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Capítulo 8: Este es el hombre


Enviado por   •  10 de Noviembre de 2016  •  Síntesis  •  2.350 Palabras (10 Páginas)  •  294 Visitas

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Capítulo 8: Este es el hombre

Vicente Coll era un joven con una apariencia que pasaba totalmente inadvertido. Llevaba siempre un traje azul, corbata azul y rojo, tenía el aspecto de un universitario tierno y sus grandes ojos miraban con dulzura. Las muchachas lo llamaban “Cara de Miño”.

Esta apariencia era una contradicción con su carácter ya que era conocido por llevar una vida criminal.

La policía había tratado de atraparlo durante algún tiempo, ya que se sabía que era responsable de al menos una docena de muertes, pero no tenían una prueba contra él.

A los 22 años Col había dado un golpe bastante osado secuestrando al subjefe de una pandilla “El Francesote”, dio rescate y una vez pagado fue liberado. Esto era algo mal visto por los criminales y todos sabían que era cuestión de tiempo para que fuera liquidado.

La provincia de Coll era Harlem y cada que se cometía un crimen la policía designaba a Coll como el autor o instigador. Un día un auto paso y dos ametralladoras salieron de este y comenzaron a disparar con el objetivo de asesinar a Antonio Trobino, el cual al tirarse al piso resultó ileso.  Cinco niños no resultaron con la misma suerte y uno de ellos resultó muerto. Se ofreció una recompensa de 30000 dólares por los llamados “Mata niños”. Vicente Coll fue capturado por la balacera. Leibowitz fue designado su defensor.

Coll alegó que estaba lejos de la escena el día de los asesinatos, y su coartada aparentaba ser cierta. Pero eso poco le importa a la policía ya que del cielo les cayó un testigo llamado Jorge Brech, quien afirmo haber estado presente en la escena del crimen y alcanzó a ver a dos pistoleros, y entre ellos reconoció a Coll.

Brench mantuvo la calma ante el interrogatorio de Leibowitz. El juez no permitió que Leibowitz preguntara acerca de su domicilio por temor de este a que los criminales tomaran represalias, así que Leibpowitz tuvo que ingeniárselas para tratar de encontrar un punto débil en sus argumentos, así que le pregunto en donde trabajaba, Brench dudo por un segundo y dijo que vendía pasteles helados. Tras un descanso, Leibowitz interrogo acerca de su oficio, y Brench no tuvo remedio más que admitir que había mentido respecto a su trabajo, pero esto no importó ni al Juez ni al Jurado. Pero Leibowitz pudo contradecirlo una vez más al preguntarle el porqué de su visita a Harlem, a lo que Brench contesto que fue a buscar trabajo en una fabrica de cinturones, Leibowitz afirmo que no existían fábricas en el área, a lo que Brench tuvo que afirmar con resignación. Leibowitz descrubrió que Brench había sido huésped del departamento de policía y lo habían encerrado en un hotel con su nombre puesto en la nómina de pagos, con el objetivo de procesar a Coll y después cobrar la recompensa de 30000 dólares. También, Leibowitz describió que Brench había sido un ex convicto gracias a José Gavin, investigador del Juzgado de Menores en Brooklyn. Al otro día Leibowitz, lo tacho de perjuro y testigo profesional, y ante el interrogatorio exhaustivo de Leibowitz el Juez Corrigan no le quedo de otra más que pedir al Jurado un veredicto de no culpable.

Así pues, Coll salió libre del juicio siendo un criminal, pero los periódicos se sintieron más indignados porque la policía uso a un perjuro para sentenciar a este hombre.

Coll, poco después fue asesinado por miembros del crimen organizado en una cafetería al haber olvidado la precaución que los hombres con este tipo de vida, deben tener.

El informe Wickersham que apareció en los años 30 fue una acusación severa contra los métodos de la policía ya que muestra como las confesiones voluntarias eran obtenidas por medio de brutalidad, drogas, y otros métodos ilegales. En los casos en los que una persona cometía un crimen pero que su confesión era obtenida por estos métodos ilegales, la corte estableció que él tenía el derecho a la misma protección que la Constitución otorga a un inocente.

La identificación negligente es más frecuente que la desonesta. Como ejemplo está el ejemplo de Bertram Campbel que era corredor de Wall Street, en 1948 fue acusado de falsificación dde dos cheques. Más tarde un vagabundo vagamente parecido a Campbell confeso haber sido él el falsificador. Después de tres años, salió de la cárcel y obtuvo una remuneración de 115000 dólares que no pudo disfrutar porque falleció al año siguiente por el tiempo vivido en la cárcel.

Otro caso que en el que se demuestra que los ojos en ocasiones pueden equivocarse es el de Juan Barry Coughlin, que era empleado en la Compañía Personal Financiadora, y como parte de su trabajo era la de investigar a los solicitantes de préstamos. En una ocasión andaba en el Bronx y fue increpado por un hombre llamado Landis Atkinson, afirmado que él había sido quien lo había defraudado por 15 dólares, aseverando que su nombre era el de “Miller”. Su esposa también lo reconoció y un gendarme tuvo que llevarlo a la comisaría más próxima arguemntando que debido a sus características físicas sería imposible confundirlo. Leibowitz tomo el caso por la simpatía que le inspiro la esposa de Coughlin. Leibowitz demostró que no había sido Couhlin quien cometió el fraude al comparar su letra con la del recibo, y más aún, demostrando que existían otros sujetos que encuadraban con sus características físicas, logrando que declararan a Coughlin inocente.

Leibowitz, recuerda un caso en el cual ya como Juez se tuvo que enfrentar a una situación similar, esto con motivo de haber sido presentado en un Club de Abogados por su infalibilidad en la materia. En una ocasión un hombre fue asaltado por un hombre y dos mujeres, al pedir ayuda a la policía encontró en una cafetería a las personas que alegaba habían cometido el ilícito. Tras las declaraciones y una investigación, Leiowitz se dio cuenta una vez más que el hombre había estado honesestamente equivocado en su declracion ya que había identificado correctamente al hombre que lo agredio, pero las dos mujeres habían sido erróneamente identificadas y de no haber sido por la perspicacia de Leibowitz habrían sido injustamente sentenciadas.

Por último Leibowitz considera qué cosas son las que en ocasiones hacen que las identificaciones sean poco fiables. Puede ser por la mala memoria, la antipatía, la mala percepción, esto puede llegar a complicar las cosas para un testigo para relatar cómo fueron los hechos, ya que si no se cuentan de manera fidedigna y se cuentan distorsionados por la impresión del testigo puede llegar a desestimar el testimonio o hasta un caso.

 

Capítulo 9: Asesinato en los apartamentos Beeckman

Este capítulo nos habla de los fenómenos de las muertes violentas. Muchas personas son víctimas de homicidios pasionales. Damas, caballeros, esposas, novios, amantes, están constantemente matándose con pistola, puñales u otros instrumentos.

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