Como se da El rol del maestro
joseperez9206Trabajo21 de Enero de 2016
2.548 Palabras (11 Páginas)244 Visitas
El rol del maestro en tiempos nuevos
En un mundo inseguro, vulnerable y deshumanizado
El rol del maestro en los tiempos nuevos
Por Fredy Franco*
fredyfranco@hotmail.com
Contribuir a un nuevo modelo de desarrollo humano y ambientalmente sostenible, comprometido socialmente, con una visión interdisciplinaria, holística, global y local, que considere las identidades, la promoción y defensa de una ética humanista y que forme integralmente y con la capacidad y versatilidad suficiente para enfrentar los requerimientos de cambios y desarrollo, es parte esencial del rol de los maestros o educadores en el mundo de hoy y para el futuro.
La importancia de los valores en la educación
El papel del maestro históricamente está estrechamente vinculado a la educación en valores; los valores siempre han estado presentes en el ordenamiento social y por tanto, en todas las relaciones sociales, siendo una de ellas la educación.
El tema de los valores está directamente relacionado con la ética, porque son fundamentales en la educación y para la labor educativa, decidiendo, contribuyendo o siendo susceptible de orientar, dar sentido o rumbo al comportamiento individual y colectivo en la sociedad o en las instituciones.
Dichos valores que tiene como base la conciencia humana y se expresa en cualidades humanas, existentes, o en las que se creen o aspiran alcanzar, son parte del ámbito espiritual del hombre, que de potenciarse positivamente puede ser factor de cambio. Igualmente, pueden utilizarse determinados valores para dominar, enajenar y preservar el statu quo.
La educación –como todo- requiere de valores para asegurar una instrucción adecuada, la formación de la personalidad, la conciencia y la convicción en los derechos y deberes, el sentido crítico y la capacidad de actuar con sentido de justicia, libertad y dignidad en el mundo en que le toca vivir y transformar.
En la historia de la humanidad y en los sistemas sociales y políticos que se han sucedido en distintas etapas históricas, siempre ha habido unos valores, una moral y una ética que ha moldeado el comportamiento social y político de los seres humanos. Dichos valores -por tanto- se han sucedido y transformado hasta nuestros días, subsistiendo viejos y nuevos valores o confrontándose entre ellos, en una lucha hegemónica.
En ese sentido, la educación es un campo de lucha o promoción por la concreción de determinados valores. Por ejemplo: o se promueve el individualismo o el sentido colectivo, las soluciones colectivas o el “sálvese quien pueda”, se promueve el egoísmo o la solidaridad, se promueve el deber ciudadano o la apatía, el elitismo o la inclusión social.
En el mundo de hoy, en estos tiempos nuevos, hay que reconocer que hay un enfrentamiento entre estos valores, y nuestro deber axiológico como educadores es promover, contribuir a construir y defender los valores que aseguren la plena realización del ser humano, su felicidad y su dignidad.
El mundo de hoy es inseguro, vulnerable y deshumanizado. El mundo de hoy cada vez es más complejo por las mayores disparidades sociales y el deterioro creciente del medio ambiente. Vivimos un mundo contradictorio: por un lado más desigual en la parte social, pero por otro, grandes desarrollos en la ciencia y la tecnología. El acceso o disfrute de la ciencia y la tecnología es también desigual, y se ha profundizado con el llamado proceso de globalización de las dos últimas décadas.
Por ejemplo, se señala como un pequeño indicador de este proceso de la globalización la Internet, pero ¿cuántos de los más de seis mil millones de habitantes del planeta accede efectivamente a ese servicio? Se habla que sólo un poco más del 5% de la población. Por tanto, en esto y en otros indicadores hay grandes problemas en el acceso a las tecnologías y al conocimiento de la mayor parte de los habitantes del planeta, sobre todo los habitantes de los países subdesarrollados o del sur.
Aunque es innegable que se ha esbozado la llamada “sociedad del conocimiento” que tiene como premisa la revolución en la comunicación, la ciencia y las tecnologías, y que al mismo tiempo ha estado condicionada por un desarrollo importante de la educación superior en la segunda mitad del siglo XX (las universidades en ese trecho histórico se expandieron y crecieron cualitativamente como nunca antes en su historia) y los procesos académicos investigativos- científicos a ella vinculada, hay grandes carencias en cuanto al acceso y uso del conocimiento, por la mayor parte de los habitantes y para la solución de muchos problemas que aquejan a la humanidad.
