Convivencia como base de una sociedad
Nathan ElíasEnsayo14 de Mayo de 2019
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Convivencia como base de una sociedad
Bladimir Mejía Martínez
Geovanna Andrea Valdez Orozco
Abril 2019.
Universidad de la Costa
Ética
Introducción
La convivencia consiste en el coexistir mutuo entre integrantes de una misma sociedad, para coexistir (integrar un espacio en conjunto) es necesario establecer reglas o leyes que garanticen una convivencia social. Un aspecto fundamental de la convivencia es la tolerancia a la diversidad, los integrantes de una sociedad no son iguales, todos tienen una forma distinta o particular de interpretar su alrededor. La gran diversidad de creencias tanto políticas como religiosas y filosóficas hacen necesaria la existencia de leyes que regulen un comportamiento y por supuesto es necesario la práctica de actitudes sociales como la tolerancia y el respeto.
Convivencia y las reglas
Convivir es poder vivir juntos entre distintos sin los riesgos de violencia, el reto de la convivencia es la tolerancia a la diversidad y para ello es necesario la existencia de reglas que nos permitan vivir de forma pacífica y minimizando los conflictos que surgen, una sociedad con reglas para su convivencia es capaz aceptar e integrar el concepto de “lo que se quiere para uno mismo es lo que se debe querer para los demás”.
Hablamos de reglas para la convivencia, pero, ¿qué tipo de reglas?, reglas compartidas y reglas autónomas con suficiente universalidad para lograr la aceptación de los diferentes integrantes de una sociedad y sus marcos morales, estas reglas tienen una conexión directa con la ausencia de violencia y la exclusión de acciones violentas mediante el uso de las mismas, podemos dividir estas reglas en dos grupos: reglas compartidas (legales y culturales) y reglas autónomas (morales y personales).
Divorcio entre ley, moral y cultura
Las leyes son aquellas que rigen el marco legal y cultural de una sociedad (reglas compartidas), la moral son el conjunto de normas y costumbres las cuales rigen en el comportamiento de las personas en una sociedad (reglas autónomas), el incumplimiento de estas lleva a una ruptura social que conllevan distintas acciones:
- Acciones ilegales pero aprobadas moral y culturalmente. Ejemplo: Uso de la pólvora por parte de niños, jóvenes y adultos en actividades festivas. La ley establece que, menores de edad y personas en estado de embriaguez, no se les debe vender pólvora y menos dejar manipular, sin embargo, esta acción ilegal es vista de manera normal en el marco cultural.
- Acciones ilegales desaprobadas culturalmente pero moralmente juzgadas como aceptables. Ejemplo: Soborno como mecanismo para evitar una sanción. Sobornar a un funcionario de la ley luego de incumplir una norma y que dicho funcionario acceda al ofrecimiento.
- Acciones ilegales reconocidas como moralmente inaceptables, pero culturalmente toleradas, aceptadas. Ejemplo: Hacer justicia por mano propia. Aprehender a una persona por cometer un delito, no es lo mismo que ejercer violencia como método de castigo y corrección a dicha conducta.
Para que exista convivencia es indispensable el respeto a las reglas, de allí parte el concepto de cultura ciudadana, el respeto por las reglas tiene las siguientes regulaciones:
- Regulación de carácter moral: Cuando integrantes de una sociedad cumplen las leyes por respeto y admiración.
- Regulación de carácter legal: Cuando integrantes de una sociedad cumplen las leyes por temor a una sanción o castigo.
- Regulación de carácter cultural: Cuando integrantes de una sociedad cumplen las leyes por costumbre o temor al repudio social.
Podemos inferir que estos tipos de mecanismos de regulación no siempre van juntos y agudizan la diferenciación entre reglas morales, reglas legales y reglas culturales, partiendo de esto podemos obtener dos tipos de sociedades, aquellas donde los mecanismos de regulación actúan en conjunto y entran en cavidad entre sí, y aquellas donde abundan las incongruencias entre los mecanismos de regulación lo cual conlleva a un “divorcio” entre las tres instancias.
Antanas Mockus nos explica esto de la siguiente manera “He llamado “divorcio entre ley, moral y cultura” a la falta de congruencia entre la regulación cultural del comportamiento y sus regulaciones moral y jurídica, falta de congruencia que se expresa como violencia, como delincuencia, como corrupción, como ilegitimidad de las instituciones, como debilitamiento del poder de muchas de las tradiciones culturales y como crisis o debilidad de la moral individual”.
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