Conflicto En AEROSUR Bolivia

ENSAYO

La historia de la aerolínea bandera de Bolivia, AeroSur, puede fácilmente ser enmarcada dentro del género literario de la tragedia. Experimentó una decadencia continua hasta llegar a nuestros días desaparecida. Su última aeronave había dejado de volar por falta de recursos para comprar combustible, cuando en su mejor época contaba con una flota de 16 unidades. Desde la cobranza coactiva de impuestos, se ha sumido en una profunda crisis.

La empresa que supo llevar la bandera nacional a otros rincones del mundo (tenía seis destinos nacionales y nueve internacionales) se ha transformado en un pozo sin fondo de líos.

Los problemas empezaron en agosto del 2010 con la salida de su presidente Humberto Roca, en diciembre asumió Sergio Sanzetenea en el cargo, quien descubrió en informes de auditoría los supuestos malos manejos administrativos en la firma.

Desde Buenos Aires, Sanzetenea sostuvo que ‘desfalcaron’ a la aerolínea y que por ello tenía deudas con el fisco y los proveedores, además de estar atrasados con los salarios a sus 1.200 empleados.

La instructiva del Servicio de Impuestos Nacionales (SIN) de retener los recursos por la venta de pasajes a través de las agencias de viajes poco a poco estranguló a la compañía. AeroSur adeudaba Bs 108,8 millones por la gestión 2004; hasta la fecha abonó Bs 18,2 millones por la retención obligatoria de los operadores.

Un grupo de accionistas dirigidos por Sergio Asbún presentó un plan de salvataje a la Autoridad de Fiscalización y Control Social de Transporte y Telecomunicaciones (ATT) y al Ministerio de Obras Públicas, pero no prosperó porque el Gobierno exigió $us 15 millones para intervenir y la propuesta era solo de $us 5 millones. Así, se sucedieron tres planes más de salvataje, pero ninguno logró convencer al Poder Ejecutivo.

El empresario estadounidense, William Petty, que anunció su interés de comprar AeroSur, a través de un medio televisivo, reiteró que no existen problemas para realizar inversiones en Bolivia.

No obstante, el inversionista aclaró que comprará e invertirá en la empresa pero no ‘entrará en una pelea de gatos’, en alusión a la crisis ejecutiva en AeroSur, pero los accionistas de la aerolínea dudan de la solvencia económica de Petty

HECHOS IMPORTANTES

15 de febrero. El Servicio de Impuestos Nacionales (SIN) instruyó a la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA, por sus siglas en inglés), el embargo, retención y remisión de pagos a realizar a favor la aerolínea AeroSur debido a una deuda tributaria de Bs 108,8 millones, actualizados al 20 de enero de 2012.

18 de marzo. AeroSur tuvo que devolver el Boeing 747-400, conocido como Torísimo, con lo que suspendió sus vuelos a Madrid, una semana después dejó de volar a Miami.

30 de marzo. El SIN realizó todos los trámites ante la ASFI para que se ordene la retención de los fondos de AeroSur y que son depositados en una cuenta de IATA.

17 de abril. El ministro de Obras Públicas, Servicios y Vivienda, Vladimir Sánchez, dijo que las obligaciones pendientes que AeroSur debería atender son $us 2,2 millones por salarios devengados a 1.200 trabajadores; $us 2,8 millones a las AFP; $us 2 millones a la Caja Petrolera; $us 486.000 a la empresa Sabsa; $us 500.000 a proveedores de combustible en Miami y Bs 4 millones a Entel.

AeroSur vino a llenar un gran vacío que dejó en su momento el Lloyd Aéreo Boliviano (LAB), y ahora pese a que operan BoA y TAM, cubría la mayor cantidad de vuelos, como la línea aérea bandera de Bolivia.

En este sentido, la crisis que vive la aerolínea afecta no solo a pasajeros, sino a la imagen del país, porque era la compañía que representaba a Bolivia en el exterior. No olvidemos que existe una reciprocidad entre operadores internacionales; si volamos a España ellos tienen derecho a llegar a Bolivia, es decir, permitir que puedan venir. Con eso demuestro que de alguna manera representaba al país entero en los países a los que volaba.

La crisis de AeroSur, además de generar molestias entre los usuarios y preocupaciones entre los empleados de esa línea aérea, ha puesto en evidencia viejos males del neoliberalismo, pero también deficiencias gubernamentales a la hora de cumplir dos de sus principales roles: regular el buen funcionamiento de las empresas privadas y velar por los consumidores.

En efecto, se sabe que la gran mayoría de las empresas privadas, sino todas, buscan maximizar sus ganancias al menor costo, y que toda su estructura está diseñada para alcanzar estos objetivos. Empero, en este afán de lucro no son pocas las compañías que incurren en arbitrariedades, ya sea por medio de triquiñuelas para no cumplir con sus obligaciones fiscales, ya sea explotando sin ningún reparo a los trabajadores o a la naturaleza.

De allí la importancia de un sector público fuerte, que vele por el derecho de los trabajadores, el cuidado del medio ambiente y el pago de los impuestos. De igual manera, en una economía de mercado resulta esencial que el Estado garantice la libre competencia, para evitar los monopolios y oligopolios que aprovechan su posición privilegiada para ofrecer productos y servicios deficientes, cuyos precios suelen estar muy por encima de sus costos marginales.

En cuanto a AeroSur, se sabe ahora que no sólo tiene una millonaria deuda con el fisco y la Caja Nacional de Salud, sino también con sus trabajadores, que no han recibido sus salarios desde hace al menos cuatro meses. Además, se les adeuda los aportes que se les descontó para su futura jubilación pero que no fueron depositados a las AFP. Lo más grave de todo es que la empresa no tiene cuentas bancarias ni patrimonio alguno registrado a su nombre; situación irregular que hará muy difícil el poder honrar la deuda que tiene con todos estos sectores.

Cabe preguntarse cómo fue posible que se llegue a una situación irregular de esta magnitud, que se arrastra desde hace varios años y que deja ahora desprotegidos a cerca de mil familias; y por qué las instancias gubernamentales responsables de salvaguardar el bienestar del Estado y sobre todo de los trabajadores no intervinieron antes.

En cuanto a los consumidores, cabe

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