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Vamos Al Grano


Enviado por   •  28 de Octubre de 2012  •  513 Palabras (3 Páginas)  •  300 Visitas

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Vamos al grano

Podría referirme aquí al título del libro y al nombre del autor del cual quiero hablar para aproximarme al concepto que quiero aclarar. Sin embargo, me abstendré de esto, ya que constituiría una digresión y una pérdida preciosa del tiempo. Y ya se sabe que en estos tiempos no hay nada más importante que el propio tiempo. Además, sinceramente creo que las ideas tienen valor en sí mismas o se degustan con independencia de que una persona en particular lo haya dicho. Las ideas no nos pertenecen, eso creo. Las fabrica la mente –que es una fábrica, pero son del mundo, al igual que nuestro cuerpo y nuestra identidad.

Considerando esto último, entonces, no debería importarnos el nombre del autor, ni el título del libro del cual extraemos una idea. Si la persona que nos escucha verdaderamente entiende del tema del cual estamos hablando, sabrá valorar la idea que le exponemos y hasta puede conocerla y decirnos si ya alguien la propuso y por qué, de manera que sólo las personas con poco conocimiento sienten la necesidad imperiosa de conocer la fuente de la información de la idea que formulamos de manera espontánea en una conversación o en un ensayo. Claro que no podemos decir que nosotros pensamos y producimos la idea que extraemos de un texto, eso sería falso. Pero si se nos ocurre una idea y la escribimos o la decimos, nuestro interlocutor no puede desacreditar nuestra opinión porque no la extrajimos de un libro o de otro medio y no puede creer que nuestra opinión tenga menos valor que la expresada por un autor reconocido, basándose solamente en este hecho.

Entonces, no necesito mencionar aquí autor ni libro. Ni año ni editorial ni epílogos o comentarios. Uno puede olvidar el asunto que quería tratar y todo resultaría en vano. Todo ello nos lleva al dilema más común de la vida cotidiana: ¿cómo emplear el tiempo? ¿Es necesario tanto preámbulo para hacer algo? ¿Por qué no optimizar el tiempo? ¿Cuánto ayuda mi memoria?

De tiempo es de lo que se trata. Y no estamos tú y yo, aquí, para perder el tiempo… ¿lo perdemos? ¿Según quién? ¿No lo perdemos?

La vida transcurre y podemos darnos cuenta de que muy pocos momentos son memorables, inolvidables, únicos, decisivos tal vez. El resto de los momentos estaban allí de relleno, como justificando los otros momentos… los que sí valen. Podríamos agarrarlos todos y usarlos como papel higiénico que contamine el mar y sus preciosas islas caribeñas. Por supuesto que una acción como esta no sería bien vista por nuestro Padre Dios, el cual podría realizar esta misma acción contigo. Sería una manifestación de su sagrado humor. Yo también me reiría. Pero ese no es el punto. El punto es que el tiempo, tu tiempo, mi tiempo, no se puede perder y tenemos que resolver esta pregunta, porque entonces no nos queda más remedio que apestar disolviéndonos

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