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Contradicciones del estado de bienestar

jimereyes92Resumen16 de Febrero de 2019

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“Contradicciones del Estado de Bienestar” Autor Clauss Offe capítulo 7: ¿la Democracia contra el Estado de Bienestar?

La tesis del autor es que el Estado del Bienestar tal como lo conocemos está perdiendo rápidamente su apoyo, por razones de cambio estructural, y que este desarrollo no puede explicarse plenamente por algún momento de crisis fiscal y económica, ni por argumentos políticos como que subrayen el ascenso de élites e ideologías neoconservadoras; y que tampoco puede deshacerse mediante llamamientos morales a la justicia y legitimidad de instituciones sociales existentes.

Lo que deja tras de Sí este proceso de desintegración estructural es una pauta interpretativa que desconfía profundamente de los programas sociales como <> y que en vez de ello tiende descifrar tales políticas en términos de ganancias y pérdidas, explotación, parasitismo, redistribución Y así sucesivamente, esto es, en categorías individualistas de “hombre económico” cuyas consecuencias al nivel de la conducta resultan captadas y predichas óptimamente por la teoría de elección racional. Causas subyacentes para la destrucción de comunidades autoconscientes de interés en sociedades industriales avanzadas y por lo tanto para los apuntalamientos culturales y normativos del estado de bienestar:

  1. Dentro de la fuerza laboral disparidades crecientes en las expectativas de vida de la totalidad de los asalariados.
  2.  Las pautas prevalecientes de cambio económico industrial y técnico generan las disyunciones bien conocidas entre cambios en el producto económico y cambios en el empleo. Como consecuencia de esta “Pauta de crecimiento sin empleo”, está aumentando el porcentaje de personas que se encuentran en estado de desempleo abierto o encubierto, marginalización del mercado, inmpleables o se encuentran decepcionadas por lo que respecta a participar del mercado de trabajo, es decir, la clase excedente, categoría de personas que son políticamente muy vulnerables y dependen desesperadamente de los servicios ofrecidos por el estado de bienestar
  3.  Las grandes alianzas con una orientación Pro Estado del Bienestar prosperan en los “buenos tiempos” de crecimiento económico y pleno empleo y tienden a descomponerse bajo condiciones de suma cero. En ese sentido, la crisis económica del Estado del bienestar genera actitudes políticas y orientaciones individualistas Y traslada así una crisis política del EB.
  4.  No sólo las metas y objetivos de los programas del EB se encuentran con un apoyo político decreciente, también los medios tradicionales para obtener estas metas
  5.  Las reorientaciones anti-colectivistas y anti-estado del bienestar de la opinión pública en las democracias occidentales es el crecimiento cuantitativo de la clase media y especialmente de la “nueva” o “asalariada” clase media. cuánto mayores sean los ingresos y privilegios, mayor se hace su inclinación a buscar alternativas privadas a los servicios del Estado del bienestar. Cuanto más alto sean el estatus y los ingresos que el EB nos proporciona, menos es nuestra motivación racional a vincular los privilegios a acuerdos colectivistas y mayor es la inclinación a buscar alternativas de Mercado privado. El dilema del Estado del Bienestar es claro: cualquier énfasis en programas igualitarios de “tasa plana” alejaría a los acomodados, cuyos ingresos se emplearían para subvencionar las transferencias a los menos acomodados. Pero la política opuesta tampoco ayudaría a mantener a quienes reciben mayores ingresos dentro de la alianza, pues esta política refuerza y crea privilegios que sus beneficiarios, comprensiblemente, no desean compartir con el resto de la clientela del Estado del Bienesta
  6.  La desaparición de un programa o proyecto político plausible y movilizador dentro de la izquierda Europea. El fracaso de proyectos hegemónicos ha dejado a los protagonistas tradicionales del EB en una oposición altamente defensiva de “mantener lo que lo que tenemos”.

 Tres observaciones y percepciones tienden a privar el estado del bienestar del atractivo moral de un proyecto socio político justo y progresivo:

  • una, se requiere a la evidente incapacidad de los gobiernos para aplicar terapias causales y preventivas a los problemas socioeconómicos que el estado del bienestar tiene luego que resolver a posteriori Y de modo compensatorio lanzando sobre ellos cantidades siempre crecientes de dinero.
  •  En segundo lugar El atractivo moral del Estado del Bienestar reside en la justicia percibida de sus efectos distributivos.
  •  En tercer lugar en tercer lugar las percepciones e interpretaciones pesimistas tanto de la eficacia del estado como de su legitimidad desarrollan una dinámica de auto-refuerzo y auto-propulsión.

