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Derecho A Elegir Contra Derecho A La Vida


Enviado por   •  29 de Abril de 2014  •  2.167 Palabras (9 Páginas)  •  231 Visitas

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LIBERTAD DE DECIDIR

El poder elegir o decidir pareciera ser la manifestación más clara de la libertad; nada pareciera darnos más libertad que sentir tener el destino en nuestras manos, por lo menos en cuanto a lo que nosotros mismos se refiere.

Pero la libertad, la elección, la decisión, también son un modo de condena: condena a lo incierto, a esa incertidumbre de no saber si estamos o no en lo correcto; condena a ser conscientes de lo desolado que puede ser el futuro (aunque no por ello desolador).

Por supuesto que las elecciones y decisiones no son irreversibles, inmodificables; siempre queda la posibilidad de un nuevo comienzo; pero allí nuevamente debe haber una elección, una decisión.

No pretendo inquirir en los límites o los alcances de la libertad, la elección o la decisión; hoy me conformo incluso con ser engañado con esto, con que el más ínfimo de los instantes me haya pertenecido; porque a veces sólo basta un instante para que nuestras vidas se definan.

No es nada fácil precisar cuál es una elección o decisión determinante, porque para ello deberíamos poder precisar todas y cada una de las consecuencias, idea que me resulta un tanto inconcebible. Incluso me resulta un tanto inconcebible poder determinar consecuencias retrospectivamente: ¿dónde fijar el fin de una consecuencia, incluso en situaciones extremas o desgraciadas?

Nuestra convicción debe guiarnos, pero debemos estar atentos a que en este afán de guiar no nos haga perder.

La libertad de conciencia, un argumento de la tradición católica que apunta que la conciencia es el reducto más interno, donde está Dios. Por tanto, si una mujer, teniendo en cuenta esa libertad de conciencia, decide abortar ¿quién es nadie para juzgarla? Católica o no, debe ser libre para decidir. Nadie puede violar esa conciencia.

No se trata del aborto como mecanismo de control natal, se trata de tener una opción de vida. Se trata de educar a nuestras mujeres y hombres sexualmente en las escuelas, bajo el conocimiento de anticonceptivos, de mecanismos de prevención del embarazo, de toma de conciencia de lo que significa asumir la sexualidad y un embarazo. Basta del tabú sexual en las escuelas, tenemos adolescentes que tienen relaciones sexuales con un amplio grado de desconocimiento de su cuerpo y de su personalidad y que necesitan que este conocimiento llegue, para vivir una sexualidad plena. Basta de taparnos los ojos con las víctimas de violencia con embarazos no deseados. Presentemos opciones legales, creemos conciencia responsable de ellas, para que nuestras mujeres tengan la posibilidad de escoger responsablemente y brindar vida de buena manera si lo quieren hacer, pero que también sepan que si no pueden, quieren o no es el momento: no sea un crimen, no sea un delito.

El aborto se define como la interrupción del embarazo por causas naturales o deliberadamente provocadas.

El conflicto de derechos e intereses que surgen del debate entre el derecho a la vida y el derecho de la mujer a decidir sobre su propio cuerpo, está presente en la legislación nacional de los estados latinoamericanos, pero también en la legislación internacional que el continente ha hecho suya. Por ejemplo, la Convención Americana sobre Derechos Humanos protege el derecho a la vida a partir del momento de la concepción y; convenios como la CEDAW incluyen obligaciones para que los Estados parte, garanticen de forma efectiva el respeto a los derechos reproductivos de las mujeres. Este conflicto ha provocado que en muchos casos las cortes de justicia nacionales, hayan tenido que decidir en casos concretos, entre garantizar el derecho a la vida del feto o el derecho de la mujer a conservar su propia vida o a elegir abortar cuando se trata de interrumpir el embarazo producto de una violación. Estos casos que se han vuelto emblemáticos son los que impulsan la necesidad de modificar leyes y producir reformas para responder a la realidad que vive la mujer latinoamericana.

Es preciso considerar que en la concepción contemporánea de libertad ésta no solo implica la no interferencia del Estado en las decisiones de la persona, sino también la implementación de medidas positivas que garanticen el goce efectivo de cada libertad. En este caso, es preciso que la libertad también sea asumida en forma responsable frente a la sociedad a la que se pertenece a fin además de evitar conflictos entre derechos y libertades. Es decir un acceso indiscriminado al aborto, también representa costos – el más significativo en vidas – pero también en recursos estatales y en secuelas físicas y emocionales para las mujeres. En mi experiencia como madre de dos, he visto latir el corazón de mis dos hijos desde la sexta semana de gestación, dando señales claras de la existencia de una vida en formación. Más allá, la propia experiencia de un aborto espontáneo, me indica que cualquier forma en que el aborto se produce, sea espontáneo o provocado, es doloroso, tanto o más que un parto y deja una huella física y emocional en la mujer de forma permanente.

Es entonces que surge la pregunta, ¿Porque acudir a una determinación tan drástica como la de interrumpir la vida cuando se tiene la posibilidad de recurrir a métodos preventivos? La alta tasa de fecundidad y maternidad adolescente en Latinoamérica sobre todo en las mujeres de bajos ingresos, devela la problemática. Por un lado, porque profundiza las desigualdades y por otro, porque refleja el escaso acceso que existe a educación sexual; que a su vez garantiza a las mujeres un real goce de los derechos reproductivos.

Un feto no es una persona. ¿Por qué consideran eso un asesinato y no se preocupan del cuidado del ecosistema que hace que fetos y personas mueran. Si tanto defienden la vida, ¿por qué no salen a la calle cuando una mujer es víctima de violencia de género?

Es por eso que cuando hablamos de libertad, existe la necesidad de implementar medidas positivas orientadas a prevenir los embarazos no planificados o no deseados. Además el acceso de los métodos anticonceptivos y preventivos, deben estar abiertos y al alcance de toda mujer independientemente de su nivel educativo y su poder adquisitivo. Y aún más importante, debe existir acceso y divulgación de investigaciones científicas que revelen realmente como es que los métodos abortivos actúan en el feto y en la mujer misma.

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