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Valores Generales


Enviado por   •  10 de Noviembre de 2013  •  2.311 Palabras (10 Páginas)  •  316 Visitas

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Los Valores en general, son cualidades que se pueden encontrar en nuestro cotidianidad.

Valor significa: fuerza, el costo de algún objeto o cualidad que hace que algo o alguien sean apreciados. Los Valores Morales son aquellos que perfeccionan al hombre haciéndolo más humano y con mejor calidad como persona; de nada sirve tener una perfecta salud, ser inteligente, muy religioso y/o muy ricos sino tenemos principios y valores en nuestra vida. Lamentablemente eso se ve cada día en nuestra sociedad, es triste darnos cuenta como en la actualidad, el ser humano quiere ser valorado por su imagen física aparentemente perfecta y saludable y/o por todos los bienes materiales que se han podido adquirir en su vida, quizás construyendo una imagen de fama y fortuna, así sea en el fondo vacía y sin ningún tipo de principios y escrúpulos, padeciendo de una profundad crisis de valores de toda índole.

Los Valores Morales orientan el comportamiento en los individuos, una persona actúa de acuerdo a las cualidades que le han sido inculcadas en su hogar y en la escuela, o adquiridas con el paso de los años en su relaciones con los demás (algo de razón tiene ver el viejo dicho dime con quién andas y te diré quién eres). Los valores están íntimamente vinculados con la manera de ser, de actuar y de establecer relaciones con los demás. Una persona valiosa, posee valores interiores y vive de acuerdo a ellos. Un hombre vale entonces, lo que representen sus valores y la manera en como los vive.

Es por ello, que hoy en día deberíamos preocuparnos más, por las cosas intangibles como los valores universales: Paz, Tolerancia, Solidaridad, Agradecimiento, Amistad, Prudencia, Responsabilidad, Bondad, Humildad, Trabajo, Perseverancia, Fortaleza, Justicia, Libertad, Respeto, Honestidad, Lealtad, Generosidad,etc, que son cualidades que no cambian y se conservan a través del tiempo en todas partes del mundo, hay que fomentar los valores en el seno familiar de cada uno de nuestros hogares, en cada escuela, colegio, universidad inclusive en nuestro lugar de trabajo. Es importante considerar que los seres humanos no podemos vivir al margen de los valores. No se puede mantener cierta paz en la sociedad actuando de manera deshonesta o siendo egoístas con las demás personas, vivimos en un mundo donde la buena convivencia es lo primordial para subsistir. De cómo se actúe dependerá el destino del mundo. Así, que pongamos en práctica diariamente los Valores Universales (sin detenernos a pensar en raza, religión ni ideología política) para ser cada día mejores personas y por ende una mejor nación siempre con vías a convertir al planeta en un mejor lugar para vivir.

Hoy día oímos hablar mucho del esfuerzo, de la necesidad de esforzarse para conseguir algo en la vida. Sin embargo, la sociedad del bienestar y el consumo nos está vendiendo la idea contraria a la necesidad de esfuerzo.

Parece que la comodidad y el confort se pueden alcanzar sin trabajo e incluso que estén reñidos con él. Esta idea supone un costo que afecta de forma especial a los niños y jóvenes. Observamos que los niños presentan una incapacidad alarmante (a nuestro juicio) para soportar esfuerzos. Incapacidad que supone consecuencias muy negativas para la persona como sentimientos de impotencia y conformismo; la no valoración de las cosas y, consecuentemente, la incapacidad de disfrutar de ellas y falta de entusiasmo.

Estos factores pueden desembocar en conductas de riesgo como el consumo de sustancias asociadas a la obtención de placer fácil o bien para poder soportar el esfuerzo que supone la realización de determinadas actividades: ir de marcha sin cansarse, comer sin engordar, etc.

Lo que pretendemos en este artículo es analizar someramente qué entendemos por esfuerzo, cuáles son las variables humanas que están íntimamente unidas al esfuerzo (la disciplina, la motivación, el valor del trabajo bien hecho, etc.)

7 a 12 años, momento decisivo

Una tarea urgente para hacer de los niños personas que sepan afrontar las dificultades, consiste en enseñarles el valor del esfuerzo, la necesidad de una fuerza de voluntad fuerte. Entre los 7 y los 12 años (periodo conocido como preadolescencia) los individuos se encuentran en un momento decisivo de su vida. Es la etapa en la que hay que comenzar a desarrollar las principales virtudes. Es el momento de educarles en la generosidad, ayudarles a ser trabajadores, sinceros... Y, por supuesto, es cuando se da el impulse de salida para crear en ellos la capacidad de esfuerzo.

Hay que luchar y evitar la formación de una personalidad débil, caprichosa e inconstante, propia de personas incapaces de ponerse metas concretas y cumplirlas. Al no haber luchado ni haberse esforzado a menudo en cosas pequeñas, tienen el peligro de convertirse en no aptos para cualquier tarea seria y ardua en el futuro. Y, la vida está llena de este tipo de tareas.

La respuesta está en ofrecer siempre ayuda, cada día más, para adquirir unas capacidades muy importantes para poder enfrentarse a la vida:

La voluntad para la lucha, la capacidad de sacrificio y el afán de superación. Si no se consiguen, se cae en la mediocridad, el desorden, la dejadez... Por eso, no es de extrañar que hayan llamado a la fuerza de voluntad la facultad de la victoria.

La voluntad se puede trabajar y entrenar día a día con el fin de automatizar los comportamientos y así, disminuir la sensación de esfuerzo. La paciencia es el soporte esencial de la voluntad y si el adulto no es capaz de tenerla, mal va a poder enseñarla al niño.

No hay esfuerzo si no hay motivo. Sin motivación es imposible que alguien luche por una meta. Sin una meta, sin un objetivo… no existe el movimiento.

Será de la motivación de donde surja la disposición para el esfuerzo. Detrás de cada actividad que realizamos siempre hay una motivación que actúa como el motor que nos va a permitir realizar el esfuerzo necesario para alcanzar las metas.

Por tanto, es básico conocer, aplicar y generar las motivaciones que impulsan al niño, para lo que se deberá conocer y escuchar a los hijos, entrenándoles en la capacidad de motivarse a sí mismos. Esperar la suerte, la lotería, ser “elegido”… son respuestas pasivas que no implican apenas esfuerzo. No hay esfuerzo cuando se tiene todo lo que se desea, no hay esfuerzo cuando antes de abrir la boca se tiene una necesidad cubierta.

Enemigos del esfuerzo

La capacidad de esfuerzo está en cada uno de los individuos, pero es fácilmente desviable hacia derroteros distintos de la correcta conducta, cuando se ven bombardeados por otras expectativas de vida, el éxito fácil de algunos ídolos, la precariedad

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