Esto es así por la simple razón estratégica del “barco hundiéndose”: si uno se ve como perteneciente a una alianza que está condenada a perder, es mejor abandonarla antes que otros. Sin embargo, al hacerlo convencerá a otros de que abandonarla es su única opción también. Como efecto combinado de estos cambios estructurales, cabe anticipar el ascenso de orientaciones de conducta en votantes y ciudadanos que apoyan programas Anti-Estado del Bienestar y no primariamente por razones de mala intenciones, impulsos irracionales o un brusco desplazamiento hacia valores y actitudes neoconservadoras del mercado liberal, sino debido a creencias y preferencias que se forman racionalmente en respuesta a realidades sociales percibidas, así como experiencias efectivas con la práctica de los Estados del Bienestar existentes.

ESTADO NEOLIBERAL

 Estado Neoliberal, cuestión social e intervención profesional. (Margarita Rozas Pagaza)

 El Estado Neoliberal, es producto del límite que alcanzaron las contradicciones del capitalismo, luego de la llamada “edad de oro” que consistió en el desarrollo económico sustentado después de la Segunda Guerra Mundial, bajo el dominio de los Estados Unidos. Anteriormente se había mantenido vigente, el modelo de Estado de Bienestar, cuya crisis afectó de manera global el proceso de acumulación capitalista y se manifestó en la baja de la tasa de ganancias del capital. La misma puso en evidencia la incapacidad del fordismo y el keynesianismo (1965 – 1973) para encarar las contradicciones inherentes al capitalismo, llevando a formas rígidas de funcionamiento del sistema productivo en su conjunto. La evidencia de este proceso creó las condiciones para la emergencia de políticas de ajuste que tensionaron la relación entre lo económico, lo político y lo social en el marco de un proceso de globalización y de recomposición geopolítica del mundo. Es por eso que el Estado Neoliberal se caracteriza por un modelo de acumulación abierta y más flexible, que el del Estado de Bienestar. A su vez, los cambios generados en el modelo de acumulación capitalista que dieron origen a la crisis de 1974, responden al paso que se da de las ondas largas expansivas a las ondas largas de estancamiento o depresivas, lo cual determinó el cambio de la prioridad keynesiana del pleno empleo a la prioridad monetarista de combatir la inflación. La onda larga depresiva, estuvo atravesada por las secuelas de desempleo y crecimiento estructural de la pobreza. De la misma manera, la instalación, del desempleo estructural y crónico, el restablecimiento de la responsabilidad individual frente a la solidaridad colectiva, el recorte y la mercantilización de las políticas sociales, también fueron características de la crisis de este periodo. La cuestión social, por lo tanto, estuvo caracterizada por el sobredimensionamiento persistente del desempleo, el crecimiento de la pobreza y una marcada tendencia a la vulnerabilidad social. El neoliberalismo es un fenómeno diferente al liberalismo clásico; él nació y se fue gestando después de la Segunda Guerra Mundial, fundamentalmente en Europa y América del Norte. Al mismo tiempo, es una reacción teórica y política contra el Estado Intervencionista y de Bienestar. Los principios del Neoliberalismo se fueron generalizando y alcanzando un nivel planetario a través de las llamadas políticas de ajuste, que transformaron la relación entre política y economía. El mercado adquiere centralidad ya que tiene sus propios mecanismos de autorregulación y es el único instrumento eficaz para la asignación de recursos. Alcanza una importante supremacía sobre el Estado y en los años 80, el mercado mundial pasó a ser considerado como principal mecanismo de asignación de recursos.

