Armas ¿un mal necesario?

Las armas de fuego son instrumentos que funcionan gracias a una presión generada por gases, producida por la deflagración de pólvora que impulsa proyectiles. Las hay de diferentes tipos y sistemas, pero todas fueron creadas con un mismo fin: matar. Sin embargo, también se les ha dado usos de protección. Con esto, surge la duda: ¿Las armas de fuego son un bien innecesario o un mal necesario?

Aunque su uso principal era privar de la vida, lo cierto es que con el paso del tiempo, su uso fue evolucionando, pues el objetivo ya no era solamente matar, sino dar seguridad a una persona o grupo de personas. Además, las actividades profesionales, comerciales y deportivas relacionadas con armas de fuego han crecido con rapidez desde que se conocen. Esto nos da como resultado un mundo lleno de armas, donde estas están presentes en nuestro día a día; desde el oficial de policía que lleva su pistola, los videojuegos bélicos, innumerables películas policiacas o de acción, hasta guerras y disciplinas de estudio que tienen como objeto de estudio las armas de fuego.  Así pues, en un mundo donde las armas han tenido tanto auge, es de esperar que su uso quedara regulado y reglamentado con creación de Registros Nacionales y Leyes de Armas de Fuegos.

Si bien, las armas de fuego han sido para proteger, defender y asegurar, también se han utilizado para someter, reprimir, intimidar y dañar; y estas ambas caras de la moneda, más los beneficios económicos de las armas como negocio, han hecho que el índice delictivo relacionado a este tipo de armas, tenga un mayor flujo en las sociedades actuales.  Pues no solo se utilizan dentro de organizaciones criminales como herramientas de defensa en sus actividades ilícitas, sino como un propio negocio, esto a gran escala; sin embargo, cabe también mencionar casos de menor escala, tales como asesinatos efectuados con armas de fuego, robos a mano armada y otros delitos que se llevan a cabo todos los días.  

¿Sería necesario entonces combatir literalmente fuego con fuego? Porque esta parece ser la manera de pensar de los gobiernos que nos rigen, pues para poder luchar contra tales ejemplos, los organismos de seguridad encargados de proteger a la sociedad, utilizan precisamente, armas de fuego. Podemos entender que las armas de fuego se usen de manera reactiva al momento que un hecho ilícito ha sido cometido, pero ¿qué hay de la parte preventiva? Muchas corporaciones de seguridad portan armas de manera preventiva, para reaccionar en caso de que suceda algún hecho con fines delictivos. Con esta premisa, podemos validar la portación y posesión de armas de fuego  siempre y cuando se usen para defender y salvaguardar la vida y el patrimonio. ¿Y no es eso lo que hacen también las organizaciones delictivas y los criminales? Protegen su vida y los frutos de sus interacciones económicas.

Cuando se producen guerras, las naciones se protegen a sí mismas, innovando e inventando armas que prometan salvaguardar el patrimonio y las vidas de estas naciones. En ese caso, ¿se podría validar el uso violento de las armas de fuego, que tienen por fin acabar con la vida de otras personas, las cuales amenazan las nuestras?
Se estima que mueren cerca de 300 mil personas al año por usos de armas de fuego, de las cuales, 100 son por razones bélicas y la cifra restante, por homicidios, robos, suicidios y otros delitos. En este caso, las guerras pasan a segundo término, pues la mayor cifra de muertes, corresponde a delitos de los que sabemos todos los días. Cuando un hombre asalta un banco está haciendo un mal uso de un arma, mientras que el guardia del mismo, la porta para hacer un bien; pero ambas personas, en una situación riesgosa, la usarían con el mismo fin: deshabilitar al otro.

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