Aude Ad Suffragium (Atrevete A Votar)

Aude ad suffragium! (Atrévete a votar)

Ciertamente, porque uno no sabe en qué lugar del mundo pueden estar leyendo estas líneas, tengo que aclarar que hablo desde mi lugar. Es, el mirar al mundo desde mi región, lo que le da forma a mi relato. Así como Imanuel Kant hablo desde su pueblo, y vaya que hablo, yo dispongo de una posición análoga, aunque anacrónica, al genio de Königsberg. Pese a la ineludible pretensión de objetividad, entiendo, a la manera de Habermas, la imposibilidad de llegar a la comprensión y a la emancipación sin tomar una postura previa.

La base del conflicto habermasiano en la acción comunicativa, bien podría ser entendido como dialéctica. ¿Qué es la Acción Comunicativa sino dialéctica en un sentido estricto? ¿Y cómo llegamos al entendimiento sino por medio del análisis crítico Kantiano?

Bueno, si entendemos la dialéctica en un sentido lato filosófico, seguramente, definirla con el diccionario en la mano como “el arte de dialogar y discutir” seria reducir bastante el concepto, en términos de fuerza y relevancia, casi que se mezclaría con el concepto de retorica.

La dialéctica es más que eso para Hegel y Platón. Este proceso de argumentación y contra argumentación, que se desarrolla entre opuestos, lleva a conclusiones abarcativas y superadoras de los argumentos precedentes. No es casualidad que mediante el método dialectico se pueda explicar el desarrollo de la historia humana. Es más, si entendemos este proceso popularmente conocido como los tres momentos de la dialéctica (tesis, antítesis, síntesis), y tomamos la critica Kantiana como el segundo momento dialectico, pasaría a ser la” mayoría de edad” ,en términos kantianos, la que promueve la crítica y por ende el desarrollo dialectico. Pero bien, ¿que entendemos por mayoría de edad? ¿Cómo se encuadra en la legislación?

La mayoría de edad no es más que una convención, establecida casi como un eufemismo para no decir “sos menos tonto, ya podes usar pantalones largos” .Porque, si bien, entendemos que la edad tiene que ver con la forma de recopilar el tiempo en una sociedad organizada como la que vivimos occidental y gregorianamente; Y a su vez, podemos entender que es esto de “la mayoría”, porque siempre definimos el destino de las elecciones por una mayoría. Ya sea un sufragio, donde la mayoría se expresa cuantitativamente en votos, o bien en la elección de un disco para escuchar, donde la mayoría tiene menos que ver con lo numérico que con el deseo. Pero cuando los conceptos se fusionan para dar nacimiento a la noción de “mayoría de edad”, es ahí donde nos laguneamos, ¿mayor que quien? ¿Solo de edad? ¿No podría ser acaso mayor de razonamiento? Los 18 años de vida (bien podrían ser 18 años de bruma) no implican una revelación divina que nos adorna de sabiduría e ilustración. De hecho para Kant la mayoría de edad no te llega, porque “nada que tengas que esperar llega” (así dice una famosa canción del salmón) y en algún punto la “naturaliter majorennes” no está relacionada a la espera pasiva de la edad de 18 años para obtener todos los derechos civiles y las obligaciones ciudadanas. Sino a la búsqueda activa de ser “mayor de edad”

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