ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Uno, Dos, Tres


Enviado por   •  24 de Septiembre de 2014  •  810 Palabras (4 Páginas)  •  121 Visitas

Página 1 de 4

Uno, dos, tres.

Estaba emocionado, era un nuevo comienzo, nueva cuidad, nuevos amigos y me agradaba la idea de cambiarme a una casa más amplia.

Al estar en frente de ella emocionadamente, como un niño pequeño con su nuevo juguete, bajé corriendo para poder recorrer la casa, rápidamente busqué mi cuarto y una vez encontrada puse mis maletas sobre la cama.

Después de haber desempacado escuché el grito habitual de mi madre llamándome para la cena. Olía riquísimo, mi mamá sí que se había esmerado en hacer esa lasaña. Terminada la cena me despedí de mis padres y me dispuse a ir a mi cuarto y caer en los brazos de Morfeo.

Al día siguiente desperté con un dolor inusual, que deje pasar desapercibido. Me metí a la ducha dejando el agua caliente recorrer mi cuerpo, relajando todos mis músculos. Saliendo de la ducha, agarré una toalla y la enredé alrededor de mi cintura, me vi en el espejo y me sorprendió ver gran cantidad de moretones alrededor de mi cuerpo.

-“¡Joder!”- Exclamé cuando toqué uno de mis múltiples moretones color morado.

Mi día fue relativamente normal, hasta que anocheció. Ya estaba preparado para dormir cuando una peculiar risa hizo que me levantará a checar de dónde provenía.

No es que fuera miedoso, pero desde que llegué a la casa, por las noches escuchaba ruidos extraños y eso provocó que pusiera mis cinco sentidos alerta.

Salí al pasillo, escuchaba unos pequeños pasos bajando las escaleras, como si de un niño o niña se tratase. Se escuchaba como si alguien hubiera abierto la puerta, pero creo que mi imaginación me estaba haciendo una mal jugada porque la puerta estaba totalmente intacta. Decidí ir por las llaves y así abrir la puerta. Extrañamente vi como el columpio se movía, aunque no le tomé mucha importancia porque mi lado científico superaba mi lado metafísico diciéndome que la explicación lógica era que el viento era lo que lo balanceaba. Me senté en el columpio, y otra vez volví a escuchar esa pequeña risa chillona, pero esta vez pude distinguir a una pequeña niña de alrededor de 10 años con un vestido rojo y unas botas para lluvia color amarillo. Decidido para seguirla me levante, pero una voz me detuvo.

-“¿Damon?”- La dulce voz de mi madre, Elena, me llamó.

Rápidamente voltee, pero inmediatamente me arrepentí, ya que al voltearme en el árbol por el cual estaba colgado el columpio el cual hace unos momentos me encontraba, estaba la misma niña con botas amarilla ahorcada, colgada de ese árbol. Mi cara de susto debió haber preocupado a mi madre, ya que inmediatamente me preguntó que pasaba.

-“Nada El”-Le contesté llamándola por su apodo. –“Sólo estoy un poco cansado, será mejor que vuelva a dormir”.

Y así pasaban los días, todas las mañanas amanecía con un nuevo moretón ya sea morado o verde o a veces raspones o rasguños

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (5 Kb)  
Leer 3 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com