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Unidad 1 Y 2

barmic3 de Enero de 2015

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¿Cuáles razones me llevan a leer?

Los estudios, entretenimiento o para recabar información.

¿Cómo me caracterizaría como lector?Como lectora me gusta interactuar con los textos para obtener una información adecuada, leo con mucha motivación e interés, puedo diferenciar los textos por las características de su estructura; enalgún momento cuando no entiendo una palabra y no le hallo el sentido a lo que quiere decir el autor acudo al uso del diccionario para hacer más comprensiva la lectura, me gusta sacar mis propiasconclusiones de lo que leo, me considero una lectora experta.

¿De qué manera puedo valorar mis experiencias en la lectura?

Me considero una lectora activa; porque me gusta entender o mejor dichoCOMPRENDER las ideas e ir conociendo los detalles de lo que se explica en lo que estoy leyendo y me gusta hacer un esfuerzo por retener aquello que parece más importante.

¿Cuáles situaciones comoestudiante requieren procesos de lectura?

Cuando se va a presentar un examen oral o escrito, cuando se va hacer una exposición de un tema asignado en alguna materia.

Actividad 5.2 Valoración deHabilidades de Pensamiento en le Lectura de Textos Narrativos, descriptivos, expositivos, argumentativos, instruccionales para tu vida universitaria.

TEXTOS NARRATIVOS (Lectura del texto A La siembra debajo):

- Cuenta con la presencia de un narrador o persona que cuenta la historia.

- Se pueden distinguir diferentes personajes ejecutando los hechos que se narran.

LA LECTURA COMO EXPERIENCIA DIDÁCTICA

Marisela Partido Calva*

Las investigaciones pedagógicas recientes permiten afirmar que no existe una política coherente que sirva de fundamentación para una pedagogía de la lengua eficaz. Sin embargo, la escuela puede hacer algo para mejorar la comunicación educativa, dentro de la cual la lectura tiene prioridad, por muchas razones.

Estudiar significa ante todo leer, pero la lectura no constituye tema de un curso. Todas las disciplinas la presuponen y bajo muy distintas formas utilizan la escritura como herramienta de las actividades desarrolladas en la escuela, ya sea para realizar ejercicios, pruebas de control o de evaluación, o bien como instrumento de conceptualización, de referencias, por lo que se puede afirmar que la lectura se encuentra implícita en el programa de todas las disciplinas. Tanto si se trata del aprendizaje o de la evaluación, la lectura se halla en el centro del trabajo escolar y, más aún, cuando se intenta favorecer la autonomía de los estudiantes en su formación, mayor es el encuentro con lo escrito y por lo tanto más decisivo y necesario será el dominio de la lectura.

El éxito escolar no es el objetivo final ni único de la lectura, tal vez el propósito fundamental del acto lector sea establecer relaciones entre lo que está escrito, lo que se sabe y lo que hay que hacer. Sin embargo, hay que admitir que no existe una relación intrínseca entre el hecho de comprender un texto y el hecho de servirse de lo escrito para hacer con él otra cosa distinta que no sea responder a las preguntas de los docentes. La auténtica dificultad de la lectura radica ahí. La lectura no ha sido un objetivo en sí misma, sino una herramienta al servicio de un proyecto, cuyo empleo depende de otros proyectos.

La escuela aísla la lectura de los fines en los que ésta se inscribe socialmente, a pesar de que leer constituye una actividad al servicio del ocio; en la escuela, la lectura se presenta, la mayoría de las veces, como una imposición del programa escolar, pero le falta la dimensión esencial de actividad de aprendizaje, de distracción o placer que la caracteriza fuera de la clase.

Por otra parte, la escuela no parece ser consciente de la función fundamental de aprendizaje que la lectura ejerce en los estudios, en cuanto instrumento privilegiado de comprensión, de acción y de evaluación.

Plantear la necesidad de una conducta lectora elaborada por el maestro significa que éste conozca a fondo los supuestos teóricos de los usos posibles, poseer un conocimiento profundo sobre lo que debe enseñar y ser capaz de perfilar los conocimientos de sus alumnos, tomándolos en consideración para favorecer la adquisición, afirmación y enriquecimiento de los mismos.

