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“Derecho Público y sistema de fuentes”


Enviado por   •  25 de Enero de 2020  •  Apuntes  •  31.914 Palabras (128 Páginas)  •  121 Visitas

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DERECHO ROMANO.

TEMA 1:

Bloque temático I: “Derecho Público y sistema de fuentes”.

 

“Introducción general: Cronología general tradicional de la historia de Roma. Períodos de la historia del “Derecho Romano”.

 Tabla cronológica relativa a la “Cronología general tradicional de la historia de Roma. Períodos de la historia del “Derecho Romano”.

Apreciación importante: La data lo es antes de J.C., y como el hito fundamental en la data lo es el nacimiento de Cristo, en las fechas anteriores al nacimiento de Jesucristo, se data con años – o siglos – que van disminuyendo hasta llegar a esa fecha y, en las fechas posteriores al nacimiento de Cristo, se data con años – o siglos – que van aumentando a partir de esa fecha[1], no existiendo – históricamente hablando – el año 0.


     Existen noticias comprobadas acerca de asentamientos poblacionales de lengua indoeuropea[2] de gran antigüedad situados en la zona central de la península itálica, llamada “Latium”. La tradición se refiere a tres grupos étnicos: los latinos, los sabinos y los etruscos, los cuales protagonizan la historia de la primitiva comunidad romana[3],

sentido totalmente diverso a la fiesta del natalicio de Jesús, aseverando que el verdadero astro sería Cristo y no el sol, y así San Agustín afirmaba que “Él es el nuevo Sol”, San Cipriano decía “El es el verdadero Sol” y San Juan que “la Palabra era la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo”.

     Cabe significar que esta fecha del nacimiento de Jesús no pretende ser exacta desde el punto de vista histórico, toda vez que la imprecisión histórica existente en su fijación, no cambia, en modo alguno, la realidad histórica del nacimiento de Jesucristo, siendo lo más importante para los cristianos el nacimiento de Aquél Sol que viene de lo alto para iluminar y salvar a todo hombre en el mundo. Los cristianos vendrían, así, a confirmar su fe y hacer de tal fecha algo tierno y amoroso, como si se tratara de la adopción de un niño que, viniendo a una nueva familia, del cual puede no saberse la fecha de su nacimiento, pero ello no resulta óbice para que se celebre su llegada a la familia con alegría.

     En cuanto al cálculo del nacimiento de Jesús se refiere, ha de advertirse que, habiendo venido Cristo al mundo durante el Imperio romano, los cristianos hacían uso de los calendarios de su época, los cuales se referían a los acontecimientos más importantes de la misma. “Dionisio el Exiguo”, monje y astrónomo de Scythia y uno de los hombres más sabios de su época sería quien, por vez primera y tras arduos estudios, fijara el nacimiento de Cristo en el año 753 de la fundación de Roma. Él también sería quien, por vez primera en la historia, tuviera la idea de efectuar un sistema de cómputo de años tomando como fecha de inicio de la historia el del nacimiento de Jesucristo, constituyendo este año el primero de la era cristiana. Este nuevo calendario cobraría paulatinamente importancia, primero, entre los cristianos y, posteriormente, en el mundo secular, hasta el punto de ser adoptado universalmente, si bien cabe señalar que en algunas regiones del mundo, se utilizan otros calendarios. Jesucristo nacería en el año 1 de la era cristiana, no existiendo el año 0, históricamente hablando. De aquí, que nosotros vivamos en el año 2.017 de la era cristiana. Estudios posteriores vinieron supuestamente a demostrar que Jesús habría nacido varios años antes de lo calculado por el monje Dionisio, exactamente el 749 de la fundación de Roma porque lo cierto es que la fecha de nacimiento de Jesucristo no resulta conocida con exactitud

la cual se asienta sobre una economía agrícola y ganadera y constituye uno de los múltiples estados – ciudad de la antigüedad. Según Juan Miquel, lo que se produciría sería un proceso de integración o un proceso integrador de las distintas aldeas que se encuentran en torno a las colinas del río Tiber[4], proceso que da lugar a la conformación de uno de los múltiples estados–ciudad de la antigüedad. Hay que destacar que, en su conjunto, la península itálica constituye un inmenso mosaico de pueblos indoeuropeos y mediterráneos. Roma se configuraría como una ciudad–estado, con un reducido territorio estatal de unos 150 kilómetros cuadrados y unos 12.000 habitantes, todo ello rodeado por una muralla.

