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Capacidad De Convivencia


Enviado por   •  7 de Junio de 2014  •  1.084 Palabras (5 Páginas)  •  229 Visitas

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Cuando nos ponemos a reflexionar sobre nuestra vida lo primero con lo que nos topamos es que somos un YO, una persona que se encuentra en el mundo y que nuestra vida consiste en interactuar con todas las cosas y personas que podemos hallar en él.

La esencia del hombre es el resultado del conjunto de relaciones sociales concretas que se han mantenido a lo largo de la vida. El tipo de trato que tengamos con las personas y que ellas tengan con nosotros determina nuestro modo de ser, nuestra personalidad.

Si estas relaciones han sido favorables porque han satisfecho nuestras necesidades básicas, tales como aceptación, afecto, respeto, auto-estima, etc. Y se han proporcionado las condiciones adecuadas al desarrollo, entonces la personalidad crecerá y se estará en disposición de asimilar los valores y las normas de la sociedad. Si la sociedad le dice SI a un individuo, éste en reciprocidad, responderá con un SI. A este proceso básico de formación de la personalidad se le llama Socialización.

Pero si al contrario, se han vivido relaciones negativas, entonces se desarrollará anormalmente y como consecuencia el sujeto responderá con un resentido NO. Esta actitud se manifiesta por una conducta antisocial, porque no se ah desarrollado normalmente el proceso de socialización.

Una imagen positiva de sí mismo y una autoestima equilibrada que permita mantenerse estable, sin depender de críticas o juicios de los demás, son elementos fundamentales de una correcta educación. La tarea no sería tan difícil, si incluso los mejores padres no tuvieran que lidiar con lo que es el verdadero motivo desencadenante del actual clima agresivo: la adaptación al sistema dominante. La mentalidad dominante invade a nuestros hijos e hijas con tentáculos irresistibles, sobre todo la presión de sus coetáneos, más fuerte que los más sofisticados medios de comunicación. Nuestro sistema social está fundado sobre el predominio del poder –en especial económico- sobre las relaciones afectivas. Lo importante no es vivir en un clima de amor, de confianza, de generosidad, sino poseer los medios que nos permitan dominar a nuestros semejantes.

Éste es el hábito que, desde el primer día de la vida, influye en la evolución de cada hombre y mujer. La adaptación al sistema produce una enfermedad: la disolución de la personalidad, que provoca una situación de debilidad, de falta de confianza en sí mismo y, por lo tanto, la necesidad de una continua búsqueda de seguridades provenientes del exterior de uno mismo.

Quien no encuentra dentro de sí motivos válidos para la autoestima, debe buscarlos fuera de sí mismo, en aquellos símbolos que la cultura propone como signos de respetabilidad: fuerza, valentía, poder, etc. De este tipo de frustraciones nacen otros sentimientos: la envidia hacia quien ha obtenido un éxito superior al nuestro; la vanidad de ostentar los símbolos de poder conquistados; los celos hacia quienes podrían robarnos o tal vez amenazar nuestra posesión; el miedo a los otros, en cuanto potenciales enemigos, y, acechando siempre, la traición.

No se necesita una particular agudeza para individualizar los rasgos característicos de esta realidad: competencia y rivalidad, culto al éxito, búsqueda del poder, conquista de la riqueza o por lo menos de sus símbolos. De aquí se derivan, por un lado la religión del dinero y por el otro la perenne inseguridad y el miedo. También por esto se multiplican "pequeños tiranos". Así nuestro

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