Colombia, de la construcción de un nuevo país a la eliminación de la corrupción

Colombia, de la construcción de un nuevo país a la eliminación de la corrupción

La administración pública en Colombia necesita pocas manos y muchos ojos.

Resulta preocupante la cantidad de escándalos de corrupción que han estado presentes en el día a día de la sociedad Colombiana durante los últimos años, también resulta preocupante la envergadura de dichos escándalos y la cantidad de recursos públicos que se han estado perdiendo por dicha vía; pero lo que resulta más preocupante es la excesiva pasividad de los ciudadanos de cara a estos fenómenos, porque ello indica que dichos actuares ya fueron asimilados por la sociedad, ya se consideran comunes y por ello no existe una mayor condena social o por lo menos esta no es permanente.

Pero antes de abordar dicha discusión, es importante comentar: ¿qué es la corrupción?, y sucede que dicho concepto está atiborrado de interpretaciones, una de ellas es la que indica que “la corrupción es el mayor obstáculo para el desarrollo económico y social del mundo” (como Cámara de Comercio Internacional y otros, 2008, en UNODC, 2015), dicho concepto encuentra sustento en las cifras que evidencian la cantidad de recursos que se pierden por causa de la corrupción y de en la comparación de dichos ingresos perdidos con algunas áreas de inversión pública.

También se tiene la definición de Boehm (2005) quien indica que, el Banco Mundial y Transparencia Internacional se refieren a este fenómeno como un abuso del poder público con fines de tipo privado. Tales beneficios que se obtienen de tal abuso, aclara el autor, no son únicamente de tipo económico (dinero), también son beneficios producto de la corrupción algunos bienes inmateriales como el estatus. Así mismo, las actividades de este talante tienen generalmente la finalidad de obtener beneficios y eludir responsabilidades o costos.

El impacto de estos fenómenos dentro del tejido social es incalculable, ya se mencionó el detrimento económico que genera ello al Estado, pero el daño no se limita a dicho factor, dado que, con el crecimiento de la corrupción, decrece la confianza de los ciudadanos en el Estado, lo anterior se puede resumir como “un sentimiento generalizado de ‘asfixia ética, que afecta la sociedad contemporánea” (como Morín, 2004 en Bernardini, 2009).

Aunque se acepte que la desconfianza política es un fenómeno generalizado, no hay duda de que en América Latina ha crecido en los últimos años de forma mucho más marcada que en Europa o en otras democracias desarrolladas. (Paramio, 2002)

En esa misma vía, un ciudadano que no confía en la Administración, es un ciudadano que generalmente se niega a cumplir sus obligaciones con el Estado, por ejemplo el pago de impuestos, por lo cual se tiene que la relación: corrupción dentro del Estado y desconfianza de los ciudadanos hacia el Estado, tiene un efecto de bola de nieve que tiende a agravar la situación.

En atención a dicha bola de nieve, se tiene que el problema de la corrupción en Colombia ha venido creciendo de forma tal que el fenómeno de la corrupción hoy se hace evidente en múltiples niveles de la sociedad; desde aquél que al manejar su vehículo hace un giro prohibido, hasta el funcionario de la Administración que fracciona contratos con el fin de burlar la selección objetiva propia del contrato estatal.

En atención a lo anterior, se tiene que el problema de la corrupción en Colombia es un fenómeno estructural y complejo que compromete muchas áreas de la sociedad, por ello, la atención de la problemática ha buscado ser integral. Dado que el problema de la corrupción es común a un sin número de naciones, se tiene que existen algunas prácticas o estrategias genéricas para evitar dicho fenómeno; dentro de ello se pueden ubicar las dos siguientes líneas dentro de las medidas anticorrupción: la preponderante en Latinoamérica, que se centra en la creación de organismos de control interno, encargados de vigilar la actuación de los funcionarios de la Administración en busca de posibles casos de corrupción, en Colombia, la manifestación de ello es el Observatorio de Transparencia y Anticorrupción y el Programa Presidencial Anticorrupción; la otra línea se relaciona de forma más fuerte con la prevención de dicho fenómeno, estos mecanismos son particulares en cada país, dado que obedecen a las necesidades específicas de cada Administración.

Para dar un vistazo a lo anterior hay que tener presente lo siguiente; en Colombia existe una rama ejecutiva que Administra, cuyos recursos humanos y materiales son de mucha importancia, siendo el Estado uno de los principales empleadores dentro del panorama nacional; dentro de dicho panorama se tiene que la inflación excesiva de dicha Administración por parte del recurso humano no está aportando en la solución del problema de la corrupción.

Por otro lado, se tiene que la postura del Estado frente al problema es la creación de más órganos de vigilancia, cuya creación y gestión también supone un gasto importante para la administración, en este particular vale la pena preguntar por la idoneidad de dichos órganos tal y como están estructurados actualmente, y en la misma medida, preguntar por los resultados de los mismos dentro de la lucha contra la corrupción.

Lo anterior, sumado al factor de la corrupción estructural en la sociedad Colombiana genera fenómenos como el que se presentó recientemente con el Fiscal Anticorrupción, Gustavo Moreno, lo que de forma preliminar indica que la creación de excesivos entes de vigilancia por cuenta del Estado tampoco tiene el efecto que se espera y que se busca, no obstante, el presente documento no se opone a la vigilancia, sino al crecimiento desmedido del Estado en función de la necesidad de vigilar. Dentro de esa postura se dejan de lado varias alternativas para evitar el fenómeno, como lo es: la prevención de la corrupción o la participación de los particulares (ciudadanos) dentro de la vigilancia a la Administración.

Para la elaboración de la propuesta, se busca partir de todo lo expuesto hasta este momento, haciendo especial énfasis en el carácter multidimensional del fenómeno de la corrupción, en atención a dicho carácter, se busca que la propuesta también tenga el mismo carácter; también se busca darle a la ética un papel principal dentro de la propuesta de más ojos y menos manos dentro de la Administración pública en Colombia.

Para iniciar con la propuesta es importante recalcar el valor de la vigilancia a los servidores públicos y de la publicidad de las actuaciones que tengan estos en el curso del ejercicio de su cargo, no obstante, es evidente que la vigilancia institucionalizada puede resultar contraproducente, dado que los órganos encargados de la vigilancia también pueden verse permeados por el fenómeno y en atención de los altos costos que puede generar dicha estrategia para el Estado. En contraposición a ello se tienen opciones que pueden resultar más confiables y menos onerosas para la Administración, como la vigilancia pública por parte de los ciudadanos, se entiende que el ejercicio de dicho control requiere de algunos conocimientos teóricos y específicos que no son de conocimiento popular, por lo que la labor se vería obstaculizada por ello.

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