División de Ciencias Sociales y Humanidades

Universidad Nacional Autónoma de México

Facultad de Ingeniería

División de Ciencias Sociales y Humanidades

Literatura Hispanoamericana Contemporánea

Semestre “2016-2”

Trabajo 2

5/05/16

Grupo:         14

Silva López Fernando

Santiago Anaya Román

1.- Sobre la lectura “Amor propio” ¿Cuántos puntos de vista sobre el problema de Tlatelolco aparecen en el capítulo leído de Gonzalo? Explica cada uno de ellos. 

“-¿Estudiantes? -preguntó el tío Paco,--. Qué estudiantes ni qué narices. ¿Estudiantes les llaman a esos desvergonzados que se pasan el día cometiendo toda clase de fecharías? ¡Qué estudiantes van a ser! Si ésos son estudiantes yo soy el astronauta Gagarin.”

El tío paco de forma sarcástica da a entender que los estudiantes a lo único que van a la universidad es a estudiar, sin derecho a exigir sus derechos como estudiantes ante las injusticias que puedan sufrir.

“Moncho y Nuria salieron temprano de Ciudad Universitaria. Estaban hartos de las asambleas eternas donde cada uno de los que tomaba la palabra después de esperar horas su turno no la usaba, sino que abusaba de ella, como para usufructuar la inversión de tanta paciencia, y desvariaba en prolongados análisis que más tenían que ver con el lucimiento personal que con la situación política del movimiento, o hacía propuestas inoportunas porque nadie recordaba ya el comentario que las había suscitado después de catorce peroratas intermedias. Muy pocos se ajustaban al «bien concretito» que el compañero presidente de debates exigía a los participantes, y había quienes disfrazaban de moción de orden sus desenfrenados impulsos oratorias. Pero qué quieres, así es la democracia.”

La mayoría de los estudiantes tenían un objetivo común que era parar todas las injusticias por parte del gobierno, aunque una cierta minoría lo que reflejaba era su propia justicia, proyectando lo que cada uno quería y no por el bien común de todos los compañeros universitarios, simplemente buscaban sentirse importantes en situaciones de urgencia, solo pensaban en ellos mismos.

“Una tarde apenas comenzada, hacía más de un mes, Nuria le había hablado por teléfono para preguntarle si iría a la manifestación. Moncho le había respondido que él mejor aprovecharía el tiempo de la huelga para ponerse al corriente en filología. Nuria, sin mediatizaciones, sin eufemismos, lo habla tachado de reaccionario de mierda y de clandestino sin darle tiempo para defenderse ni para discutir siquiera.”

Moncho no es que no le importara lo que sucediera con el movimiento, estaba consciente de lo que sucedía, pero el pasaba por momentos difíciles con su familia debido a las críticas que daban acerca del movimiento, por eso es que se mantenía en cierto punto indeciso ya que el entro a la universidad a estudiar.

“¿Por qué, si era estudiante, no participaba de los problemas estudiantiles? Y si eran problemas políticos y no académicos, como decían, escandalizados, tantos padres de familia y muchos profesores impolutos, ¿por qué no participaba en los problemas políticos de los estudiantes? ¿No era el hombre un ser eminentemente Político? ¿No era él, acaso, un hombre?, se preguntaba con solemnidad presocrática. ¿Por qué carajos entonces se pasaba las tardes encerrado en su celda, cual monje medieval, dedicado, en clausura apenas violada por Radio Universidad, al estudio de textos clásicos y lenguas muertas mientras sus compañeros se partían la madre en las calles de la ciudad? Que estuvieran equivocados o no era lo de menos: estaban vivos, estaban en su tiempo. Además, no participar era también una actitud política, pero la más fácil, la más cómoda, la más cobarde. ¿Por qué no iba a las asambleas a discutir sus puntos de vista, a plantear sus desacuerdos, aunque fuera tachado de reaccionario de mierda? Ah, cómo le dolieron los adjetivos de Nuria aquella tarde.”

Cada quien tiene su propia postura y forma de actuar ante las situaciones, Moncho a lo mejor lo veía demasiado conflictivo por lo que no quería participar, era la forma más cómoda la más cobarde como se lo dice Nuria, pero como se mencionó anteriormente estaba a favor del movimiento.

De cierta forma Nuria trata de persuadirlo con sus cuestionamientos de que el hombre debe ser político, que los hombres deben ser así por naturaleza, pero él no encajaba en eso y no por ese simple hecho significara que Moncho no los apoyara.

“El ya lejano 26 de julio, cuando se suspendieron las clases por la manifestación que año con año conmemoraba el asalto al Cuartel Moncada, y que ahora apoyaba al pueblo vietnamita y aprovechaba la fecha para protestar por la intervención policíaca en la Vocacional 6, Moncho lamentó quedarse sin la clase de literatura italiana de Alaíde Foppa. Días después, empeoro, al enterarse de la represión que habían sufrido los manifestantes, se le torció la boca y el entrecejo no pudo contener una expresión reprobatoria. Y más que la represión del día 26, a Moncho le dolió, días más tarde, el bazukazo que destrozó la venerable puerta del antiguo Colegio de San Ildefonso.”

Nos da a entender que Moncho muestra indiferencia hacia la represión, con más preocupación por lo que le sucedió al colegio, se quiere entender que el ataque no era importante ya que él tenía más aprecio por la representación cultural del colegio, eso tiene más valía para él y que para otro compañero que estaba en lucha, hubiera pensado en el bienestar de los atacados, va dependiendo de la visión y que es lo correcto de cada quien.

“Antonio señaló, por arriba de los anteojos, con mirada de mandamiento, que los estudiantes tenían el compromiso social y patriótico de estudiar, toda vez que la sociedad y la patria los becaba para eso, pues la educación superior en México, al ser prácticamente gratuita en la Universidad Nacional, estaba subvencionada por el Estado, es decir por el trabajo de cada uno de los contribuyentes que, corno él, pagaban religiosamente sus impuestos.”

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