Weber y la política
Yaritza VanegasEnsayo22 de Septiembre de 2015
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La vocación a la ciencia
La vocación es la inclinación a cualquier estado, profesión o carrera.[1] Según Max Weber, al tema de la vocación a una ciencia se le adhieren determinadas circunstancias por las que las personas aceptarán pasar, todo en nombre de su llamado a ejercer dicha ciencia.
Nos parece muy interesante la idea que él plantea sobre la desigualdad en el momento de tener oportunidad de triunfar o no, la cual está basada en ciertas leyes que verdaderamente aún se desconocen. Un buen ejemplo para demostrar esta situación es en el caso de la elección del presidente norteamericano, el cual es elegido no viendo quién tiene las mejores cualidades, sino por quien es el más popular, pero los criterios que hacen que sea aceptado por la población no están escritos. Ante esta situación nos encontraremos todos en algún momento de nuestras vidas si optamos por hacer aquello a que nos sentimos más inclinados. “Todo joven que sienta en sí el llamado del ejercicio de la profesión académica debe estar del todo consciente de que la tarea que le espera tiene dos vertientes por donde correr.” Con esta frase, Weber nos recuerda que podemos tener las mejores cualidades para ejercer un oficio pero no todo depende de nosotros, en esto está involucrado un grupo de personas que incidirán de forma decisiva en nuestra vida. En lo académico, se puede ser calificado como el más sabio, sin embargo, esto no es suficiente cuando se es considerado un mal profesor. Siendo así, podría significar la muerte académica aunque este sea el sabio más grande del mundo. Y como en el caso de lo académico, pasa también en todas las demás ciencias, afirmando Max Weber que en todo predomina el azar.
Para saber si tenemos vocación a la ciencia, tenemos que tomar en cuenta la siguiente pregunta propuesta en el documento: ¿Nos sentimos capaces de soportar, sin amargura y sin dejarse corromper, el hecho de que durante años sucesivos veremos desfilar ante nosotros una mediocridad tras otra? La respuesta ha de ser que realmente vivimos solo para nuestra vocación. Nos parece que aquí hay un consejo para todos nosotros los jóvenes si algún día tenemos alguna duda sobre nuestra vocación: ciertamente hay que vivir para ella, y no dejar que ningún aspecto negativo afecte nuestra vida personal, ni mucho menos nuestra ilusión por esa ciencia. En las diferentes experiencias que viviremos nos vamos a encontrar con situaciones que en definitiva no serán de nuestro agrado, pero que soportaremos con paciencia si de verdad amamos nuestra vocación. Por otro lado, se puede traducir o interpretar en las diferentes situaciones que como estudiantes vivimos, la corrupción y tentaciones que el libertinaje por ejemplo nos ofrecen hoy en día, y aquel que no esté dispuesto a prestarse a tales tentaciones tendrá que soportar ver pasar la mediocridad ante sus ojos por mucho tiempo.
Otra circunstancia a enfrentar será aceptar que cualquier contribución que hagamos será considerada arcaica en unos años, y que no todo el tiempo vamos a sentir que hemos hecho algo por la ciencia. Si de veras amamos lo que hacemos, esto no nos va a importar y querremos ser solo un peldaño para que en el futuro esa ciencia avance. Será necesario tener una rígida especialización, hacer investigaciones, tener en cuenta que posiblemente nuestras teorías no serán tan importantes para la mayoría de personas, tendremos que darlo todo, y ser capaces de convencernos de que nuestra teoría puede ser capaz de explicar interrogantes formuladas anteriormente.
Un problema que se da comúnmente es que cuando pensamos en la ciencia nos imaginamos cálculos, laboratorios, lugares donde se excluye el alma. Cuando se tiene una auténtica vocación, se realizan todos los esfuerzos, se hace todo con pasión y con amor. Nos dice Max weber en su material que la única diferencia entre un aficionado y un especialista es la inseguridad por parte de los aficionados al emplear su trabajo y no saber dirigirlo. Pero sin duda, que en conjunto el trabajo y la pasión, trabajando de la mano desembocan en grandes ideas, muchas veces estas surgen cuando menos lo esperamos.
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