 

     Con el paso de los siglos, Roma pasaría de ser una ciudad–estado o un estado– ciudad, a ser un Estado con un gran territorio fuera de sus murallas el cual, a costa de alianzas o, directamente, anexiones de comunidades vecinas, se expansionaría por todo el centro y, posteriormente, por toda la península itálica.

 

     La extensión de Roma fuera de Italia se producirá con las guerras púnicas de Roma y Cartago. Finalmente, Roma se expansionaría hasta los confines del orbe conocido entonces.

 

     Cabe destacar, en este punto, algo de extraordinaria importancia y es que el poder romano debe observarse desde el punto de vista, no sólo de dominador de pueblos, sino también de civilizador y transmisor de la propia cultura, así como de la cultura helénica.

 


Años 754 o 753 a.C. Fecha tradicional, si bien legendaria, de la fundación de Roma:

 

     Históricamente, se produciría un aumento en el intercambio de bienes y una diferenciación social; intercambios y diferenciaciones que, necesariamente,

provocarían un aumento en la conflictividad social.

 

 

     Explicación sobre el pueblo etrusco ó explicación sobre la entrada de Italia en la Protohistoria:

 

     La entrada de Italia en la Protohistoria se produciría a mediados del siglo VIII a.C., y ello por medio de los siguientes tres acontecimientos: 1º. La colonización griega; 2º.

La ascensión del poder etrusco; y 3º. La “formación” de la ciudad de Roma.

 

     1º. La colonización griega: A partir del 750 a.C., Grecia – o los griegos – funda, en la costa meridional de Italia y en varias oleadas, una porción de colonias (réplica exacta de las ciudades griegas), cuya finalidad es comercial y su asentamiento pacífico, con los beneficios inherentes a la extensión de la civilización y de la cultura griegas del momento.

 

 

     2º. La ascensión del poder etrusco, el misterioso pueblo etrusco o la etnia etrusca, cuyo origen es un enigma. A este respecto y si bien no exista acuerdo sobre su origen o procedencia, la tesis dominante – así como más fundada – es la que advierte sobre su posible origen o procedencia orientales, debido, de una parte, a sus rasgos como pueblo, y, de otra, a una cuestión meramente arqueológica[5]. Sea como fuere, la etnia etrusca actúa como transmisora de la cultura helénica[6].

     Los etruscos alcanzarían un extraordinario desarrollo cultural, artístico y económico, siendo éste último debido a la existencia de inmensos depósitos de escorias de hierro, con una actividad incesante de sus fundiciones metalúrgicas[7], lo que daría lugar a una gran potencia militar que, junto con sus ansias de poder, hace que parezca que eran los naturalmente llamados a la dominación de Italia, lo cual efectivamente realizan, alcanzando su poderío su máximo esplendor en el siglo VI a.C. para, luego, también misteriosamente, desaparecer.

     3º. La “formación” de Roma, ya que – tal y como anteriormente se ha advertido – la integración de las diversas aldeas que se asientan en las colinas dará como fruto la formación de la susodicha ciudad–estado o del estado–ciudad de Roma, la cual constituirá, en esa época, una pequeña comunidad, que, junto con otras veintinueve comunidades más, formará parte de una “confederación de treinta tribus o pueblos latinos”.

 

 

     En esta etapa iniciaría o inicial de la historia de Roma, ésta constituye – tal y como se ha puesto de manifiesto con anterioridad – una pequeña comunidad agrícola– ganadera, denominada urbs, la cual evolucionaría progresivamente hacia la fórmula de la civitas romana, conforme al modelo de la polis griega. Resulta opinión doctrinal mayoritaria que la formación de la ciudad de Roma, allá por el año 754 o 753 a.C., se producirá como consecuencia de la agrupación de diversas familias o gentes[8], pertenecientes a diversos grupos étnicos (indoeuropeos y mediterráneos), y no como un mero producto de la división de un grupo de entidad superior como una horda o una tribu.

 

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