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Ciudadanias


Enviado por   •  31 de Agosto de 2020  •  Ensayos  •  2.226 Palabras (9 Páginas)  •  82 Visitas

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El nacimiento del urbanismo nace cuando el arquitecto Ildefons Cerdà llevó por primera vez a la tipografía las palabras urbanismo y urbanista, la aparición de estas palabras se debió a que las condiciones de vida moderna exigían una comprensión más específica de las ciudades. En Estados Unidos, muchos inmigrantes atravesaban Nueva York y Filadelfia en su camino a la frontera, mientras que en Gran Bretaña y Francia estas masas permanecían en las ciudades. Cuando se inició la Revolución Francesa, la impresión de que había reformas imprescindibles y entre los objetivos de esas reformas figuraban precisamente las condiciones materiales de vida, como el derribo de los suburbios (geografía urbana) de construcción precaria. Cabe aclara que las personas que Cerdà definió como urbanistas no tenían en mente la crisis económica.
Por otro lado, lo que los movió a pensar de nuevo en  las ciudades fueron los problemas que se estaban presentando como la salud pública, enfermedades que afectaban tanto a ricos como a pobres, estas ciudades siempre habían estado expuestas al peligro de las pestes, pero afínales de la Edad Media la peste bubónica acabó con una tercera parte de la población de Europa en donde esta es una infección producida por la bacteria Yersinia pestis en la que predomina la inflamación de ganglios infectados en órganos sexuales y ojos, en cuanto a las primeras ciudades modernas se hicieron más grandes y más densas y, por tanto, aumentó la acumulación de orina y materia fecal, esto convirtiéndose en un punto de aglomeración  para la propagación de ratas y la expansión de las enfermedades de las que estos animales eran portadores.


Además de esto, el aumento de la población requería también más viviendas, en donde esto implicaba más chimeneas contaminantes, y así el aire tóxico que se producía propagaba la tuberculosis. Cabe aclarar que los primeros urbanistas que se empeñaron con toda su energía y capacidad por corregir estas condiciones eran ingenieros, más no médicos. Cerdà y más los ingenieros que lo ayudaron se convirtieron en figuras heroicas, porque afrontaron los problemas de salud pública de modo más activo que los médicos, quienes carecían de ideas concretas para prevenir la tuberculosis o las causas de las pestes. Los ingenieros civiles se convirtieron en los maestros artesanos de la ciudad moderna, que trataban de mejorar la calidad de vida urbana mediante la experimentación técnica.
Las calles infectadas de peste estimularon a los ingenieros a reflexionar sobre la realidad, los ingenieros suponían que si se modificaba la estructura, derivarían de ello prácticas de salud pública más racionales, en 1843 se marcó un gran progreso en la salud pública debido al invento del urinario público en donde este es una tecnología sanitaria particularmente apta para una calle con mucha gente, es decir se implementaron baños públicos ya que muchas veces los hombres exhibían su pene sin pudor para orinar en público, y lo hacían como perros, tanto contra los muros como en medio de la calle. Una consecuencia indirecta de la eliminación de la materia fecal y la orina de la calle fue que el espacio exterior resultó más utilizable como espacio público. 

La ingeniería de las ciudades saludables tuvo como presagio un descubrimiento fundamental en torno al cuerpo humano que se produjo tres siglos antes de que los ingenieros urbanistas dieran comienzo a su obra. Los planificadores de la Ilustración imaginaban que, si el movimiento por la ciudad se bloqueaba en un punto nodal, el cuerpo colectivo tendería a una crisis circulatoria como la que experimenta un individuo que sufre un ataque al corazón. Sin embargo, la ingeniería de la salud pública, tanto bajo tierra como a nivel del suelo, fue un gran logro del siglo XIX. En 1892, en un nuevo prefacio al libro que había escrito medio siglo antes sobre las miserias de las clases trabajadores de Manchester, Friedrich Engels observaba que las repetidas epidemias de cólera, tifus, viruela y otras enfermedades mostraron al burgués británico la urgente necesidad de proceder a  la desinfección de sus ciudades.

Buena parte de la infraestructura urbana se realizó de manera empírica ya que  los ingenieros suponían y descubrían accidentalmente, sin saber de antemano las consecuencias que tendrían sus inventos técnicos,  por ejemplo, en la construcción del alcantarillado de Londres en las décadas de 1850 y 1860 inventaron la tecnología de las rejillas para residuos sólidos mientras ensamblaban las tuberías experimentando con distintos diseños de filtros, sin idea previa del tamaño que debían utilizar. Este proceso experimental exigía al ingeniero-urbanista el desarrollo de nuevas herramientas visuales, es decir se utilizaba un conocimiento técnico abierto.

Por otro lado dos escritores a entraron a investigar sobre la multitud en donde uno exploró un tipo clásico de multitud, la masa rebelde y violenta que deja en libertad sus pasiones. El otro investigó la experiencia de opresión en medio de la multitud, lo que produce una reacción de contención y aislamiento, para los escritores reaccionarios la multitud era un evidente horror, una masa compuesta de chusma y gente de las capas sociales más bajas.

El primero pensaba que en personas de los órdenes sociales más variados podía producirse un cambio profundo cuando se fundían en una multitud, lo que las motivaba a cazar en manada, como los lobos. Para él, la clave estaba en la manera en que la masa toma forma, y su intuición era que, siempre que se reúne un número elevado de personas, es posible que incurran juntos en delitos que nunca cometerían en solitario. En parte, esto se debe al simple hecho de que en la multitud el individuo se vuelve anónimo, deja de ser identificable como persona y la densidad de la masa le asegura que no se le podrá hacer responsable. Psicológicamente, cuando un grupo aumenta de tamaño, surge la excitante sensación de pertenencia, de liberación, de tener derecho a hacer cualquier cosa.


Estas ideas fueron recogidas por Sigmund Freud a partir de 1921 en sus escritos sobre psicología de grupo. La capacidad de la multitud para transformar a los individuos, es decir, para deshonrarlos en masa se convirtió en un tema de imperiosa necesidad durante la década fascista y nazi de 1930, en donde se decía que la multitud suspende el juicio moral. Cerdà y Olmsted creían en la sociabilidad de la multitud, ya fuera en las esquinas o, al margen de las calles, en los parques, etc. En todo caso, la imagen del triángulo no transmite la complejidad de la multitud tal como Simmel la entendía, esto es, la experiencia de densidad en las calles que impulsa a los individuos a replegarse sobre sí mismos para proteger su subjetividad.

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