetivos, no producirán efecto.

5. Realízate el auto-reforzamiento cuando logres tu objetivo, tanto al finalizar cada sesión de estudio, como al final de la semana.

6. Luego de un tiempo de aplicación (uno o dos meses), una vez esté instaurada la conducta deseada (cumplido el horario de estudio), pasa a una modalidad intermitente de reforzamiento. En vez de reforzarte todos los días luego de la sesión de estudio, hazlo día por medio o utiliza un mecanismo de azar para reforzarte. Cuando te sientes totalmente seguro de cumplir con las sesiones diarias, elimina el reforzamiento pequeño y prémiate sólo los fines de semana.

7. Si ves que tu solo no vas a ser capaz, pon al corriente a tus padres, hermanos o amigos, implícalos en tu programa y que sean ellos los que te regulen.

¡ATENCIÓN A LA ATENCIÓN!:

No estamos atentos. Excepto que un perro nos muestre los dientes y gruña terroríficamente, no solemos atender con los cinco sentidos. Lo peor es que no nos damos cuenta, nuestra "desatención" nos pasa desapercibida.

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La flojera en la atención tiene consecuencias: nuestros recuerdos son débiles y caprichosos. La memoria no nos ayuda porque ni siquiera creamos circuitos neuronales suficientemente estables. Todo ello tiene un remedio, tan sencillo como difícil: prestar atención con todos los sentidos. "Observar con atención equivale a recordar con claridad".

Es posible desarrollar la capacidad de atención. Para ello se pueden poner en práctica diferentes técnicas:

1. Relajación. La relajación se refiere a una capacidad innata del cuerpo para alcanzar un estado especial que se caracteriza por: una reducción del ritmo respiratorio, del ritmo cardíaco, de la presión arterial y de la velocidad del metabolismo, además de que modifica las ondas cerebrales y rompe el “ciclo de la preocupación” o ansiedad. La relajación es un estado que se adquiere con la práctica. Según Herber Benson, una relajación básica consiste en:

− Elegir una posición cómoda. Espalda derecha, acostado o sentado, sin dormirse.

− Cerrar los ojos.

− Relajar los músculos. Mentalmente liberar la tensión del cuerpo.

− Concentrarse en la respiración. Observar como entra y sale el aire del cuerpo.

− Durante 5 o 15 minutos, repetir en silencio una palabra o frase mientras expulsa el aire.

− Mantener una actitud pasiva. Si vienen imágenes o pensamientos no los frene, más bien déjelos pasar.

− Incorporarse lentamente al finalizar.

2. Imaginación y visualización. La imaginación es una capacidad que tiene nuestra mente de representar de forma consciente imágenes de cosas o situaciones, reales o fantasiosas, que pueden ser voluntarias o involuntarias. La imaginación produce efectos sobre nuestro cuerpo, el simple hecho de imaginar algo nos puede relajar o generar ansiedad. Por su parte, según Jennifer Day, la visualización es el uso consciente de la imaginación, aplicada activamente en la vida diaria con el propósito de alcanzar objetivos, superar obstáculos, ampliar el conocimiento de uno mismo y mejorar la calidad de vida. Es recomendable activar todos los sentidos durante una visualización, ya que esto favorece el desarrollo de la atención.

Para poner en práctica la visualización puedes utilizar grabaciones donde una voz te guíe a imaginar situaciones, o tu mismo puedes grabar una rutina de situaciones que deas visualizar. La visualización aumenta sus beneficios si se combina con la relajación.

3. Ejercicio del punto negro. Recorta un círculo de dos centímetro de diámetro de una cartulina negra opaca. Colócale por la parte posterior una cinta adhesiva. Siéntate en el piso con las piernas cruzadas frente a una pared preferiblemente blanca (o de color claro), evitando objetos alrededor que puedan perturbar tu campo de visión. Pega el círculo en la pared a nivel del llamado tercer ojo (en el medio de las dos cejas), a una distancia de dos cuartas entre tu cabeza y la pared. Por un periodo de entre 5 y 15 minutos, por lo menos una vez al día, mira fijamente el círculo evitando cerrar los ojos. Cuando se cansen tus

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ojos, ciérralos, déjalos descansar y vuelve a intentarlo, hasta terminado el tiempo que te hayas establecido para el ejercicio. La idea es que aprendas a poner tu mente en blanco, en ese momento el circulo desaparece de la pared. En un comienzo observarás colores, una figura parecida a un sol, varios círculos, etc., hasta que se desaparezca. Lleva tiempo, pero inténtalo, es bastante productivo.

4. Ejercicios de atención selectiva. Escoge una música, preferiblemente instrumental. Prestar atención de forma selectiva a los diferentes instrumentos que en ella aparecen. Elige uno de ellos e intenta seguirlo

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