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Crónica De Un Mundo Desconocido


Enviado por   •  31 de Mayo de 2015  •  2.461 Palabras (10 Páginas)  •  166 Visitas

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Crónica de un Mundo Desconocido

Jhonatan Sneider Fonseca

Muchas veces desconocemos las facetas de vida que pueden llevar aquellas personas que vemos diario, aquellas que sin saber a fondo de nosotros tienen el deber de cuidarnos, protegernos y ayudarnos cuando lo necesitemos, aquellas personas que muchos desprecian pero que también algunos valoran; así lo afirma Hernán Gómez Hurtado, un hombre humilde y trabajador, al que la vida no le ha sonreído muy bien, pero él nunca se ha dejado ver caído por las adversidades de la suya.

Esta es la historia de un guarda de seguridad, que por medio de este trabajo logra sostener a su familia, la cual integra su esposa y sus dos hijos pequeños; Hernán nos relata los diferentes sucesos de su vida desde su niñez hasta la actualidad, donde nos mostrará cómo ha llegado a ser el hombre que es hasta el día de hoy y por todo lo que ha tenido que pasar para aprender que “la vida solo se vive una vez”.

“Desde muy pequeño la vida me ha dado a entender que no me iba a tocar muy fácil, después de que murió mi mama no hubo nada que me separara de mi abuela, era ella la persona que yo más quería en este mundo, ella quien me ayudo a salir adelante y cuyas palabras hoy recuerdo, estas siempre están presentes en mi diario vivir; luego del pronóstico médico del cardiólogo no me quedaba mucha esperanza, tenía tan solo 8 años cuando murió mi abuela a causa de una enfermedad del corazón que era lo único que me quedaba, no tuve otra alternativa que irme a vivir con mi padre, un señor que hasta esa edad apenas lo había visto, por mucho tres veces, mi padre nunca se había preocupado por mí, además que había dejado a mi mamá, sola, embarazada y sin ayuda, un hombre que aún recuerdo como una persona que no mostró nunca afecto por mí, que aunque yo vivía en su casa no me tuvo en cuenta ni siquiera para hacerme saber que yo era su hijo, con esto me refiero a que nunca supe lo que era tener un padre; aburrido de esta situación y de los maltratos de mi padre, decidí un 25 de octubre de 1993 irme de la casa y tomar un camino sin rumbo que me llevaría al final de un arcoíris, pero el arcoíris de la perdición”

Hasta aquí Hernán no ha contado cómo fueron de fuertes los años de su infancia hasta su adolescencia, él voluntariamente ha querido rememorar su vida para compartirla con nosotros.

“Pase tres años en la calle, pasando toda clase de necesidad, hambre, sed, frio, etc.; viviendo en una ciudad tan grande como lo es Bogotá, pero fue en estos años que aprendí en realmente lo que es el verdadero significado de la vida, mientras en las frías noches de todo el año, iba sin rumbo buscando una respuesta a la siguiente pregunta ¿qué hago yo aquí parado?, esta pregunta surgió de repente una noche fría en la cual no podía dormir bien, estaba acostado en un andén de alguna calle de la ciudad, recuerdo que había probado un poco de marihuana horas antes, de pronto las cosas se tornaron oscuras pienso que era el sol que poco a poco se escondía tras el horizonte , sentía la voz de mi abuela susurrarme al oído la frase que ella siempre me decía “ cuando yo esté en el cielo, quiero sentirme orgullosa de mi nieto”, remembrando esto me hice esa pregunta y trate de buscar la respuesta encontrando a alguien que me pudiera ayudar en ese momento, quería ser el mejor para mi abuela”…

¿Qué hizo Hernán, entonces para salir del mundo en el que estaba entrometido por circunstancias que el destino le propuso años atrás?

“Pedía limosna a la Salida de una Iglesia, un señor alto de traje se me acercó y me preguntó:

-¿Tienes hambre hijo? A lo que respondí:

-Sí señor, hace días que no como algo

-¿Dónde están tus padres?

-No tengo…

Este hombre me dio su mano y me llevo a una panadería cerca de allí, tendría yo unos trece años entonces”

Don juan, es el nombre de este humilde hombre que vio en los ojos de Hernán la tristeza que refleja el alma después de estar marcada con las huellas de un pasado no muy bien escrito.

“Ese mismo día Don Juan, complacido por la amena conversación que tuvimos y al yo contarle todo lo que la vida me había hecho sufrir, me invito a su casa; ahí mismo me pregunte ¿Qué clase de señor es este?, mil cosas pasaron por mi cabeza pues no se me hacía normal tan repentina invitación, de todos modos él me comento que solo quería ayudarme.

¿Ayudarme? ¿Por qué razón? de todos modos no lo cuestione, por el modo en que iban dirigidas sus palabras, con tanta honestidad; en nuestra conversación me explicaba que a él tampoco le había ido muy bien en el comienzo de su vida pero que nunca se rindió, a él se le murió la esposa cuando apenas llevaban 5 meses de casados, no tuvieron hijos, Don José siempre quiso uno, este era argumento que tome en cuenta para responderme por qué quería ayudarme sin siquiera conocerme. Estando en su casa, me dio ropa y algo más de comida, luego me dejo darme un baño, como nunca lo había hecho”.

Hernán había encontrado el milagro que le salvo la vida, la vida que desde esta parte de la historia ya cambiaba la cara de la moneda, este milagro que precedía por medio de este ángel que lo acogió como el padre que nunca tuvo, al menos así lo asegura Hernán.

“Viví con Juan hasta cursar grado noveno, ya era tiempo de ayudar a juan con los gastos que él corría, entonces decidí comenzar a trabajar, conseguí contrato en un empresa de Seguridad y vigilancia, en la cual me capacite y me han brindado mucho apoyo; debo aceptar que ser guardia de seguridad no es tarea fácil pero realmente me ha gustado mucho esta profesión que tal vez para mucho sea un trabajo de baja calidad, pero no opino igual. Había trabajado ya un año y medio, le mandaba algo de dinero a Juan por todo lo que hizo por mí era lo menos que podía hacer por él, luego de haber vivido 6 años con él y todo el cariño que él me había brindado, y pensar que fue capaz de recogerme de la calle y hacerme su hijo adoptivo.

Conocí a Valentina trabajando en el norte de Bogotá, en un edificio como guarda de seguridad, entonces tendría yo unos 21 años de edad; ella llego un 26 de octubre a este edificio, recuerdo que llovía esa noche y la vi bajar de su automóvil, un auto muy lujoso, “ella bajo del cielo”, su familia acababa de llegar a Colombia, ella en cambio llevaba ya 3 años viviendo en Bogotá con su tía, su

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