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Diversidad


Enviado por   •  31 de Mayo de 2015  •  2.067 Palabras (9 Páginas)  •  212 Visitas

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A diario convivimos con una realidad social que va cambiando todo el tiempo, ya que se ha vuelto más pluralista en cuanto a los valores y demandas que afectan a cada persona de manera distinta.

En las instituciones escolares no es diferente la percepción, en donde la educación es un referente formativo que lejos de formar a los sujetos de manera igualitaria tiende a la diferenciación, la que se hace más evidente a causa de la diversidad entre los sujetos específicamente entre los estudiantes tanto por clases sociales, capitales culturales o simplemente por presentar capacidades distintas (discapacidades, ritmos de aprendizaje, motivaciones, etc.) diferenciándose de lo que la sociedad va definido como la “normalidad”.

La realidad de nuestras instituciones radica en que el sistema exige que estas instituciones sean capaces de educar tanto en valores para el diario vivir, tolerando al otro, accediendo a la igualdad de oportunidades, respetando la convivencia y las diferencias tanto individuales como sociales que se presenten en este entorno. Sin embargo la escuela como tal se encasilla en una sociedad caracterizada por la competitividad, el poder y el individualismo presente en el sistema educativo, el cual provoca que constantemente estemos buscando mejores oportunidades y logrando un estándar que se ha impuesto a lo largo de los tiempos.

Este sistema educativo nunca fue ni ha sido pensado para favorecer la diversidad de las personas, ya que la realidad actual de los estudiantes es la invisibilización por parte de estas instituciones. A pesar de todas las concepciones que se tiene de las escuelas, se destaca que la diversidad se ha ido instaurando de manera silenciosa y que con el paso del tiempo ha ido tomando un papel relevante a la hora de enseñar.

Para realizar los objetivos que le permitirán a los estudiantes ser un sujeto integral un solo ser en el sistema educativo se debe modificar las antiguas estrategias y principios que dominan la educación, para dar paso a los nuevos planteamientos de igualdad y respeto, como dice Skliar “no estamos haciendo ninguna referencia a la distinción entre “nosotros” y “ellos”, ni estamos infiriendo ninguna relación o condición de aceptabilidad acerca de lo otro y de los otros” (Skliar, C. 2004. Pág. 7), más bien debemos romper las inmóviles inercias que la institución educativa presenta. En la actualidad los estudiantes son quienes deben “adaptarse” a este contexto, pudiendo ser las escuelas quienes posibiliten el proceso de rescatar y potenciar las diferentes necesidades que se requieren, haciendo que esta realidad este basada en el día a día y no en la simple selección de quienes son capaces de “acomodarse”, basándose en el respeto y la atención a la diversidad de todos sus estudiantes, sin excepciones, y así poder lograr la verdadera igualdad de oportunidades que tanto buscamos.

Las escuelas como tal y en conjunto con los actores pedagógicos necesitan re-significar y re-construir nuevamente la noción y valoración que le damos a la palabra diversidad, para que la educación sea un proceso más dinámico y activo de los diferentes actores sociales.

La educación dentro de las escuelas se ve influenciada por circunstancias externas al desarrollo pedagógico que ha condicionado el contexto educativo. Sin embargo hay interacciones entre lo que el hombre es (individualismo) y lo que la sociedad espera que sea, en donde el momento educativo se va dando entre los actores que se desarrollan de forma particular y concreta. Cada individuo dependiendo de sus capacidades, características, habilidades e intereses, puedan ser promovidos y fortalecidos en estas instituciones educativas.

Los estudiantes acuden a estas instituciones con el propósito de aprender a trabajar de manera colaborativa, logrando compartir experiencias que enriquezcan a todos los actores educativos y así ser excelentes sin tener la presión ni la necesidad de pasar por sobre los otros. La diversidad o heterogeneidad en las salas de clases es un acto natural y reflejo de lo que es la realidad actual de esta educación que se ve como una piedra (forma estática). A pesar de lo anterior, la diversidad es una realidad con la que debemos convivir dentro y fuera de la escuela, potenciando y promoviendo el respeto mutuo y el conocimiento para que todos seamos considerados por igual.

Respecto a lo anterior surge la idea de que la escuela categoriza a los estudiantes y es aquí donde surge la pregunta de ¿Cómo vemos a los otros? Su respuesta es inmediata, vemos a los otros como agentes “anormales” porque no son “iguales” a los patrones impuestos por la sociedad y es aquí también que debemos considerar a las personas que son categorizadas por presentar condiciones físicas, mentales y pedagógicas diferentes a lo que la escuela espera. Estas categorizaciones solo sirven para dividir y realizar expectativas de lo que se cree que es correcto, ya que con esto solo se fomenta un ciclo que no termina, la educación debe estar dirigida a todos y no a unos pocos, el que se eduque en igualdad de condiciones no significa que todos los estudiantes deben aprender lo mismo si no más bien es tener las mismas oportunidades para acceder al aprendizaje y sean aceptados.

Si contextualizamos a la realidad pedagógica en la que nos encontramos inmersos podemos darnos cuenta que no solo existe la diversidad en cuanto a las escuelas y sus modelos educativos, sino que también debemos considerar a las personas que presentan capacidades diferentes y que según Skliar, “los “diferentes” obedecen a una construcción, una invención, son un reflejo de un largo proceso denominado de “diferencialismo”, esto es, una actitud de separación y de disminución de algunos trazos, de algunas marcas, de algunas identidades en relación a la vasta generalidad de diferencias.”(Bazán, D. & Manosalva, S. 2007)

Lo mencionado anteriormente es una construcción errada que se ha dado a lo largo del tiempo, donde la sociedad y el ser humano en particular, consideran que son los “otros”, en donde esos “otros” que no pertenecen a la misma construcción de sociedad que conocemos hasta el día de hoy. Este concepto de “los otros”, de “los diferentes”, son construidos en base a la normalidad que permite sostener el argumento colonizador y la práctica de la conquista del otro donde nos re- presentamos como si fuéramos “sujetos superiores” a los “sujetos inferiores” .

Esta forma de enfrentarnos a la diversidad en la educación parece “responder a una nueva obsesión de fragmentos de la sociedad por normar, controlar y legislar (ahora) aspectos relacionales, coexistenciales y convivenciales,

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