El neoliberalismo se re articula como pensamiento conservador impulsado por gobiernos democráticos, es decir se atribuyen a este pensamiento valores democráticos y, al mismo tiempo, se reitera en la persistencia de que ésta es la única vía por la cual el tiempo económico trae, por derrame, es un tiempo social en beneficio del bienestar común .El caso argentino: En el caso de Argentina, la economía también floreció durante el decenio 63-73, aunque nada comparable con el desarrollo alcanzado por los países centrales, las características del Estado de Bienestar se mantuvieron aún en la época de la dictadura militar. Sin embargo a pesar de la mejora en la balanza de pagos en los años 60 persistía la preocupación por la restricción externa de la Argentina, se fue haciendo evidente que el margen para reemplazar producción importada por producción nacional era ya muy pequeño. Por otra parte, el Estado mantuvo un papel decisivo en la regulación económica y social, por lo cual la sociedad argentina mostraba hacia mediados de la década de los 70, altos niveles de inclusión. El Estado siguió siendo un actor fundamental en la regulación capital- trabajo, tomando grandes decisiones sobre la inversión, la concentración y depuración del capital hacia los sectores más dinámicos de la producción, los favorecidos en este proceso fueron los empresarios y las organizaciones sindicales. Los gobiernos de este periodo, estuvieron constituidos por: el presidente Lanusse, el último de los presidentes de la llamada Revolución Argentina (1966-1973), luego por el Dr. Héctor Cámpora, cuyo gobierno duró solamente 50 días, dando lugar a la presidencia de la Sra. María Estela de Perón hasta 1975. El 24 de Marzo de 1976, con el golpe de Estado, se inició el llamado Proceso de Reorganización Nacional, cuyo mandato fundamental fue la aniquilación total de las fuerzas guerrilleras. De esta manera comenzó en Argentina, la etapa más sangrienta y triste de la historia política, la cual dejó treinta mil desaparecidos y la sustracción de niños, hijos de los presos y desaparecidos. En este periodo el equipo económico fue liderado, por José Alfredo Martínez de hoz, proveniente de las vertientes más liberales de la Democracia Cristiana. Su política se centró en modificar el sistema financiero local y acelerar la apertura de la economía, generando un flujo de capitales líquidos al país, que alentó cierto auge ficticio, a fin de la década del 70. La salida de esos capitales se convertiría en la deuda externa, que pesa sobre la economía nacional a partir de 1981. El autor Schvarzer, plantea que la política económica adoptada por la dictadura militar fue acompañada por una baja del salario real y un deterioro significativo del sector productivo, sobre todo, el de la industria. Ello sucedió porque se elevaron los costos financieros y la competencia externa. Se favoreció a empresarios específicos, generándose de este modo, un grupo económico que creció gracias al amparo del Estado en medio del estancamiento de la economía. El llamado “Proceso argentino, se propuso reorganizar el Estado y modificar sus roles para acabar con treinta años de dirigismo y derroche. Las medidas económicas de la dictadura militar, dejaron sumido al país en una deuda externa de gran magnitud y estrategia de negociación. La economía quedó a la deriva afectando todo el equilibrio político y social, la cual se vio agravada a su vez, por la Guerra de las Malvinas, que produjo la retirada del régimen militar y la restauración de la democracia con el triunfo del Dr. Raúl Alfonsín. Sin embargo la situación caótica que dejaron, los militares respecto a la crisis económica y social, se expresó en una crisis productiva sin precedentes, el deterioro de la ocupación y la caída generalizada de los ingresos. Los programas de estabilización, como el Plan Austral, no pudieron torcer el rumbo de la parálisis del sistema productivo y la creciente inflación, cuyo impacto se vivía cotidianamente y que se expresaba en una situación de malestar popular. Si bien no se logró un cambio positivo en la economía, a nivel de la política educativa y cultural se dieron ciertos avances como el impulso dado a la universidad estatal, entre otros y a nivel internacional se logró solucionar el problema limítrofe con Chile. En materia social, la única novedad fue la implementación del programa nutricional, denominado Programa Alimentario Nacional (PAN), cuyo objetivo fue atender a la población más vulnerable y de pobreza extrema con carencias alimentarias. A su vez, tuvo la intención de fomentar la solidaridad social, la donación de bienes y servicios del trabajo voluntario mediante la participación comunitaria. Su carácter fue transitorio, por considerar que la situación social necesitaba una atención de emergencia, suponiendo que en algún momento dicha situación de emergencia desaparecería. Es así que el tránsito al Estado Neoliberal fue iniciado por los militares (1976) y continuó hasta el año 2000. En la época de los militares fundamentalmente a través de la política económica de Martínez de Hoz, quien propugnaba el achicamiento de las funciones del Estado y convertirlo en “subsidiario” del capital financiero. Cuando el gobierno militar orientó al cambio de dirección de la economía sin mayores resistencias desarticuló los instrumentos de regulación y control de la economía, implementados de 1930; fue el caso de la regulación del crédito y la tasa de interés, la política arancelaria y el control de cambios. Este proceso no fue interrumpido a pesar de los cambios de gobierno por los acontecimientos ocurridos , por el contrario mantuvieron la política de apertura y liberalización gracias a la vigilancia de los acreedores externos al mismo tiempo apelando a la ineficiencia de la administración del Estado ,se inició una política de privatizaciones realizada sin ningún control ni regulación. La misma facilitó que los competidores privados se pusieran al frente de las empresas estatales con la finalidad de apropiarse de la experiencia en la organización y funcionamiento de dichas empresas para que luego los contratistas privados se hicieran cargo de estos servicios, que funcionaban con relativa eficiencia. De este modo el estado empezó a transitar hacia la disminución de sus funciones. En este contexto la Argentina marcharía hacia la llamada “década perdida” (1980 y 1990), marcada por dificultades que combinarían de manera persistente inflación y recesión mientras que Europa y Estados Unidos, después de un periodo de crisis, entrarían en una expansión importante de sus economías. La “década perdida” para la Argentina en el contexto de los nuevos lineamientos económicos impulsados por Estados Unidos, significó fuerte alza de las tasas de interés alterando radicalmente los mercados financieros mundiales; el crédito internacional se tornó entonces caro y escaso. La importancia de los flujos financieros para la Argentina era capital debido al incipiente déficit comercial y al saldo negativo de la cuenta corriente, sobre la que comenzaron a pesar cada vez más los pagos de intereses de la deuda contraída en los últimos años multiplicados por el alza de las tasas de interés internacionales. Mientras tanto se tornaba cada vez más difícil conseguir fondos frescos, lo que acentuó aún más el incremento de la tasa interés y el diferencial entre estas y las tasas vigentes en el exterior. Otra vez las condiciones productivas se agravaban.

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