Los análisis de BenardCharlot (citado por Charmeux, 1992) sobre el rendimiento del saber en las clases populares conducen a la conclusión de que lo que " opone a los sujetos denominados dotados de los otros, no es una diferencia de dones ni una diferencia de forma de inteligencia, sino una distinta familiarización con lo escrito, la documentación, el distanciamiento que provoca la confrontación con el pensamiento ajeno cuando aparece escrito"(p.26). Las supuestas dificultades de conceptualización observadas en los alumnos de clases populares no provienen en modo alguno de una incapacidad específica, tampoco obedecen a ningún handicap sociocultural, éstas son el producto de la marginación social, y también escolar, del pensamiento escrito.

El proceso de conceptualización no es ni espontáneo ni innato. Es el resultado de la puesta en común de datos diversos, de la confrontación de tesis opuestas, de perspectivas distintas sobre un mismo tema, las cuales pueden llevarse a cabo a través de la lectura.

Sin embargo, es evidente que la escuela ha fallado en esta tarea. Muchos estudiantes saben leer y entender literalmente el texto escrito, pero se les dificulta ir más allá de lo textual para realizar una comprensión y valoración de lo leido, mucho más difícil les resulta, por lo tanto, relacionar lo leido con sus conocimientos previos o con su vida diaria.

Esta situación puede obedecer, entre otros factores, a que la concepción de aprendizaje mediante la lectura en el ámbito escolar se ha visto entorpecida por dos aspectos:

a) una suposición optimista por parte de los maestros, quienes consideran que los estudiantes por sí solos desarrollarán habilidades y estrategias para llevar a cabo la lectura. En la práctica educativa nos encontramos con un gran número de estudiantes que desconocen o no saben utilizar estrategias para obtener información, para organizar el contenido temático y para poner en práctica sus funciones cognoscitivas; consecuentemente, les es difícil acceder a nuevos aprendizajes a través de la lectura.

b) una interpretación inadecuada de la función del texto dentro del proceso de aprendizaje, como resultado de no prestarle atención a su naturaleza, estructura y contenido.

Como se ve los factores que intervienen en la problemática de la lectura son diversos, y pueden ser agrupados en internos y externos. Los primeros se refieren a los conocimientos que posee el lector, puntos de vista, procesos y recursos cognoscitivos del sujeto, formación y motivación; es decir, hacen alusión a los aspectos cognoscitivos, afectivos y motivacionales del lector. Por su parte, los factores externos tienen relación con los aspectos físicos y ambientales, así como también hacen referencia a la estructura sintáctica del texto y su contenido, tipo de texto, etc.

Sin embargo en este trabajo, que constituye una síntesis de un estudio realizado en el Instituto de Investigaciones en Educación, interesa enfatizar la incidencia del contexto escolar y específicamente el papel del docente en la práctica de la lectura.

Los estudiantes argumentan leer por exigencias institucionales, la lectura que realizan está más relacionada con los requerimientos del programa que por el interés personal de formarse en una determinada disciplina.

El profesor es un mediador importante entre el estudiante y el texto escrito; de alguna manera determina el encuentro del alumno con los procesos de descodificación de la palabra escrita. Analizar cómo se realiza ese proceso y qué tan compatible es con el comportamiento del alumno parece ser esencial para entender cómo responde el estudiante a la participación del profesor en el desarrollo de su propia competencia comunicativa. Con frecuencia, el maestro influye de manera inconsciente en las actitudes y valores de los estudiantes, al comunicar no sólo conocimientos, sino también actitudes. En efecto, los docentes son modelos a los que se observa y de los que se aprende y por ello, desempeñan un papel crítico en las actitudes de los estudiantes frente a la lectura, su estimulo e influencia posibilitan que los alumnos adopten una actitud positiva hacia esta forma de aprendizaje.

Aun cuando la escuela es sólo uno de los contextos para el aprendizaje y práctica de la lectura es importante que se considere el papel que desempeña el maestro como conducto a través del cual los estudiantes conceptualizan, valoran y emplean la lectura dentro y fuera del ámbito escolar. Además, el maestro acumula una amplia gama de experiencias sobre el aprendizaje en el aula, aunque muchas veces se trata de una experiencia subjetiva y anecdótica, pues en pocas ocasiones tiene tiempo suficiente para sistematizar o reflexionar sobre su práctica docente. De ahí que en la investigación realizada se haya planteado la necesidad de recuperar la experiencia educativa de los maestros en esta actividad con miras a promover el interés y el compromiso hacia la lectura.

La aproximación al problema de estudio se ofrece desde tres fuentes de información: la primera proviene de la revisión de otras experiencias relacionadas con la temática de interés; la segunda parte de la sistematización de la información proporcionada por docentes con una amplia experiencia en la enseñanza, y la tercera, de la reflexión sobre mi propia práctica docente.

El trabajo metodológico

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