Actividad: Educación formal y no formal

Actividad: Educación formal y no formal

Jose María Roa Venegas, autor del artículo a comentar, ha hecho un estudio en 331 alumnos de la PUM, Programas Universitarios de Mayores. El artículo trata del envejecimiento activo, de su importancia. De cómo una educación y actividades en nuestros mayores afecta de manera muy positiva en la calidad de vida por la actividad mental que supone este programa. John Beard habla sobre la importancia que tiene favorecer el envejecimiento activo, es clave. Incluso ya en la edad media se hablaba del “saber envejecer bien”, pero no fue hasta que la OMS no le añadió al envejecer bien la educación en nuestra población, cada vez más mayor, más vulnerable y olvidada. Me parece muy interesante la reflexión que ofrece Butler cuando habla del envejecimiento productivo, donde mantenerse independiente como sea posible es clave. Los resultados de este estudio hablan por si solo de manera muy clara. Las actividades mentales, de aprendizaje y educación hacen que encaminen a dar a las personas una respuesta coherente antes situaciones difíciles, ante crisis económicas, sociales, políticas, de valores, etc., que procuran el desarrollo personal tanto a nivel individual como social; con actividades que son capaces de cambiar actitudes de manera positiva. En definitiva, estos programas universitarios son imprescindibles para que envejecer no sea sinónimo de inutilidad, tristeza y autoabandono; mantener la mente ocupada ampliando conocimientos y dándoles una segunda educación, a parte de la de la vida, no menos importante.

Sin embargo este tipo de educación, a pesar de ser un programa universitario, se considera no formal, por el mero hecho de no estar regulada por la normativa legislativa educativa, a pesar de obtener al final de estos cursos un certificado que corrobora la obtención de dichos conocimientos obtenidos en el programa; ya que la educación formal se define por desarrollarse en un centro escolar de forma sistematizada y organizada con el fin de alcanzar objetivos marcados por la normativa legislativa educativa. Esta fina línea que los separa, entre la formal y la no formal puede ser muy confuso, ya que los grados de formación profesional no se considera formal pero luego, si quieres acceder a la universidad son igual de válidos que los formales.

A título personal, este estudio que nos atañe en esta actividad, me resulta muy interesante, ya que vengo de trabajar como científica durante más de 16 años, donde en el campo de la neurociencia se ha visto cómo, la continuación de la educación en edades ya muy maduras ayuda, de manera notable, tanto a nivel social como intelectual. La generación de muchos de nuestros padres, que en muchos casos no tuvieron la oportunidad de estudiar, porque no se lo podían permitir, una vez se jubilan no saben que hacer con su tiempo libre y hace que envejezcan incluso de manera más precipitada, y tener la opción de poder acceder a diversas formaciones hace que nuestro cerebro rejuvenezca en todos los aspectos, ya que hace que nuestras conexiones interneuronales no se pierdan. Por no hablar que, a nivel social, donde se ve reflejado en el estudio, donde más del 96% afirman mejorarla.

Para concluir creo que estas formaciones deberían de ser formales, ya que, en muchos casos, afecta también a adultos a las puertas de estar jubilados pero que todavía les queda unos años de vida laboral, que se ven desamparados por no encontrar trabajo y que convirtiendo éstas en formal le daría el empuje e importancia que se merecen. Otra cuestión es porqué de esta necesidad constante de tener que demostrar a través de títulos lo que vales, ya que vivimos en un mundo cada vez más competitivo y con gente cada vez más preparada. Justo o no, es el mundo en el que nos ha tocado vivir, mundo de “titulitis”.

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