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Abuso verbal. Dos tipos de poder

mariaalegeo21 de Mayo de 2012

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PRIMERA PARTE

Al examinar algunas de las experiencias de mujeres que padecieron abuso verbal se descu¬bre que cada uno de los componentes de la pare¬ja parece vivir realidades diferentes y es incapaz de reconocer el mundo del otro.

El condicionamiento cultural contribuye a crear confusión en las mujeres respecto de la si¬tuación, que viven. Sin embargo, los sueños, los síntomas físicos y las imágenes internas alertaron a algunas mujeres y les permitieron ver que sus relaciones no eran verdaderamente lo que parecían ser.

I

RECONOCER EL PROBLEMA

Proferir palabras ofensivas es la forma más obvia de abuso verbal. No es difícil reconocer la situación si el agresor pronuncia palabras como idiota, imbécil, perra, u otro epiteto degradante. Otras formas son menos evidentes. Por muchas razones puede ser muy dificultoso reconocerlas en una relación de pareja adulta.

Por lo general, el abuso verbal es una actitud clandestina; usualmente sólo la pareja del abusador lo oye. Es frecuente que esta actitud se intensifique con el tiempo hasta que las mujeres se acostumbran y se adaptan a ella. Adopta diferen¬tes disfraces y rebaja sistemáticamente la percepción por parte de la persona que sufre el maltrato.

En cierto sentido, el abuso verbal está enquistado en nuestra cultura. La prepotencia, la anulación, la humillación, la arro¬gancia, la oposición, la manipulación, la crítica, la dureza, la intimidación, son aceptados por muchos como parte de juego limpio. Cuando estos juegos de poder se establecen en una rela¬ción y son negados por quien los perpetra, nace la confusión.

La identificación de una o más de las siguientes situacio¬nes permite definir relaciones de abuso verbal:

• Varias veces a la semana él parece irritado o enfadado, aunque su mujer no haya hecho nada para incomodarlo. Cada vez que eso sucede, ella se siente sorprendida. (Cuando le pregunta por qué está enfadado, él dice que no lo está o da a entender de alguna manera que es por su culpa.)

• Cuando una mujer se siente herida y conversa con su pareja sobre su desagrado, tiene después la sensación de que el tema no ha sido totalmente resuelto, por lo que no se siente contenta ni aliviada. (el dice: "¡Sólo estás tratando de iniciar una discusión!" o expresa su rechazo a examinar la situación de alguna otra manera.)

• Con frecuencia se siente perpleja y frustrada por la ac¬titud que él adopta porque queda claro que no consigue ha¬cerle entender sus intenciones.

• El malestar en la relación no se debe a temas concretos -cuánto tiempo pasan juntos, adónde irán de vacaciones, etc., sino a una comunicación deficiente: lo que él cree que ella dijo y lo que ella oyó que él dijo.

• La mujer suele preguntarse: "¿Qué me pasa? No debe¬rla sentirme tan mal".

• Muy raramente, o nunca, los hombres parecen querer compartir sus pensamientos o planes con sus parejas.

• Los hombres parecen opinar casi siempre lo contrario de su mujer y no exponen sus puntos de vista diciendo "Pien¬so que...", "Creo que..." o "Siento que...". No dudan de que su punto de vista es el apropiado y cualquier otro diferente, el equivocado.

• Las mujeres suelen preguntarse si sus parejas las perci¬ben como personas con vida propia.

• Las mujeres no recuerdan haberle dicho jamás a sus parejas "Cierra la boca" o "¡Calla!".

• Los hombres eluden la discusión de un tema: se enfa¬dan o dicen "No sé de qué estás hablando".

Quienes se han reconocido como protagonistas de dos o más de estas descripciones, padecen abuso verbal. Si no han tenido estas experiencias, este libro le ayudará a comprender a quienes las viven. Quienes crean haber tenido algunas de esas experiencias, pero no están seguras, podrán aclarar su duda a lo largo del texto.

El abuso verbal puede ser abierto, como una explosión de ira dirigida hacia la mujer, o un ataque en la línea de "Eres demasiado susceptible". O puede ser encubierto, ocul¬to, como en el caso de "No sé de qué estás hablando".

El abuso encubierto es un ataque oculto, una coerción. Este tipo de abuso ha sido descrito como "causante de locu¬ra". Es "una forma de interacción interpersonal que se origi¬na en la represión de una agresión intensa y que disminuye seriamente la capacidad de la víctima para reconocer y ocu¬parse de la realidad interpersonal".'

Cuando ocurre este tipo de abuso, la mujer no encuentra nada específico contra lo cual luchar. Por eso debe aprender a confiar en su propia experiencia, por mas doloroso que sea, a reconocer que el abusador no la ama, ni la valora, ni la respeta.