Sin embargo, encierran una gran oportunidad si se democratiza y se orienta a la solución integral de los problemas, no sólo los económicos, sino los sociales y ambientales.
Efectivamente la globalización no es un proceso nuevo, sin embargo hoy la interdependencia o la mundialización de las relaciones se han ampliado y profundizado como nunca antes en nuestra historia. Pero el mundo de hoy es más inseguro, vulnerable y deshumanizado. Es un mundo con mayores potencialidades humanas –vinculadas a desarrollos educativos y científicos crecientes- pero más deshumanizado.
Es innegable que el mundo es prisionero de una gran potencia en los aspectos político-militar y de unas cuantas potencias en el económico, que controlan los principales organismo internacionales y lo utilizan para la realización de sus intereses. En ese sentido, hay que reconocer que en este mundo unipolar las relaciones internacionales son cada vez más injustas y menos democráticas. Se impone la ley del más fuerte.
Igualmente las leyes del sistema predominante imponen y defienden como principio y fin de todas las relaciones las leyes del mercado, la mercantilización de todas las relaciones y el endiosamiento del individualismo y de lo privado.
Predomina el darwinismo social en que el más fuerte y el más apto subsiste y el resto muere o desaparece. En este caso, el sistema segrega o condena a la miseria y a la pobreza a la mayor parte de los habitantes del planeta, y literalmente a la muerte, a millones excluidos de la alimentación y la salud.
Efectivamente no todo es negativo. Hay tendencias o sectores que luchan o buscan un mundo alternativo y en ello se destacan los movimientos sociales, parte importante de las universidades y movimiento progresistas de todo tipo, que pugnan por un mundo mejor y diferente, con relaciones más democráticas, horizontales y humanizadas y enfrentado a problemas globales que demandan igualmente soluciones globales. Avances positivos y tendencias progresistas están construyéndose o apareciendo en distintas partes del mundo, incluida la región latinoamericana y del Caribe.
Se debe educar para el cambio social
El rol de formación y educación de los maestros en esta etapa histórica es compleja, producto de los grandes cambios de la sociedad, en las ciencias y en las nuevas exigencias del desarrollo.
El rol esencial de los educadores en este mundo de cambios cada vez más vertiginoso es formar y educar para la búsqueda del cambio social. En ese sentido, como lo sugiere el Informe Delors la educación encierra un tesoro, “proseguir la reflexión en torno a la idea de un nuevo modelo de desarrollo que sea más respetuoso con la naturaleza y con los ritmos del individuo humano”, “un desarrollo humano que tenga en cuenta todas sus dimensiones”. La educación como factor de desarrollo debe apuntar, promover, aportar y educar en la búsqueda de un nuevo modelo de desarrollo, y en ello los educadores juegan un papel de primer orden.
Los educadores –y en este caso a través de la universidad- deben promover una visión esperanzadora y de futuro frente a las visones pesimistas y que siguen creyendo en el fin de la historia. Como señala el intelectual nicaragüense Carlos Tunnermann: “la instalación en el futuro y la incorporación de la visión prospectiva, harán que la educación superior contribuya a la elaboración de los proyectos futuros de sociedad, inspiradas en la solidaridad, en la equidad y en el respeto al ambiente”. Cada educador desde su esfera de conocimiento debe aportar a la construcción de las piezas de dicho proyecto de sociedad, guiado por dichos valores.
En este mundo con problemas comunes y globales es necesario crear una capacidad y una visión holística, que se debe expresar en una real formación integral de los seres humanos, y en este caso de los educandos. Como lo sugiere el mismo Informe Delors “la educación se basa en cuatro pilares: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos, aprender a ser”.
Dichos pilares tocan lo esencial del rol del educador en estos tiempos y hacerlo efectivo en el aula, en el laboratorio y en todas las relaciones educativas: conocer y comprender el mundo, capacidad para actuar en él y transformarlo, construir un real espacio de convivencia y de realización. No sólo se trata de tener sino sobre todo de ser.
...