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Discurso Del Niño Ennla Cumbre De Gobernantes


Enviado por   •  6 de Octubre de 2013  •  1.615 Palabras (7 Páginas)  •  326 Visitas

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Señores y Señoras Gobernantes del Mundo

Niños y niñas del mundo uníos

Padres y madres del mundo

Con mucho respeto me dirijo a ustedes, haciéndoles llegar el saludo de todos los niños y niñas del mundo que por vez primera nos juntamos, sin distingo de ninguna naturaleza, para que mi voz fuese la voz de todos y todas quienes aún no hemos llegado a la adolescencia. Pero también queremos que ustedes, que son los que gobiernan el mundo y deciden su destino, nos escuchen, reflexionen sobre nuestras palabras, analicen nuestras esperanzas, se nos tome en consideración como el sector más inocente, y que si miente sólo lo hace por una picardía innata para la piedad, a la hora de determinar el rumbo de la historia humana (muchísimos aplausos dentro y fuera del parque infantil "La luz del futuro”).

Mis compañeros y compañeras de infancia me preguntaron, al momento en que estábamos decidiendo quién nos iba a representar y sería nuestra voz ante ustedes, si yo era capaz de aprenderme de memoria unas pocas cuartillas escritas para leerlas aquí. A mí lo único que se me ocurrió decir, es que en la escuela escuché una vez que un maestro decía hay que “inventar o errar” (muchos aplausos). Y como, por ser niño, pensé que era preferible tenerle menos miedo a errar que a inventar (aplausos), entonces me decidí por decirle a mis compañeros y compañeras: “Inventemos usando nuestra imaginación infantil que si erramos, con nuestra infantil imaginación rectificaremos para volver a inventar y errar menos” (prolongados aplausos).

Nosotros no quisimos que Jaimito fuese nuestro vocero ante ustedes, porque muchos adultos lo han formado en el lenguaje de muchas groserías (risas). Nosotros no queremos groserías, queremos verdades de niños y de niñas, que nos parecen las menos irrefutables por los adultos y las adultas que gobiernan el mundo sin nuestro consentimiento (aplausos).

No tengo idea de cuántos adultos y adultas hayan leído al Premio Nobel de Literatura de 1921, Anatole France. Este dice: “Los niños imaginan con facilidad las cosas que desean y no tienen. Cuando en su madurez conservan esa facultad maravillosa se dice de ellos que son locos o poetas”. Nosotros somos aún niños o niñas y por eso quisiéramos que ustedes, adultos y adultas, pensaran en este momento como si fueran niños y niñas que quieren que los adultos y adultas les entiendan y les tomen en cuenta su visión del mundo que no quieren siga siendo vuestra realidad, y también del que quieren sea una realidad de lo que hasta hace poco les resultaba una utopía (muchísimos aplausos). Nos imaginamos un mundo feliz que no tenemos, pero es lo que deseamos siendo unos niños y otras niñas. Quisiéramos alcanzar la madurez sin que nadie tenga un motivo para que unos sean locos e ignorantes y otros sean cuerdos y cultos, y así tengan que enfrentarse y matarse los unos con los otros porque los otros no se entienden con los unos por intereses económicos distintos (prolongados aplausos).

Cuando nosotros, los niños y niñas del mundo, nos juntamos para resolver de las cosas que debíamos plantear a ustedes, adultos y adultas que gobiernan el mundo, nadie notó algún gesto de desprecio, algún acto de egoísmo; a todos y todas nos guiaba el mismo sentimiento de la solidaridad y de la ternura, nadie percibió esas diferencias que los pocos adultos y pocas adultas más ricos y ricas del planeta nos inculcan para que nos veamos diferentes, nos tratemos con odio los unos con los otros, para que nuestros padres y madres pierdan condición humana de sentirse también con derecho de dar amor al prójimo, para que unos pocos niños y niñas sean ricos y privilegiados y muchos niños y niñas sean pobres y débiles (aplausos).

A nosotros un día nos dijo un maestro que hubo una vez un señor llamado Roberto Owen, no sé si alguno de ustedes ha tenido conocimiento de su pensamiento y su obra, que era un hombre muy desprendido, que amaba mucho a los niños y las niñas y también a los hombres y mujeres humildes y pobres. Que él quiso crear una ciudad ideal donde nadie viviera la miseria, donde nadie padeciera dolor por necesidades materiales, donde todos y todas tuvieran las mismas oportunidades, y que toda su riqueza la invirtió en tratar de hacer de su ideal una realidad. Nos gustó mucho eso que nos dijo el maestro, que los niños y las niñas se sentían tan felices en las guarderías o en las escuelas que no querían regresar a sus casas, porque ya se habían acostumbrado a quererse los unos con los otros como a sí mismos. Ese es el mundo que queremos, que necesitamos, que ustedes están en el deber de construir para

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