Aprendizaje Social. Albert Bandura

Aprendizaje Social. Albert Bandura

Albert Bandura nació en la pequeña localidad de Mundare en Alberta del Norte, Canadá. Fue educado en una pequeña escuela elemental. Completó su licenciatura en Psicología en la Universidad de Columbia Británica en 1949.

Bandura el psicólogo más eminente  del Aprendizaje Social, ha dirigido muchos experimentos que confirman la importancia de este tipo de aprendizaje, también llamado aprendizaje vicario o modelado. Las personas cuya conducta observamos y frecuentemente imitamos son llamados modelos.

Bandura consideró que la explicación dada por el conductismo sobre la manera de aprender, era un poco simple para el fenómeno que observaba (agresión en adolescentes) y decidió añadir un poco más a la fórmula: sugirió que el ambiente causa el comportamiento; cierto, pero que el comportamiento también influye en el ambiente. Definió este concepto con el nombre de Determinismo Recíproco: el mundo y el comportamiento de una persona se causan mutuamente.

Fue un poco más allá. Empezó a considerar a la personalidad como una interacción entre tres “cosas”: el ambiente, el comportamiento y los procesos psicológicos de la persona. Estos procesos consisten en nuestra habilidad para crear imágenes en nuestra mente y en el lenguaje. Desde el momento en que introduce la imaginación en particular, deja de ser un conductista estricto y empieza a acercarse a los cognitivistas. Por ello, es considerado el padre del movimiento cognitivo.

Aprendizaje por la observación o modelado

De los cientos de estudios de Bandura, un grupo destaca de los demás, los estudios del muñeco bobo (porfiao). Lo hizo a partir de una película de uno de sus estudiantes, donde una joven estudiante pegaba al muñeco, gritando ¡estúpidooooo!. Le pegaba, se sentaba encima de él, le daba con un martillo y demás acciones gritando varias frases agresivas. Bandura le enseñó la película a un grupo de niños de guardería que, saltaron de alegría al verla. Posteriormente se les dejó jugar. En el salón de juegos, por supuesto, había varios observadores con bolígrafos y carpetas, un muñeco bobo nuevo y algunos pequeños martillos.

Las notas de los observadores indicaban: que los niños golpearon con descaro al muñeco bobo. Le pegaban gritando ¡estúpidooooo!, se sentaron sobre él, le pegaron con martillos y demás. En otras palabras, imitaron a la joven de la película y de una manera bastante precisa.

Estos niños cambiaron su comportamiento, sin que hubiese inicialmente un refuerzo dirigido a ello. Y aunque esto no parezca extraordinario para cualquier padre, maestro o un observador casual de niños, no cuadraba muy bien con las teorías de aprendizaje conductuales estándares. Bandura llamó al fenómeno, aprendizaje por observación o modelado.

Bandura identificó cuatro pasos que se siguen en el aprendizaje por observación:

1.  Prestar atención y percibir los aspectos relevantes del comportamiento. Para aprender algo, se necesita estar atento. Todo aquello que suponga un obstáculo a la atención, actuará en  detrimento del aprendizaje. Si por ejemplo, se está adormilado, drogado, enfermo o nervioso, se aprenderá poco.

Algunas de las cosas que influye sobre la atención tienen que ver con las propiedades del modelo. Un modelo que sea colorido, dramático, atractivo, prestigioso, parecido a nosotros nos llamará más la atención.

2.  Recordar el comportamiento a través de palabras o imágenes mentales. Aquí es donde la imaginación y el lenguaje entran en juego: grabamos lo que hemos visto hacer al modelo en forma de imágenes mentales o descripciones verbales. Una vez “archivados”, podemos hacer resurgir la imagen o descripción de manera que podamos reproducirlas con nuestro propio comportamiento.

3.  Convertir en acción la observación recordada. Por tanto, lo primero de lo que debemos ser capaces es de reproducir el comportamiento. Otra cuestión importante con respecto a la reproducción es que nuestra habilidad para imitar mejora con la práctica de los comportamientos relacionados con la tarea. Y otra cosa más: nuestras habilidades mejoran ¡aún con el sólo hecho de imaginarnos haciendo el comportamiento! Muchos atletas, por ejemplo, se imaginan el acto que van a hacer antes de llevarlo a cabo.

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