Derecho Natural

Cuando se inicia el estudio del Derecho resulta curioso observar que uno de los primero obstáculos que el estudiante esta obligado a superar es precisamente a diferenciar entre las dos grandes posturas filosóficas del Derecho, la del Derecho Natural o Iusnaturalismo frente a la del Derecho Positivo o Iuspositivismo. Sin embargo lo interesante resulta cuando, superada la reflexión entre dichas corrientes surge inmediatamente y casi por default un cosquilleo intenso por tomar partido de alguna de ellas para contribuir así en la infinita batalla a muerte que se han propuesto dichas teorías para desvirtuar a su contraria y es que no es para menos cuando los principios rectores entre ellas son exactamente contrarios.

Dicho lo anterior este trabajo busca generar una postura crítica pero sobre todo reflexiva en lector mediante un análisis de los principios fundamentales que rigen la teoría del Derecho Natural cuestionando si realmente son estos innatos a los hombres mediante los principios establecidos por la teoría del conocimiento, esperando así eliminar los dogmas que buscan en ocasiones imponer los catedráticos a los alumnos en las aulas de Derecho.

1.1. Precedentes.

Bien podría decirse que las primeras ideas entrono al derecho natural surgen con las primeras reflexiones filosóficas hechas por Aristóteles en la ciudad antigua pues, como nos enseña, la concepción que se tenía en aquel entonces en base al hombre era que simplemente este importaba en tanto fuera parte de una asociación junto con otros hombres para buscar la mejor vida moral posible, lo que daba como resultado que la presencia del hombre solamente importara en tanto fuera parte de la sociedad pero sobretodo que contribuyera con esta, así las únicas relaciones sociales se podían dar entre los miembros integrantes de la polis dejando fuera de esto a la comunidad universal.

Es con la llegada del imperio Macedónico cuando comienza a divulgarse y hacerse presente la concepción individualista del hombre, en donde este, aparte de ser un miembro integrante de la sociedad del imperio funge también como parte integrante de una comunidad universal toda vez que surge la idea de que entre los hombres existe una naturaleza común.

Esta idea llega a raíz de la escuela de los estoicos, última de las cuatro grandes escuelas filosóficas atenienses. Lo que el estoicismo trajo consigo fue una idea de unificación y concordia generada por la existencia de un estado ideal donde los hombres vivirían como un rebaño sin familia, sin propiedades y sin necesidad de dinero y tribunales, así pues procurando crear una convicción religiosa de la unidad y perfección de la naturaleza o de un verdadero orden moral mediante una ley natural. Vivir con arreglo a la naturaleza significaba para ellos la resignación a la voluntad de un Dios. Así pues, entre la naturaleza humana y la naturaleza en general hay una adecuación moral fundamental.

La concepción de concordia y en si la esencia de la enseñanza estoica tuvieron una íntima relación con las doctrinas monárquicas del imperio de Alejandro de Macedonia y toda vez que este cubría ya la mayor parte del mundo Mediterráneo generó que dichas ideas se impregnaran en el pensamiento político de toda la extensión del territorio, generando ya la idea de una comunidad con una naturaleza común.

Posteriormente en los comienzos de la jurisprudencia romana se introdujo el Derecho Natural en el aparato filosófico del Derecho Romano. Ya pues Cicerón decía que la recta razón congruente con la naturaleza es constante y eterna y no puede alterarse por el hombre toda vez que Dios es el autor, interprete y juez de esa ley lo que conlleva a que quien la desobedezca huye de sí mismo y de su naturaleza de hombre.

Con la llegada del Cristianismo la religión iba logrando una posición cada

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