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Capítulo 1. Antecedentes del Milagro Mexicano


Enviado por   •  25 de Abril de 2017  •  Documentos de Investigación  •  4.944 Palabras (20 Páginas)  •  940 Visitas

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Capítulo 1. Antecedentes del Milagro Mexicano.

1.1 Situación internacional y México.[pic 1]

        En la década de 1940 inició un periodo de cambio político y económico en México que trajo consigo una profunda transformación demográfica y social del país, mientras que el proceso de urbanización era todavía incipiente en la década de 1930, durante la década de 1940 y 1950, éste se convirtió en una tendencia incontenible que definiría la construcción del México moderno.  En 1960, la ciudad de México concentraba alrededor de 55% de la producción industrial, además de que la población incremento durante 1940 y 1970, elevándose de 1.7 millones de habitantes a 7 millones, el incremento de la población de clase media en México fue un fenómeno que correspondió a la expansión en la actividad industrial y de la maquinaria burocrática. Profundas contradicciones existieron en el modelo político como: las políticas de desarrollo urbano- industrial y la expansión del comercio y servicios en la ciudad estos privilegiaban la mejoría de los sectores urbanos y de clase media por encima de los trabajadores y campesinos, sin embargo, en 1960, algunas de las debilidades más importantes eran insostenibles y comenzaron a tener un impacto negativo entre sectores de clase media[1].

        Durante los gobiernos de Manuel Avila Camacho (1940-1946) y de Miguel Alemán Valdés (1946-1952), se dio un giro a la derecha en la política y en la economía. Entre 1940 y 1970 corresponde a las etapas conocidas como "crecimiento con inflación" (1940-1952) y de "desarrollo estabilizador" (1952-1970), en las cuales los gobiernos promovieron un proyecto de desarrollo urbano- industrial que se incrementaría la economía internacional del país.[2]

        El estallido de la crisis económica mundial de 1929, había causado miseria en el mundo, dando lugar al crecimiento de tendencias revolucionarias, cuando la crisis terminó

 quedaron grandes masas de trabajadores que perdieron sus empleos y se acentuaron las contradicciones sociales e internacionales a la Gran Depresión, de la que aún no se recuperaban la mayoría de los países afectados. Se agregaban a Europa los grandes conflictos que había generado la Primera Guerra y el avance del comunismo soviético.                 Los regímenes parlamentarios europeos se vieron amenazados por la lucha de oposiciones y gran parte del mundo tendía hacia el intervencionismo estatal, el colectivismo, el nacionalismo económico y la planificación. El gobierno de Estados Unidos emprendió grandes obras públicas y favoreció el incremento de los ingresos de los trabajadores, lo que junto con otras medidas, reanimó la economía. Al mismo tiempo proclamó la política del “buen vecino”, para mejorar sus relaciones con América Latina[3].         La grave crisis económica iniciada en 1929 no solo afectó a la población estadounidense sino que también afecto a otros países sobre todo a los que dependía del crédito norteamericano; al retirarse los capitales extranjeros colocados a corto plazo, los banqueros de este del país trataron de obtener “dinero líquido”[4] para reembolsar los depósitos de sus desesperados clientes, situación que los obligó a repartir los fondos que más fácilmente podían sacar de algunos países deudores, y regresar los capitales invertidos a otras naciones.

        En los países no industrializados o en proceso de industrialización como los de América Latina la Gran depresión tomó diferentes matices, de acuerdo con el grado de desarrollo capitalista o según se manifestaron los factores sociales y políticos internos, pues aunque casi todos los países del mundo se vieron afectados por esta gran crisis económica, la paralización de las inversiones del capital extranjero tuvo efectos de particular gravedad en naciones de creciente despegue económico como México, Brasil y Chile dependientes del exterior, no sólo con respecto al crédito sino también al comercio. La mayoría de los gobiernos latinoamericanos consideró la industrialización como el camino más adecuado para enfrentar los efectos de la crisis mundial, y adoptó un nuevo modelo de crecimiento basado en la sustitución de importaciones. En Alemania, llegó al poder el Partido Nacional Socialista Obrero Alemán, que apoyado por el gran capital de su país, reprimió violentamente y orientó su poder a la preparación de una nueva conflagración[5] mundial; mientras en 1936 estalló en España una sublevación encabezada por el general Francisco Franco esta rebelión recibió el apoyo militar y económico de Italia y Alemania, Amplios sectores anticardenistas mexicanos se inspiraron en los planteamientos nazis y franquistas, y recibieron asesoría y apoyo de agentes de estos movimientos. En estos años la política internacional de México se distinguió por la defensa del principio de la sobreanía nacional y de la no intervención[6].

        En 1939 estalla la Segunda Guerra Mundial y tan solo dos años más tarde se universalizó el conflicto, enfrentándose el eje nazi fascista, encabezado por Alemania, Italia y Japón, contra los Estados Unidos, Gran Bretaña y la Unión Soviética siendo estos últimos los sectores antifascistas, apoyados por amplios sectores populares en todo el mundo, obtuvieron la victoria en 1945 como consecuencia de la guerra y para salvaguardar la paz, se formó la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que desempeñó y sigue realizando una importante labor en el fomento de la colaboración mundial; con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial, se consolidó un consenso amplio entre las diversas tendencias políticas de aquel entonces sobre un moderno estado de bienestar, este fue un periodo de profunda crisis, carencias y pobreza en todo el mundo a causa de la guerra. Buena parte de la reconstrucción de Europa se debió al Plan Marshall, y la ayuda económica norteamericana después de la guerra, esta ayuda implicaba la necesidad de un importante intervención estatal por parte de los diversos gobiernos[7].

        El papel de la URSS como modelo de un nuevo tipo de sociedad, no solo en la economía, sino globalmente, era muy poderoso ya que a la URSS no le afectó la crisis del 29, su ejemplo de planificación total bajo el mando del Estado, sin duda tuvo un fuerte impacto, sobre todo porque se comenzaba a desarrollar la Guerra Fría; mientras en México había una situación nacional muy tensa con Inglaterra y Estados Unidos debido a la expropiación de empresas petroleras realizada por Cárdenas un año antes del estallido de la guerra (1938), con el comienzo de esta, Estados Unidos inició un acercamiento con México, que tuvo que orientar la mayor parte de su comercio hacia Estados Unidos, pues el conflicto bélico en Europa impidió el tráfico de mercancías; como consecuente en 1941, México y Estados Unidos formaron un acuerdo gracias al cual se incrementaron los pedidos a nuestro país, factor que influyó en el aumento de la producción industrial: la demanda externa fue el principal factor acelerador de la industrialización durante el periodo de guerra; mientras, la demanda interna al no ser cubierta en su totalidad por importaciones, lo fue por productos nacionales.

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