Cómo Construir Empresas En Contextos De Inestabilidad

Por resiliencia, podemos entender a aquella capacidad que posee una organización de sobreponerse a contratiempos o incluso resultar fortalecido por ellos. El concepto de resiliencia se corresponde con el de entereza o integridad.

Una organización resiliente, debe ser colectiva y a la vez flexible, capaz de dar respuesta a dos imperativos, tal vez contradictorios:

• La gestión de rendimiento y el crecimiento, los cuáles requieren de coherencia y eficiencia y de la capacidad de discriminar lo útil de lo inútil y la optimización de los resultados en el corto plazo.

• La gestión de la adaptación, que obliga a la previsión, la innovación, la experimentación y la improvisación, con un ojo puesto en las metas de largo plazo.

Por lo general, a la mayoría de las organizaciones les toca gestionar el día a día y por lo tanto le prestan mayor atención a la primera premisa y casi nada a la otra. No obstante, las organizaciones incipientes suelen destacarse por la intensa capacidad improvisación e innovación, pero suelen caer en los abismos de la eficiencia y la rentabilidad.

Aunado a estas premisas, está el instinto de los gerentes modernos y la capacidad de superar obstáculos; en Latinoamérica por ejemplo, los fuertes cambios internos y externos, han llevado a que las organizaciones dejen a un lado la forma habitual de ver las cosas dentro de su propio seno, exigiendo cada vez más que las estrategias y herramientas correspondan a dichos cambios, a tal punto de anticiparse al futuro con una actitud proactiva y de superación ante las transformaciones que se imponen en un mundo cada día más globalizado, demostrando que sí es posible desenvolverse en medio de contextos inestables, como el actual.

A pesar de la inestabilidad, las organizaciones han buscado la manera de reunir un conjunto de diferentes habilidades, que las motiva a que enfrentar y moverse ágilmente en aguas turbulentas, donde el único resultado deseado es lograr un equilibrio dinámico sobre el cual se despliega el accionar de la organización misma, dado el carácter complejo y a la vez dinámico del proceso.

Así pues, la resiliencia como proceso dinámico, tiene la característica peculiar de obtener como resultado, la adaptación positiva de una empresa en contextos de gran adversidad. Se puede mencionar además, que la resiliencia distingue dos componentes: la resistencia frente a la destrucción, es decir, la capacidad de proteger la propia integridad, bajo presión y, por otra parte, más allá de la resistencia, la capacidad de forjar un comportamiento vital positivo pese a las circunstancias difíciles.

Un punto álgido de una empresa resiliente, es que no sólo se trata de la superación de las adversidades sino de tener la capacidad de ser transformadas por ellas.

La forma de cómo los gerentes latinoamericanos hacen frente a la inestabilidad, está caracterizada por sus habilidades gerenciales y talento para anticipar el futuro en tiempos de gran agitación, donde están claros de que, en el futuro están sus mejores posibilidades y apuestan por ello. Buscan la forma de discernir la dimensión exacta del futuro explorando y obteniendo datos significativos, sobre su probable entorno y dirección.

Actualmente, vivimos en una época en que las reglas fundamentales, las formas tradicionales de hacer las cosas han sido dramáticamente alteradas, es decir, lo que era correcto y apropiado anteriormente, ahora en muchos casos es erróneo e inconveniente; es mejor; aprovechar la intuición, anticipación y prevención de problemas potenciales como una identificación de oportunidades, a través de una buena exploración estratégica.

Por lo anteriormente expuesto, Schneider (2006), propone a las organizaciones algunos postulados básicos pero

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