George R. Bach y Ronald M. Deutsch2 incluyen en su libro una relación de ítems que enseña a reconocer las expe¬riencias "causantes de locura".

1. Usted se siente vacilar y le resulta imposible recupe¬rar el equilibrio de inmediato.

2. Usted se siente perdida, sin saber adónde ir, buscan¬do sin objeto.

3. Usted ha sido tomada de sorpresa.

4. Usted se siente desconectada, confusa, desorientada.

5. Usted se siente descolocada, como si alguien hubiera arrancado la alfombra de debajo de sus pies.

6. Usted recibe dobles mensajes pero está incapacitada para pedir aclaración o teme hacerlo. [Nota de la autora: o pide aclaración y no la logra.]

7. Usted se siente intimidada por la simple presencia de una persona.

8. Usted descubre que estaba equivocada en la eva¬luación de dónde estaba situada o de cuál era el problema.

9. Usted se siente totalmente carente de preparación para soportar una promesa rota o una expectativa que no se cumple.

10. Usted siente que un sueño que es valioso para usted se hace añicos.

11. Usted espera benevolencia y percibe que prevalece la malevolencia.

12. Usted se siente empujada, sin poder controlar la di¬rección en la que va.

13. Usted se siente imposibilitada de salir de un círculo vicioso de pensamientos.

14. Usted observa que lo que parecía claro se vuelve confuso.

15. Usted siente una incomoda y extraña sensación de vacío.

16. Usted siente un fuerte deseo de escapar, pero no pue¬de hacerlo, como si estuviera congelada.

17. Usted se siente confundida, incapaz de atacar el problema.

18. Usted siente la vaga sospecha de que algo anda mal.

19. Usted siente que su mundo subjetivo se vuelve caótico.

Algunos de los sentimientos y las experiencias descritos arriba son fáciles de reconocer. Otros no son tan claros. Las mujeres reconocen que solían sentirse así, después de un tiem¬po de estar alejadas de la relación con el abusador.

El abuso verbal es agresión hostil. El abusador no es pro¬vocado por su pareja; puede negar, consciente o inconscien¬temente, lo que está haciendo. En cualquier caso, no es probable que un día se despierte diciendo: "¡Dios! ¡Qué he estado haciendo! Lo siento mucho. No lo volveré a hacer más". Sólo su pareja lo sufre. Generalmente, sólo su pareja puede reconocer el abuso. "La agresión puede ser re¬conocida porque el impacto de la conducta sobre la víctima es dañina."

Generalmente la responsabilidad de reconocer el abuso verbal recae sobre la compañera del abusador, porque éste no está motivado para cambiar. Sin embargo, las mujeres pueden tener dificultad para reconocer el abuso porque han sido inducidas a dudar de sus sentimientos. Por ejemplo, si una mujer se siente herida o molesta por algo que él ha ma¬nifestado y expresa sus sentimientos diciendo: "Me sentí mal cuando dijiste eso", el agresor, en lugar de reconocer sus sen¬timientos y reaccionar de manera apropiada, la rechazará e invalidará con una frase como: "No sé de qué estás hablan¬do. Eres demasiado susceptible". Así logra que su pareja dude de su propia percepción. ¿Por qué? Porque a muchas mujeres, se les enseñó durante la niñez que sus sentimientos podían ser ignorados. Si una mujer reconoce y valida sus sentimientos, podrá comenzar a reconocer el abuso verbal y expresarlo con palabras como

• me siento herida/ estoy siendo herida

• me siento disminuida/estoy siendo disminuida

• siento que no soy reconocida/ no estoy siendo re¬conocida

• me siento ignorada/ estoy siendo ignorada

• siento que se burlan de mí/ se están burlando de mí

• me siento menospreciada/ estoy siendo menospre¬ciada

• me siento dejada de lado/ estoy siendo dejada de lado

Al intentar compartir sus sentimientos con su agresor, él los invalidará. Por ejemplo, él puede mofarse con un comen¬tario sarcástico y después, si ella protesta, decirle que se tra¬taba de una broma y provocar que su pareja dude de su pro¬pia percepción. Sin embargo, "la impresión real de la verdad probablemente sea percibida, no desde la visión de otro, sino desde la propia".4

II

DOS TIPOS DE PODER

Hay dos tipos de poder. Uno mata el espíritu. El otro, lo alimenta. El primero es el Poder Sobre; el otro es el Poder Personal.

El Poder Sobre se expresa en forma de control y domina¬ción. El Poder Personal, como reciprocidad y creación con¬junta. La reciprocidad es una forma de estar junto a otra persona que permite el crecimiento y el bienestar de ambos mediante una comunicación clara

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