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Divergencia entre saber, creer y conocer


Enviado por   •  3 de Mayo de 2018  •  Ensayos  •  1.706 Palabras (7 Páginas)  •  330 Visitas

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Divergencia entre saber, creer y conocer.

Flores Gonzalez Rodrigo

Faculta de Contaduría y Administración, UNAM


Comenzare explicando los tres conceptos en los que se basa Luis Villoro para escribir su obra Creer, saber, conocer. Pues como es expresado por el autor, estos conceptos nos refieren al grado de cercanía que se tiene con la raíz o punto inicial, de lo que se gusta argumentar al expresar las ideas y/o percepciones.

Antes de iniciar con el concepto de creencia citaré un extracto que nos relata cómo se relaciona idea de una creencia como la presenta Villoro con la definición de actitud dada por W. Allport. Gordon W. Allport (1935, p. 810) suministrará una definición más precisa que, aún hoy; puede considerarse válida. El concepto de actitud sirve para explicar la conciencia entre muchos comportamientos distintos de un sujeto ante circunstancias cambiantes. Si existe un síndrome de respuestas consistentes, referidas a un objeto o situación, podemos concluir la existencia de un estado previo en el sujeto, no observable directamente, que da razón de esa consistencia en las respuestas. “Una actitud es un estado mental o neuronal de disposición (readiness), organizado mediante la experiencia, que ejerce una influencia directiva o dinámica sobre la respuesta del individuo a todos los objetos o situaciones con las que esté relacionado.”
Al ser la respuesta “dirigida”, tiene una dirección favorable o desfavorable había el objeto, esta definición permite distinguir la actitud, de las disposiciones instintivas y de los rasgos caracterológicos, por una parte, puesto que se reduce a disposiciones adquiridas por la experiencia, y de los sentimientos, por la otra, puesto que presenta una dirección positiva o negativa frente al objeto; podría aplicarse, en cambio, a las creencias. Tanto valoraciones y afectos como intenciones y creencias quedarían, en rigor, incluidos en este concepto de actitud.
(Luis Villoro, 1982: 44)

Tomando como punto de partida, la relación que se expone, en la cita anterior, entre actitud y creencia conceptualizaremos lo que es el creer o la creencia separando esta de la actitud.

En primera instancia, “creer” nos indica que la argumentación que se da a lo que queremos explicar emerge absolutamente de suposiciones, dicho de otra forma, meras hipótesis.

Esto lo podemos ejemplificar con: un semáforo apagado, los automovilistas al verlo sin rasgo de alguna luz creerán que: “no sirve por falta de mantenimiento” “hubo un apagón en la zona” “existe una falla el circuito del semáforo”. De este modo se diversifican las creencias en cuanto a un solo objeto, y estas son meras suposiciones porque no saben la raíz exacta del problema. Dicho de otro modo; La creencia es la disposición de un sujeto considerada en cuanto tiene relación con la realidad tal como se le presenta a ese sujeto, o lo que es lo mismo, en cuanto tiene relación con la verdad. (Luis Villoro, 1982: 60)

A continuación, el “saber” va más relacionado a un aspecto teórico, ya que se puede conocer la existencia del objeto o hecho, sin embargo, no se tiene la experiencia de haberlo percibido o experimentado.

La anterior conceptualización se definió con base al siguiente párrafo Para creer en algo es necesario que de algún modo lo hayamos aprehendido el objeto o situación objetiva creídos. La aprehensión puede ser un proceso de percepción, de imaginación o de memoria: en ese caso, el objeto se presentará en imágenes perceptuales, fantaseadas o mnémicas; puede ser también la simple comprensión del significado de una oración: lo representado será el objeto proporcional en cuanto comprendido.  (Luis Villoro, 1982: 63)

Ejemplo del “saber” es el caso de: la extinción de los dinosaurios.

Por último, el “conocer” tiene presencia a través de las experiencias variadas del sujeto con los objetos y/o hechos, así el sujeto a través de sus experiencias puede hacer inferencias.

Percepciones de la vida después de la muerte

Expuestas y ejemplificadas anteriormente las diferencias entre creer, saber y conocer, abordare el tema de la existencia y percepción de la vida después de la muerte por las personas que sigue ciertas religiones.

La muerte es algo de lo que nadie puede pasar desapercibido, la muerte sigue a la vida con tanta seguridad como la noche sigue al día o la vejez a la juventud. Las personas se preparan para no sufrir cuando les llegue el invierno; se preparan para no tener que sufrir en la vejez. ¡Pero pocos se preparan para la certeza aún mayor, la muerte!

A casi nadie le gusta hablar de la muerte; duele demasiado. Sin embargo, tarde o temprano, todos tenemos que enfrentarnos a ella.

No hay nada que pueda prepararnos para la muerte, de un padre, un esposo o un hijo. Esta llega de golpe o sigilosamente. Pero en todos los casos, el dolor que produce es inevitable.

La experiencia de la muerte en una persona cercana puede ser, sin duda, un detonante que en algunos cosos nos lleve a replantearnos nuestra propia vida.

El modo de ver la muerte cambia según la edad, las circunstancias y la formación de quién la experimenta más de cerca.

Las personas, según la aprehensión a la que lleguemos Reconocemos la existencia de seres superiores, o en todo caso de un estado superior del ser, creemos en los oráculos, en los presagios, en las interpretaciones de los sueños y en la reencarnación. (Frédérique Hatie, 2006: 80)

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