Camilo Blajaquis - Institución y Sociedad

CREAR ES RESISTIR

Camilo Bajaquis tiene 26 años y logró salirse de la opresión de los sistemas de agenciamientos dominantes convirtiéndose en poeta y director de cine. Camilo nació y vivió en la villa, salía a manguear, revisaba bolsas y juntaba botellas, tienes seis tiros de la policía encima, cinco años en cana y seis operaciones. Su madre y su hermano estuvieron presos y su padre fue un borracho toda su vida. Sin embargo, Camilo se constituye, desde nuestra mirada, como una línea de fuga, mutando su proceso de subjetivación él mismo atravesó una desterritorialización, como describe Guattari: “desterritorializar los procesos semióticos, abrirlos, conectarlos con otras materias de expresión” (p.166).

Camilo Blajaquis no se constituye como una línea de fuga meramente por su historia de superación; no es una historia más de superación. ¿Cuántos pibes más habrá que han logrado salir de la villa, encontrar trabajos dignos, vidas dignas? Lo que lo diferencia es la postura que él tomó. A Camilo, o a César González (su nombre real) no le bastó con considerarse un afortunado, un ejemplo de esfuerzo y superación, sino que a través de su arte, sus acciones y experiencias, aborda la realidad desde otro lado, conformando un verdadero motor de cambio, potenciando los posibles, proliferando los puntos de fuga. Cuando se piensan las preguntas desde otro punto diferente de vista, esquivando las respuestas predeterminadas por los agenciamientos vigentes,  el interrogante toma un nuevo sentido, se abre la gama de los posibles.

A partir de un agenciamiento particular de enunciación, Blajaquis logró modificar lo que Guattari denomina “el mapa inconsciente de una competencia pragmática local”. Hace algunos años, Camilo comenzó con la producción de contenidos multimedia y creó un blog en donde publicaba sus escritos. Siguiendo el pensamiento rizomático, en los discursos del artista las palabras atraviesan un proceso de transformación significante y comienzan a estallar y a proliferar en sentido y poder.

  Como Deleuze y Guattari, Blajaquis también critica al psicoanálisis. Ambas partes plantean al contexto como un factor determinante de los procesos de subjetivación. “Nadie confía que un villero puede ser creativo y artista,  un villero tiene un lugar asignado dentro de este sistema económico, por más que los psicoanalistas se esfuercen en querer imponernos que el contexto no determina una subjetividad. Este es un concepto que pierde rápidamente sustento empírico, cuando vemos que la amplia mayoría de los que emiten con entusiasmo este argumento, no soportarían ni siquiera un día entero, viviendo en las condiciones de aquellos que pretenden convencer.” Así, Camilo en lugar de permanecer esclavo ante “la redundancia de los calcos significantes”, diagramó nuevas coordenadas de sentido.

El poder significante instaura un modo “correcto” del uso de las palabras, cada contexto determinará qué tipo de interpretación se hará de ellas. Las sociedades capitalistas no aceptan la libre codificación. “El poder significante de la lengua nacional y el poder del estado tienden a coincidir” (182). Pero como afirma Guattari, hay ciertas transformaciones que pueden revertir dicho poder de significación. Camilo, retoma en sus poesías, conceptos de teóricos filosóficos desafiando la estructura de los textos académicos. Entre versos y reflexiones conceptualiza una realidad vigente, y la reterritorializa: “Ciudad de Buenos Aires, rincón de asfalto que te hace olvidar que es parte de un país llamado Argentina, ciudad sin identidad, ciudad esclava, un estado más de los Estados Unidos. Ciudadanos que hablan en lenguaje de cajero automático, desunión total, egoísmo total, esquizofrenia total. Vuelvo a decirlo, lo único lindo que tiene esta ciudad es el nombre.” (Conurbano y sus desgastes)

...